Un músico pierde su plaza tras 27 años en la banda municipal de Barcelona por no saber catalán: "Cada vez que oía hablarlo se tapaba los oídos"

Publicado el 19 de enero del 2024

El diario El Mundo ha publicado que un músico sevillano que llevaba 27 años tocando el clarinete en la banda municipal del Ayuntamiento de Barcelona ha sido despedido "por no haber sido de capaz de acreditar un dominio suficiente de lengua catalana, el equivalente al ya archiconocido nivel C1", informa el diario conservador.

Para ser precisos, en realidad el músico no ha sido despedido, sino que después de casi tres décadas como interino, el Ayuntamiento de Barcelona le obligó, como a otros muchos, a participar en un concurso de méritos para regularizar su situación.

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Es ahí donde la situación se vuelve un poco absurda: para mantener su plaza, al clarinetista el Ayuntamiento le exigía tener un diploma C1 de catalán. Se supone que después de casi 30 años viviendo en Catalunya, el clarinetista debe conocer perfectamente el catalán. O igual no: como no tenía el diploma C1 exigido por ley, el músico tuvo que someterse a un examen de catalán. Lo suspendió. La duda es razonable, ¿no sabe el suficiente catalán, o en todo este tiempo no ha tenido el suficiente interés por aprenderlo?

Esa misma duda la tienen muchos tuiteros, que se dividen entre los que consideran que se ha cometido una injusticia con el músico, los que creen que en Catalunya hay poco menos que una dictadura lingüística y los que señalan que después de tantos años el músico podría haber hecho un pequeño esfuerzo para aprender el catalán, que para eso es lengua cooficial.

Nosotros no nos mojamos y nos limitamos a dejar por aquí algunas reacciones interesantes de la legión tuitera.

"En Catalunya estamos viviendo una dictadura lingüística. En lugar buscar un fomento amable del catalán, lo están usando como una herramienta de marginación", dice el músico afectado. Comprendemos su frustración, pero también le decimos que, efectivamente, no le hubiera costado nada aprender el catalán. ¡Vaya!, al final nos hemos mojado.

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