Los lugares más idílicos de España para la natación salvaje

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“No hay nada que se pueda comparar a la natación salvaje”, dice Kate Rew autora del libro Wild Swim y directora de The Outdoor Swimming Society, “las habilidades que desarrollas, la confianza que construyes y la alegría que sientes, son universales”.  

Y aunque esta sociedad se considera “pionera” en esto de la natación salvaje, bien podríamos decir que el ser humano comenzó con esta actividad desde el primer momento en el que aprendió a nadar, puesto que las piscinas y los socorristas son algo un poco más contemporáneo. 

Sea como fuere, la natación salvaje se ha convertido en tendencia también en España entre personas que buscan una experiencia más allá del cloro de la piscina y de la pelea por la primera línea de playa: conectar con la naturaleza en su estado salvaje poniendo a prueba nuestros límites físicos. 

Nueve lugares para la natación salvaje en España 

Nadando en un lago - Fuente: Unsplash
Nadando en un lago – Fuente: Unsplash

Rew dice que cuando empezó allá por 2006 tuvo mucho que trabajar para convencer a la gente “de que nadar al aire libre no era sucio, peligroso ni ilegal”, algo que cabría matizar, al menos en España, donde es ilegal bañarse en muchos sitios, ya sea porque estén protegidos como espacios naturales y/o porque las condiciones no sean las adecuadas en cuanto a la calidad de las aguas, como sucede, por ejemplo, en el río Manzanares y en el entorno de la Pedriza

En cuanto a la peligrosidad, depende el lugar elegido para bañarse, pero los expertos recomiendan estudiar muy bien el terreno, las corrientes y la profundidad de agua y las condiciones meteorológicas. Un salto en un lugar sin suficiente profundidad puede ser fatal.

Y, por supuesto, tener unas mínimas habilidades como nadadores, además de ir siempre acompañados si es posible. Pero una vez estudiado adecuadamente el spot, nos ponemos del lado de Kate Rew: las aguas para quien las nade.  

Río Ara 

Río Ara - Fuente: Depositphotos
Río Ara – Fuente: Depositphotos

El último estudio de la Agencia Europea del Medioambiente aseguraba que la calidad de las aguas de baño en Unión Europea seguía siendo alto, dando la razón a Rew: “El riesgo para la salud que supone nadar en lagos, ríos y aguas de baño costeras y de transición de la UE es muy limitado”. España se haya en la lista en la zona media con un 88,2%, muy por detrás del 99,2% de aguas de calidad excelente de Chipre, pero muy por encima del 55,9% de Polonia.  

Y entre las zonas de aguas de mejor calidad en nuestro país, los Pirineos, por supuesto, donde el río Ara ofrece algunos de los mejores spots a lo largo de sus 70 kilómetros de longitud siempre en la provincia de Huesca. Las pozas cerca de Aínsa en la confluencia de este río con el Cinca o las pozas en el entorno del Boltaña son algunos de ellos.  

Río Cabriel 

Río Cabriel - Fuente: Depositphotos
Río Cabriel – Fuente: Depositphotos

En los 270 kilómetros de longitud que tiene este afluente del Júcar no faltan los lugares para bañarse en las provincias de Albacete, Cuenca, Teruel y València. Y es que este es también uno de los ríos cuyas aguas están entre las de mejor calidad de Europa, algo que podremos comprobar en la Cascada del Molino de San Pedro en Teruel o en la Laguna del Marquesado en Cuenca. Las Chorreras del Cabriel son otro imperdible de este río.  

Salto de la Portellada 

Salto de la Portellada - Fuente: Depositphotos
Salto de la Portellada – Fuente: Depositphotos

No nos alejamos mucho de esta zona porque es turno de visitar otro de los lugares más bonitos entre Teruel y Tarragona, la comarca de Matarraña donde encontrarás el Salto de la Portellada. Siguiendo la carretera que une Portellada con Valderrobres tomamos un desvío señalizado hacia el sur que nos conduce a esta ruta de aproximadamente una hora a pie. Pero en el entorno de Matarraña también puedes encontrar las pozas de La Pesquera.  

