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Tinder
La aplicación de Tinder es una de las más efectivas a la hora de ligar.

La trituradora de Tinder: ¿por qué esta app puede destrozarte la autoestima?

La plataforma para ligar más famosa del mundo cumple una década formando millones de parejas alrededor del mundo, pero mostrando su cara más oscura por los efectos que provoca en la salud mental y la autoestima de las personas.

Helena Celma

El 12 de septiembre de 2012, hace ya una década, se creó una de las redes sociales más famosas de nuestros tiempos: Tinder. Esta plataforma se erigía como un espacio en el que conocer a otras personas para tener citas y, si la cosa cuajaba, llegar a algo más. Este recurso prometía ser la solución para todas aquellas personas que tenían más dificultades de ligar, ya fuera por su timidez, por su falta de práctica a la hora de ligar o simplemente por su apariencia. Con un simple gesto del dedo, podías marcar quién te gustaba y quién no. 

Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, el problema es que 10 años después, Tinder ha degenerado en una red que actúa como una trituradora emocional en múltiples ocasiones y que puede tener graves afectaciones sobre la autoestima de una persona.

Esta plataforma es el paradigma de la superficialidad, es decir, ya puede tener tus mismos intereses, que si no te entra por la vista, te vas a marcar un next de manual. Y las personas que no son tan guapas o que no atraen tanto, ¿en qué posición quedan? ¿Cómo pueden sentirse ellxs si, en la red social donde más se liga, no consigue ligar con nadie?

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Esta falta de interacción romántica puede ser muy perjudicial para la salud mental. Muy bien amueblada hay que tener la cabeza para que no te afecte la falta de uno de los puntos principales de la sociedad de hoy en día: agradar al resto. Se cuelgan fotos en Instagram -y cuanto más guapxs, mejor- y revisamos cuántos likes tenemos; hacemos dietas para mantenernos en un peso que entre dentro de los cánones de belleza estéticos; compramos ropa y zapatos que estén a la moda… todo ello con el fin seguramente de mantenerse dentro de la línea que marca la sociedad, como si de un rebaño se tratara. 

Una gula insaciable

Pero Tinder tiene otra vertiente igual de peligrosa que la afectación a la autoestima: se trata de la gula emocional. Vamos a hacer un símil culinario: cuando vas a un bufé libre y tienes tanta comida para escoger, intentas llenar tu plato con un poco de todo. Que si ensaladita, que si pasta, ahora un poco de carne, y por qué no también un poco de pizza… Hay muchas posibilidades para comer y… ¿por qué quedarse con un solo plato cuando puedes probar todo?

Pues algo así sucede con esta plataforma. El hecho de poder ir probando -literalmente- unas y otras personas provoca que nunca tengas suficiente, y que difícilmente te quedes con una persona porque piensas que quizá, la siguiente persona con la que tengas match, será mejor. Como si de un mercado de personas se tratara.  Todo ello sin contar que muchos, muchísimos usuarios y usuarias tienen esta aplicación como medio para conseguir relaciones sexuales. Y ojo, que cada persona es libre de acostarse con quien le apetezca siempre que quiera y pueda, pero entonces puede pasar que nunca mires más allá de tu propia satisfacción sexual y que una ameba pase a tener más responsabilidad afectiva que tú. 

Técnica para disparar likes a todos los perfiles.
¿Para qué quedarse con una persona si puedes bucear por todos los perfiles existentes de Tinder? (Fuente: Giphy)

Y que sí, que obviamente la mayoría de las personas tenemos cerca a alguien que ha triunfado en Tinder y que ha conseguido formar una pareja estable a raíz de esta plataforma. Una cosa no quita la otra, pero seamos sinceros, el porcentaje de parejas o encuentros sexuales casuales/rollito/ algo pasajero no será del todo equilibrado.

Pero volviendo al tema de la elección, hay una idea que ejemplifica lo dañino de esta plataforma para ligar: la paradoja de la elección. Este concepto, explicado en el libro “La Paradoja de la elección: Por qué más es menos” del autor Barry Schwartz, afirma que el hecho de tener demasiadas opciones reduce las posibilidades de tomar una decisión, y la sobrecarga de alternativas provoca que nunca tengamos la sensación de habernos quedado con la opción correcta. De hecho, hay un estudio reciente realizado por investigadores del Instituto Técnico de California Caltech que así lo certifica. 

Por lo tanto, más que ayudarnos a ligar, Tinder se ha convertido en una trituradora emocional que sí, que funciona muchas veces y se forman muchas parejas, pero que puede acabar teniendo graves afectaciones a la autoestima y a la salud mental de las personas, porque no consigue llenar el vacío ni eliminar la soledad.

El problema de esta aplicación es que, a pesar de saber todos sus efectos negativos, millones de usuarios vuelven a caer en ella de forma periódica. Cuando se instala por primera vez esta aplicación, la excitación por lo nuevo nos mantiene “enganchados” a esta app, pero cuando pasan las semanas y los meses y vemos que no hemos conseguido nada serio con nadie, acaba desarrollándose un sentimiento de frustración. E incluso sabiendo lo que provoca… volvemos a instalarla, sobre todo en momentos puntuales del año. Por ejemplo, en verano, cuando las hormonas andan más revolucionadas por el calor y la posibilidad de vivir una historia de amor veraniega; o bien en Navidad, cuando el timeline de Instagram está plagado de parejitas felices.

El ansia por llenar el vacío amoroso nubla la razón, y a pesar de las malas experiencias previas con Tinder, los usuarios vuelven a descargarlo. Ya lo dijo Albert Einstein: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo”.