EmpleoLa última perversión del trabajo precario o cómo personas 'sin papeles' acaban repartiendo para Glovo
"Sé tu propio jefe. Flexibilidad de horarios, ingresos competitivos y la oportunidad de conocer tu ciudad repartiendo al aire libre. Apúntate y en menos de 24h colabora con nosotros".
Varios artículos y declaraciones han mostrado que estas palabras de Glovo ocultan otro tipo de realidad, pero no fue hasta el pasado sábado cuando estalló la polémica tras la muerte de un repartidor en Barcelona. El joven de 23 años falleció al arrollarle un camión mientras trabajaba.
La polémica no sólo se encuentra en las bajas medidas de seguridad, sino en el sistema en sí, ya que es de sobra conocido que las cuentas de Glovo son alquiladas a migrantes sin papeles o personas con necesidades económicas.
Este fue el caso de Pujan, un joven procedente de Nepal que llevaba en Barcelona tan solo unos meses y que al no tener papeles tuvo que aceptar esta opción.
El periodista Iván Gutiérrez ha compartido un hilo en Twitter explicando cómo este tipo de empresas sirven de subterfugio para personas sin papeles.
????????Algunos me han preguntado sobre el tema Glovo por diversos reportajes. No quería decir nada, porque tengo mis dudas cuando es una situación tan delicada como esta. Pero con la indignante respuesta de Glovo, no aguanto más. Va hilo ???? pic.twitter.com/NCRRq96QJ8
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
Glovo dice que el chico fallecido no era repartidor suyo (aunque lo asumirán todo blabla), que utilizaba la cuenta de otro. La cosa es, Glovo sirve de subterfugio para migrantes sin papeles que no tienen muchas más opciones. Y esto, es sabido dentro de la empresa desde hace MUCHO
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
La perversión es que para trabajar en Glovo solo necesitas poder acceder a una cuenta que tenga a alguien dado de alta de autónomo. No hay control sobre quién hace el reparto de forma efectiva. Esto hace que algunos, lucrándose, y otros sin más, se dejen las cuentas entre ellos
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
Se dejan las cuentas entre ellos, o las explotan en una misma familia, como sucede comúnmente con los pakistaníes (igual que en taxis). El otro gran gremio en Glovo son los venezolanos, una forma 'rápida y fácil' de ganar dinero cuando llegan aquí sin nada
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
Glovo es consciente de esta situación desde hace mucho tiempo. Pero no ha hecho demasiado para evitarlo. Y es que lo que necesita son repartidores, y éstos, con sus condiciones, poco pueden objetar o decir
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
De hecho, en muchos casos, ellos son los mayores defensores. Son los partidarios de trabajar cuanto más mejor, porque lo comparan con los trabajos de sus países. Acaban haciendo más de 60 horas a la semana por poco más del sueldo mínimo descontando autónomos
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
Y en muchos casos ellos no quieren ser trabajadores. Primero porque no podrían. Segundo, en muchos casos, porque no saben lo que comporta en vacaciones, derechos laborales etc (basado en muchos de los que conozco y abogados que hablan con ellos)
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
Pero la mayor perversión del sistema es la puntuación. Y es lo que se dice cuando se habla de que el chico "iba al límite". La puntuación sube o baja en función de parámetros como las horas que estás disponible, los pedidos que haces, la puntuación que te pone el restaurante…
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
????IMPORTANTE: Si esa puntuación es alta, tu podrás elegir antes las horas, y por lo tanto, podrás elegir más tramos horarios donde trabajar (tramos donde no se te asegura ningún pedido en todo caso, aunque siempre suele caer alguno )
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
Pero la perversión es esa, tienes que estar disponible si quieres seguir teniendo horas Y olvidaos de lo que dice Glovo, la mayoría de los glovers no son chavales que trabajan unas horas, son migrantes con familia a jornada completa
▶️@paulasolanas https://t.co/fch0SZzIrx
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
Es la distopia obrera del siglo XXI. Repartidores que en muchos casos no pueden trabajar legalmente, y que además defienden seguir siendo autónomos porque sino no podrían trabajar. Todo, a unos 4 euros la hora, con suerte, 8 a veces.
— Iván Gutiérrez (@ivanngutierrez) 27 de mayo de 2019
Comentarios
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