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Los trabajadores del metal nunca caminarán solos: Cádiz se vuelca con los huelguistas, un sector clave para la Bahía

Organizaciones vecinales, de consumidores y el Carnaval muestran su solidaridad con las reivindicaciones laborales de un sector que lleva más de una semana de huelga cortando avenidas y carreteras.

Manifestantes con las manos alzadas ante la policía que han intervenido durante los disturbios producidos por los estudiantes que se han manifestado en apoyo al sector del metal a 23 de noviembre 2021 en Cádiz (Andalucía)
Manifestantes con las manos alzadas ante la policía que han intervenido durante los disturbios producidos por los estudiantes que se han manifestado en apoyo al sector del metal a 23 de noviembre 2021 en Cádiz (Andalucía). Nacho Frade / Europa Press

Como las leyendas que acompañan a Liverpool o Celtic, históricos equipos de fútbol de Gran Bretaña —el país donde comenzó la revolución industrial forjada en el hierro y el acero—, los trabajadores del metal de Cádiz no caminan solos. En realidad nunca han caminado solos cuando han tenido que defender sus derechos o sus puestos de trabajo. Las comunidades de las ciudades de la Bahía y del Campo de Gibraltar, que albergan los astilleros, sus talleres, sus fábricas, han apoyado siempre con mayor o menor intensidad las reivindicaciones, aunque las protestas dificulten la movilidad y alteren la tranquilidad de sus vidas cotidianas.

Cientos de personas salieron ayer a la calle en la capital gaditana para manifestarse en solidaridad con los trabajadores del metal, que cumplieron su octavo día de huelga. Los obreros han organizado un paro con el que exigen, básicamente, una mejora salarial acorde con la subida del coste de la vida en un año en el que el IPC se ha disparado por las nubes a raíz de la crisis energética y económica propiciada por la pandemia. El lunes, una multitud ya se había manifestado en Algeciras, el otro gran polo industrial de la provincia. Todo gira ahora en esta esquina del suroeste español en torno a la lucha de los 30.000 trabajadores que mueven la industria auxiliar y tractora de la construcción y reparación de barcos y de la aeronáutica, el segundo sector económico provincial más importante y del que depende más del 16% de su PIB.

En San Fernando, conocida popularmente como La Isla, una localidad de la Bahía de Cádiz de 95.000 habitantes, saben muy bien lo que significa la industria del metal, lo que aporta y lo que se pierde cuando deja de aportar. Antonio Romero, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos Isla de León, recuerda la mayor manifestación de la historia local, la que hace unos quince años congregó en sus calles a 25.000 personas para rechazar el cierre los astilleros de Bazán, ahora de la empresa Navantia, aunque allí todo el mundo los sigue llamando Bazán. La masiva movilización ciudadana ayudó a que no se cerrara la fábrica que daba de comer a cientos de personas, la mayoría isleñas o cañaíllas.

"Nosotros hemos defendido siempre los puestos de trabajo y los derechos que tienen, porque esto afecta a toda la ciudad"

"Bazán tiene un vínculo vital tremendo con la ciudad de San Fernando", señala el presidente de una federación que representa a 38 asociaciones de vecinos. Y ese vínculo es el que –recalca- van a defender siempre desde el movimiento vecinal. "Nosotros hemos defendido siempre los puestos de trabajo, los derechos que tienen, porque esto afecta a toda la ciudad. Y nosotros les apoyamos totalmente, sin fisura alguna", asegura Antonio Romero.

No son sólo los trabajos directos de los astilleros de Navantia, son también las empresas auxiliares que les abastecen y el comercio que suministra a esas empresas, es decir, es todo un engranaje económico que dejaría de dar vueltas si se cerrase la industria, precisa el dirigente vecinal isleño. Y cuando se producen conflictos como el que ahora enfrenta a los sindicatos con la Federación de Empresarios del Metal de la Provincia de Cádiz (FEMCA), que representa a 700 empresas y 22.000 trabajadores, las alarmas se disparan en las ciudades que las acogen, que viven de ellas, entre otras San Fernando.

