La charla de dos ancianas con la que el Ayuntamiento de Madrid homenajea los 40 años de Orgullo

Publicado el 03 de julio del 2018

Madrid, 2018. Carmen y Luisa, dos mujeres entradas en años, con el pelo cano y con la confianza de llevar toda una vida juntas, conversan en distintos espacios de Madrid. "Cómo ha cambiado todo", afirma una. En segundo plano, dos mujeres jóvenes se comen a besos al otro lado de la cristalera donde las mujeres conversan en la mesa de un bar.

Así arranca un vídeo, una pequeña historia contada en algo más de dos minutos con el que el Ayuntamiento de Madrid quiere homenajear los 40 años de lucha LGTBI en la capital, coincidiendo con el inicio de las celebraciones del Orgullo de este año.

La charla juega con el imaginario colectivo de que dos mujeres mayores podrían criticar los cambios y la libertad de expresiones afectivas. Trufado de imágenes de hombres coqueteando el uno con el otro, de deseos entre personas interraciales o mujeres disfrutando de su libertad de quererse, es, en realidad, un alegato a la libertad individual, a las manifestaciones afectivas entre personas sin importar la raza, la orientación sexual o las discapacidades.

– La vida ha cambiado mucho. Por suerte ahora se ven las cosas de otra manera dice una de ellas, mientras una pareja de hombres mayores bailan un chotis agarrado.

– Tienes razón, es diferente. Le contesta su compañera. Me gusta cómo suena esa palabra: diferente.

– Lo que más me gusta es que los jóvenes de hoy no tienen miedo a quererse. Ni a ser ellos mismos.

– Es que si no luchamos por lo que queremos… ¿Qué nos queda?

Una le da una palmada en la nalga a la otra. ¿Y eso? No lo sé. Lo he visto en internet. Ay Luisa, que moderna te estás poniendo, afirma una mientras se encaminan a la celebración del Orgullo, igual que han hecho desde hace más de cuarenta años, cuando en 1965 vinieron las dos por primera vez a Madrid.

El vídeo es un homenaje a la libertad que respira Madrid y al largo camino que fue necesario recorrer para llegar a alcanzar un alto grado de libertad y normalidad en las relaciones. El final de la pieza recuerda el lema que caracteriza a la ciudad: "Ames a quién ames, Madrid te quiere".