Río Esla 

Río Esla - Fuente: Depositphotos
Río Esla – Fuente: Depositphotos

Nos vamos a León y Zamora para probar las aguas del segundo afluente más largo de España tras el Genil: se trata del Esla que nace en el valle de Valdosín para verter sus aguas al Duero en Villaseco. Ya sabéis: “El Esla lleva el agua y el Duero la fama”.

Los expertos recomiendan no bañarse en su curso alto porque hay zonas bastante peligrosas con fuertes corrientes. Nosotros te aconsejamos que te acerques a Valencia de Don Juan o a Mansilla de las Mulas. En este último pueblo se ha habilitado una pequeña playa fluvial de aguas tranquilas, incluyendo un salto desde un puente para el que hay que calibrar la profundidad.

El arriba firmante aprendió a nadar aquí, aunque por aquella época nadie lo llamaba “natación salvaje”, era: mamá, voy al río a bañarme”… y ya está. Porque si les hubiéramos dicho a nuestras madres que aquello era natación salvaje, no sé yo que hubieran pensado que hacíamos en el río…

Río Borosa 

Río Borosa- Fuente: Depositphotos
Río Borosa- Fuente: Depositphotos

Nos embarcamos ahora en la Ruta del Borosa en Jaén, un río mucho más modesto que los anteriores: tan solo 18 kilómetros. ¡Pero menudo espectáculo! Y es que en esta zona se ubica una de las rutas de senderismo más populares de la Sierra de Cazorla y Segura desde la piscifactoría hasta el embalse de la FEDA y la laguna de Valdeazores. 

Garganta de los Infiernos 

Garganta del Infierno - Fuente: Depositphotos
Garganta del Infierno – Fuente: Depositphotos

Y ya que estamos combinando senderismo con baños salvajes, no podemos dejar de recomendar la ruta de la Garganta de los Infiernos por el Valle del Jerte: 16 kilómetros que recorren esta zona reconocida como Paraje Natural en el que destacan los Pilones, tras pasar el mirador del Chorrero de la Virgen: son pozas naturales excavadas en la roca por la erosión del agua, uno de los mayores espectáculos naturales de este valle cacereño. 

El Caletón de Garachico 

El Caletón de Garachico- Fuente: Depositphotos
El Caletón de Garachico- Fuente: Depositphotos

Aunque hasta ahora hemos recomendado tan solo ríos y pozas, es evidente que la natación salvaje también puede practicarse en el mar: de hecho, cualquier chapuzón en el mar ya es “salvaje” aunque estemos monitorizados por un socorrista y/o compartamos actividad con otros 500 bañistas.  

Pero es cierto que existen algunos enclaves naturales que se adaptan mejor a este término como El Caletón de Garachico: un entorno también moderadamente seguro, pero con la belleza del litoral atlántico de Tenerife como telón de fondo. 

Río Aragón 

Río Aragón - Fuente: Depositphotos
Río Aragón – Fuente: Depositphotos

Regresamos al norte peninsular para disfrutar de las aguas de otro de esos ríos que están entre las de mejor calidad de toda España. Y es que este río recibe las aguas del circo glaciar del valle de Astún en el municipio de Jaca, nutriéndose de los ibones de Escalar y Truchas. ¿Y dónde bañarse en los casi 200 kilómetros del Aragón? Puedes probar en La Presa en el pueblo de Carcastillo en Navarra, pero también en el entorno de Canfranc como en las pozas de la cascada de Ip.  

Lago Sanabria 

Lago Sanabria - Fuente: Depositphotos
Lago Sanabria – Fuente: Depositphotos

Y terminamos esta ruta de natación salvaje por España en un lago, que hasta ahora tampoco habíamos visitado ninguno. Y es de justicia, ya que nos vamos de lago, visitar el lago glaciar más grande de España con su superficie de casi 3,5 kilómetros cuadrados. 

Y aunque la temporada de baño en el Sanabria va del 15 de junio al 15 de septiembre siendo habilitadas normalmente más de una decena de zonas de baño, también podremos bañarnos después de esa fecha… siguiendo el espíritu de Kate Rew. 

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