Los trabajadores del sector del metal se manifiestan por las calles de Cádiz durante la octava jornada de huelga.
Los trabajadores del sector del metal se manifiestan por las calles de Cádiz durante la octava jornada de huelga. Efe

La pena, según Antonio Romero, es que se tenga que llegar a una huelga indefinida para que se escuchen las demandas de los trabajadores. "Parece mentira –se lamenta- que los trabajadores tengamos que salir a la calle así para reclamar nuestros derechos, cuando lo que hay que hacer es cumplir lo que está escrito. No es justo y llueve ya sobre mojado. Ya está bien. Así que esperemos que se arregle lo antes posible, porque, además, la gente tiene que llevar el sustento a su casa. Tienen que sentarse a negociar".

Las necesidades aprietan en una localidad con una tasa municipal de desempleo que en 2020 superó el 35%, según los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. En ese año, el confinamiento decretado a causa de la pandemia empeoró la situación económica de muchos hogares isleños, tal como pudieron comprobar en la Federación de Asociaciones de Vecinos Isla de León, que llegó a triplicar el número de familias atendidas con su programa de atención de emergencia. Su banco de alimentos da de comer ahora cada mes a unas 500 personas. Y cuando todavía colean las secuelas de la grave crisis del coronavirus, de los cierres de muchos negocios, la prolongada conflictividad en la industria del metal llama peligrosamente a la puerta. "Se están juntando muchas necesidades", advierte Romero.

La solidaridad del Carnaval gaditano

El Carnaval es el mayor acontecimiento popular de Cádiz, de la capital y también de otras muchas localidades. Es una manifestación festiva, lúdica y muy satírica, expresiva de las cosas que pasan, de los problemas que afectan a su gente, e igualmente reivindicativa. Las letras de las agrupaciones que suben cada año al escenario del Teatro Falla y las de las ilegales que cantan en la calle sin presentarse a ningún concurso oficial son una especie de termómetro de la temperatura social, de modo que los conflictos de envergadura de la industria metal, los cierres de fábricas, los despidos masivos, han sido muchas veces objeto de su crítica burlesca.

Miguel Villanueva, profesor de Secundaria jubilado, fundó junto con una de las leyendas del Carnaval gaditano, Enrique Villegas, la Asociación de Autores del Carnaval de Cádiz, de la que ahora es presidente. Sin embargo, en este caso no quiere hablar como responsable de esa asociación que representa a 424 autores carnavaleros, porque entiende que no puede hablar por lo que opinan tantas personas, con muy diferentes perspectivas, sino por lo que piensa él, que ya en el año 1978 escribió las letras del coro Los camaleones, agrupación que se hizo muy popular con un cuplé que decía: "Las balas de goma dan mal resultado… pelotas nos sobran a los gaditanos".

"Si los ciudadanos no se movilizaran y no protestaran, nunca se avanzaría ni se conseguiría nada"

Villanueva es también autor de varias publicaciones sobre la historia del Carnaval gaditano y de alguna antología musical sobre esa gran fiesta popular, y hoy, más de 40 años después de aquel coro que se mofaba de los grises que intentaban disolver como fuera las manifestaciones contra los estertores del franquismo, cree que a los trabajadores del metal les asiste la razón, que es lógico que se pongan en huelga y se movilicen para defender sus derechos. "Si los ciudadanos no se movilizaran y no protestaran, nunca se avanzaría ni nunca se conseguiría nada", razona este histórico autor carnavalero.

A juicio de Miguel Villanueva, el Carnaval gaditano oficial, el del concurso en el Teatro Falla, siempre ha sido muy receptivo con todo lo que ha supuesto una afrenta a los derechos de los trabajadores del metal, entre otras razones porque una buena parte de los integrantes de sus agrupaciones está formada por empleados de esa industria o tiene una relación familiar directa con alguien que pertenece a un sector estratégico en la Bahía gaditana. "Históricamente, cada vez que ha habido conflictos, la gente del Carnaval se ha posicionado a favor claramente de los trabajadores, incluso a veces cuando ha habido disturbios", precisa este profesor retirado. Y no sólo han sido las agrupaciones, también el público ha respondido gritando a coro, en más de una ocasión, desde el patio de butacas o desde el gallinero: "Astilleros no se cierra".

