El románico hechiza por su carácter sobrio y tenaz, pero también por la atmósfera misteriosa que lo rodea. No en vano se trata del estilo artístico que triunfó en la transición entre la Alta y la Baja Edad Media. Penetrando en España por el norte con decisivas influencias francesas e italianas, el Camino de Santiago y la Reconquista fueron elementos de suma importancia en la difusión del románico. Y pese a que se trata de un estilo eminentemente rural, en esta ocasión queremos acercarnos a cinco ciudades para disfrutar del románico español.
Zamora
Considerada la capital del románico español, nuestra ruta por el románico peninsular debe empezar en Zamora. Nada menos que 22 iglesias románicas están censadas en la capital provincial, comenzando por su Catedral, una de las obras cimeras del románico español. Con una sencilla planta de cruz latina con tres naves en cuatro tramos, destaca el cimborrio que corona el transepto: una cúpula gallonada ornamentada con torrecillas cilíndricas y frontispicios triangulares.
Por su parte, la Puerta del Obispo abierta en el brazo sur del transepto, presenta influencia del maestro Mateo de la Catedral de Santiago siendo una de las portadas más significativas del románico español.
Tras dejar la catedral seguimos nuestro recorrido por el casco histórico a través del Portillo de la Traición para deleitarnos con esa colección de templos que configuran la ruta del románico de Zamora capital. Entre ellas, joyas como la iglesia de San Pedro y San Ildefonso, la de San Claudio de Olivares, la de Santiago de los Caballeros —donde cuentan fue armado caballero el Cid Campeador—, la iglesia de La Magdalena o la de San Cipriano, sin olvidarnos de otros monumentos como la Puerta de Doña Urraca, las Aceñas de Olivares o la propia Casa del Cid.
Jaca
De Zamora nos vamos a Huesca para visitar otra de las ciudades que sirvieron de polo de difusión del románico español. Cuando en 1077 Jaca se convierte en la primera capital del recién formado Reino de Aragón, la localidad oscense se debe erigir como emblema de su reino construyendo numerosos edificios representativos, entre ellos la propia Catedral iniciada por mandato de Sancho Ramírez en el mismo año 1077.
Conserva la estructura basilical románica destacando en el exterior se bello pórtico columnado y abovedado, así como el célebre crismón del tímpano de su puerta principal. En el interior también podemos visitar el Museo Diocesano de Arte Románico que expone el fresco de Bagüés conocido popularmente como la (otra) ‘Capilla Sixtina del Románico’.
La visita a Jaca también nos sirve para comprender las diferentes corrientes que configuran el románico, entre ellas la variante lombarda muy presente también en Cataluña y la del Románico Pleno de mayor influencia francesa. Nuestra visita al románico jacetano debe completarse con la visita a algunas joyas del entorno como el Monasterio de San Juan de la Peña o las iglesias de Santa María de Santa Cruz de Serós, Santa María de Iguácel en Larrosa y San Adrián de Sasabe en Borau, ejemplo esta última del mencionado románico de influencia lombarda.
León
Pese a que el monumento más visitado de León es su catedral, uno de los grandes tesoros del gótico europeo, la capital provincial presume también de contar con la Capilla Sixtina del románico español. Hablamos, por supuesto, de la Real Colegiata Basílica de San Isidoro y de su Panteón Real que custodia los restos de una treintena de reyes, reinas e infantes del Reino de León. No hay que olvidar, en este sentido, que León fue la capital del Reino tras trasladarse la corte de Asturias a principios del siglo X hasta la integración en la Corona de Castilla en el XIII.
Aunque su traza arquitectónica es una armónica combinación de estilos derivados de las diferentes fases de construcción conservando restos románicos tanto en el propio diseño de la planta como en los ábsides laterales, lo más destacado de San Isidoro es la pintura mural y la decoración de los capiteles originales del mencionado Panteón, sin olvidarnos de algunos tesoros como el Cáliz de Doña Urraca que algunos relacionan con el Santo Grial.
Otros edificios de León que presentan restos románicos son la iglesia de Santa María del Camino con importantes modificaciones posteriores o la iglesia de San Salvador de Palat del Rey, la que dicen es la más antigua de la ciudad, construida ya en el X por Ramiro I que se salvó por poco de la demolición hace poco más de un siglo.
Oviedo
Viajamos ahora a la capital del Principado de Asturias para comprender los orígenes del Románico español. La Cámara Santa de la Catedral de Oviedo alberga algunos de los tesoros más importantes del Medievo español presentándose como un nexo de unión entre el Prerrománico o Arte de la Monarquía Asturiana y el Románico Pleno.
La Cámara Santa se divide en dos capillas no comunicadas: si la inferior conocida como Cripta de Santa Leocadia tiene su origen a finales del siglo IX, la Capilla de San Miguel es plenamente románica destacando —además de por albergar tesoros como la Cruz de los Ángeles, la Cruz de la Victoria o el Arca Santa— por su apostolado cuya influencia del maestro Mateo de Compostela es innegable: se llegó a decir incluso que habían sido trazados por el propio Mateo, extremo hoy descartado por los especialistas. Son seis parejas de estatuas situados en los arcos fajones de la bóveda: sobresalen por su delicadeza y extraordinario nivel de detallismo.
Además de la Cámara Santa, el románico ovetense nos deja interesantes muestras en la propia torre vieja de la Catedral junto a la Cámara Santa, la Portada de San Isidoro en el Campo de San Francisco, o las iglesias de San Esteban de Sograndio y San Juan de Priorio, ya en el entorno de la capital asturiana.
Santiago de Compostela
No podíamos terminar esta ruta urbana para disfrutar del románico español sin visitar Santiago de Compostela cuya catedral alberga una de las joyas más importantes no solo del románico peninsular sino de toda Europa. Pero antes de epatarnos con el Pórtico de la Gloria debemos revisar la fachada de las Platerías del maestro Esteban que ya había trabajado en San Isidoro de León, antecedente de la obra maestra del maestro Mateo. Consta de dos puertas de entrada con arquivoltas y tímpanos historiados en los que destaca la iconografía bíblica con episodios tanto del Antiguo Testamento como del Juicio Final.
Y qué decir del Pórtico de la Gloria. El maestro Mateo alcanzó la cima de la escultura románica en esta portada que incluye los relieves del tímpano, las jambas, el parteluz con la icónica figura de Santiago Apóstol o las puertas laterales. Un ciclo bíblico que acude también al Antiguo Testamento y al Apocalipsis y que ilustra como ningún otro la importancia de la escultura en la Edad Media: en un tiempo en el que la mayoría de ciudadanos apenas sabían leer ni escribir ni tenían acceso a ninguna clase de cultura, la visión de estas imágenes suponía una incomparable catarsis emocional.
Además de las joyas románicas de la Catedral, Santiago también cuenta con otros testimonios de este periodo como la Colegiata de Santa María del Sar, la iglesia que, junto a la Catedral, conserva en su mayor parte su primitiva fábrica románica.
