Los pueblos más bonitos de Europa

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El mapa europeo atesora una extensa colección de pueblos sumamente bonitos, donde los amantes del turismo rural pueden gozar al máximo. Los hay enclavados en entornos de cuento, de cara a maravillosos lagos, de película, mirando al mar, medievales o perdidos en las grandes montañas de los Alpes y cada uno destila un encanto innegablemente evocador. Recorremos los pueblos más bonitos de Europa.

Hallstatt (Austria)

Fuente: Wikipedia.
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A unos 80 km de Salzburgo, enclavado entre las gigantescas colinas verdes de los majestuosos Alpes austriacos y mirando al lago Hallstätter See, se encuentra este bonito pueblo. Desde antiguo, ha estado vinculado a la explotación de minas de sal, de hecho, su nombre proviene de un vocablo céltico que significa sal. Está recorrido por angostas callejuelas por las que no se permite el tráfico rodado y entre las que se cuelan coquetos monumentos como la torre Rudolf, la iglesia gótica Pfarrkirche o la de Kalvarienberg y el osario. Las cascadas de Waldbachstrub, que caen desde 90 metros de altura, y la mina de sal, la más vetusta del mundo, terminan de conformar la lista de atractivos de este precioso enclave reconocido por la Unesco como «pueblo más bonito a orillas de un lago».

Carcassonne (Francia)

Fuente: Wikipedia.
Fuente: Wikipedia.

Esta localidad, capital del departamento del Aude y ubicada a medio camino entre Perpiñán y Toulouse, no solo es parada ineludible de la ruta de los castillos cátaros del sur de Francia, sino que también atesora uno de los burgos medievales mejor conservados de Europa. Rodeada por una robusta muralla, que le da un aspecto impenetrable, está cruzada por el río Aude, el cual origina dos zonas bien diferenciadas: la Cité y la Ville Basse, cada una de las cuales destila un encanto innegable. Una vez dentro de ella, hay que acercarse hasta el castillo Comta y la catedral de St. Nazaire, un conjunto medieval que ha servido de privilegiado decorado de películas míticas como Robin Hood o Juana de Arco.

Rothenburg ob der Tauber (Alemania)

Fuente: Wikipedia.
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Este bonito pueblo enclavado en el alma de Baviera es literalmente de cuento, pues sirvió de inspiración para la película Pinocho que Walt Disney llevó al cine. Además, es un punto de parada obligatorio de la Ruta Romántica alemana, ya que atesora un casco antiguo medieval abrazado por una gran muralla medieval, en cuyo interior alberga tradicionales casas con entramado de madera, edificios señoriales y maravillosas construcciones como la iglesia de Sankt Jakob o el castillo.

Oia (Grecia)

Fuente: Pixabay.
Fuente: Pixabay.

Esta coqueta villa inserta en la isla de Santorini constituye una auténtico capricho visual, pues se levanta sobre las paredes de un antiguo volcán y de cara al Mediterráneo, brindando una de las vistas más embrujadoras de Grecia. Está decorada con innumerables casitas blancas que reflejan todas las tonalidades del sol y el cielo, proporcionando una de las estampas más bellas del país, sobre todo al atardecer. Ente sus angostas y empinadas calles se cuelan templos blancoazulados y burros, pues aquí son usados como medio de locomoción.

Reine (Noruega)

Fuente: Wikipedia.
Fuente: Wikipedia.

Este pueblo pesquero está encajonado en una bahía en las islas perdidas de Lofoten, lo que lo dota de un exotismo innegable, entre increíbles fiordos y a los pies montaña Reinebringen. Constituye una parada ineludible de la ruta del bacalao, de hecho, cuenta con numerosos secaderos que puedes visitar. Además, está decorado con típicas cabañas rojas, conocidas como rorbuer, que parecen colgarse sobre el mar y donde pasar la noche es una experiencia inolvidable. Con apenas 400 habitantes, no solo es un excelente punto de partida para explorar el resto de islas Lofoten, sino que constituye uno de los mejores lugares para avistar delfines y ballenas.

Mürren (Suiza)

Fuente: Wikipedia
Fuente: Wikipedia.

Esta aldea de montaña, la más elevada del cantón de Berna, está recóndita entre las montañas de los Alpes suizos. James Bond, concretamente con la cinta 007: Al servicio secreto de su majestad, dio a conocer al mundo este enclave que destaca por proporcionar una de las panorámicas paisajísticas más sublimes que incluye la Selva Negra, el Mont-Blanc y las tres montañas más grandiosas de Suiza: Eiger, Mönch y Jungfrau. Por su fuera poco, a menos de 60 kilómetros se encuentran las pistas de esquí alpino y las cataratas subterráneas del Trümmelbach.

Sonia Fernández

Historiadora y redactora zamorana. Comencé a escribir por casualidad hace siete años y hoy, quién me lo iba a decir, se ha convertido en una de mis grandes pasiones. Esto me ha enseñado que lo importante no es recorrer el camino, sino disfrutar de lo que la vida te brinda en el trayecto.

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