Lo normal, piensa Miguel Villanueva, es que un trabajador proteste si va a ganar casi lo mismo que el año anterior cuando el coste de la vida se ha disparado, si sus derechos laborales no se respetan, si las condiciones de su empleo son cada vez más difíciles. "Están en su derecho de defender sus derechos. Los métodos que utilicen ya son más opinables, mientras no se extralimiten, pero hay que tener claro que toda movilización causa molestias", concluye el cofundador de la Asociación de Autores del Carnaval.

Los consumidores comparten, pero piden una solución

En una organización de consumidores y usuarios como la de Facua en Cádiz tienen claro también que las movilizaciones causan molestias, aunque sean por circunstancias excepcionales como es el caso de la huelga del sector del metal por su convenio colectivo. "Las organizaciones como la nuestra también tenemos que entender, respetar y, en la medida de lo posible, compartir esa reivindicación", dice su presidente, David Cifredo.

"La industria naval ha sido el soporte económico, y ahora no podemos quedarnos sólo como un soporte de servicios para el resto del país"

La delegación gaditana de Facua, aun entendiendo que el conflicto se está alargando demasiado y que eso está creando una "situación muy incómoda en la ciudadanía", fundamentalmente por los problemas de movilidad, considera que se deben tener en cuenta las circunstancias que rodean a esta huelga: una situación económica "absolutamente deprimida" que se arrastra desde hace muchos años, con la mayor tasa de paro del país, que está "machacando" el presente y el futuro de buena parte de la provincia. "No es cómodo para nadie, pero, lamentablemente, es la historia de Cádiz", subraya Cifredo, quien recuerda muy bien las protestas en la calle cuando era pequeño, aquellas virulentas manifestaciones contra la reconversión naval que empezó a desarticular el engranaje industrial gaditano.

"Hemos nacido y hemos vivido con esto, porque la industria naval ha sido el soporte económico, forma parte de la vida gaditana. Y ahora no podemos quedarnos sólo como un soporte de servicios para el resto del país; no podemos ser los camareros de España… La reconversión, que fue un parcheo, la llegada de la automoción con Delphi, que luego despareció... Son situaciones que nunca han sido resueltas. Pero la respuesta no puede ser únicamente policial, tienen que ser de empleo e industria para la Bahía. Y el sector servicios debe sumar, pero tampoco puede ser lo único, dada su temporalidad, la precariedad de sus contratos", razona el responsable de esta organización de consumidores de Cádiz.

La Diócesis de Cádiz y Ceuta mostró públicamente su solidaridad con los trabajadores afectados y sus familias

Pese a que la huelga del metal ha cumplido el octavo día, enfilando su segunda semana de paros y cortes de avenidas y carreteras en los accesos a la capital y otras localidades de la provincia, David Cifredo asegura que la ciudadanía sigue teniendo, en su mayoría, una "respuesta de comprensión" a lo que supone y significa el largo conflicto que mantienen miles de trabajadores por su convenio colectivo y la mejora de sus condiciones laborales. No obstante, también hace una llamada urgente para que se resuelva ya el conflicto y se llegue a un acuerdo que ponga fin a las protestas.

Los estudiantes también se sumaron ayer a las protestas de los trabajadores del metal. El Sindicato de Estudiantes convocó una huelga en los institutos de Enseñanza Secundaria y en los centros universitarios gaditanos, participó en la manifestación organizada por CCOO y UGT, y ha anunciado un nuevo paro para el viernes.

Igualmente, el pasado domingo la Diócesis de Cádiz y Ceuta mostró públicamente su solidaridad con los trabajadores afectados y sus familias. Lo hizo a través de un comunicado de su secretario diocesano de Pastoral Obrera, según informó Diario de Cádiz, para denunciar la "incapacidad" de las partes negociadoras de llegar a un acuerdo y la "inoperancia" de las administraciones afectadas a la hora de mediar y ofrecer una respuesta satisfactoria. "Aplaudimos las movilizaciones como único medio que han dejado a los trabajadores para defender sus derechos y reivindicaciones ante el fracaso de la negociación del convenio colectivo", añadía la Diócesis.

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