Con este sugerente nombre se conoce a la vía verde más larga de España, un itinerario que conecta la comarca del Jiloca, al noroeste de Teruel, con la costa de València pasando por Castellón: 180 kilómetros de caminos que aprovechan buena parte del trazado del antiguo ferrocarril minero Ojos Negros-Sagunto que estuvo en funcionamiento desde 1907 hasta 1972.
Y es que el Programa de Vías Verdes dependiente de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles comenzó desde principios de la década de los 90 a habilitar parte de los más de 7.500 kilómetros de infraestructuras ferroviarias en desuso. Hoy, 30 años después, ya se rozan los 3.000 kilómetros de sendas habilitadas entre las que destaca la Vía Verde de Ojos Negros, que recorremos a continuación.
El origen de la Vía Verde de Ojos Negros
Eduardo Aznar y Ramón de la Sota, dos acaudalados empresarios vascos, se hacen con la explotación de hierro de Ojos Negros a principios del siglo XX, una localidad de la comarca del Jiloca, a 70 kilómetros al noroeste de Teruel capital. Tras elegir Sagunt en la costa valenciana para la exportación del mineral resta establecer un sistema de transporte.
Pese a que la Compañía del Ferrocarril Central de Aragón ya hacía la ruta desde Teruel a Sagunt, la Compañía Minera de Sierra Menera de los dos empresarios decide construir una nueva línea independiente que transcurre paralela a la otra, aunque sorteando la mayoría de poblaciones ya que se planteó como un transporte privado de mercancías: 204 kilómetros de vía nueva que estuvo en servicio desde 1907 hasta 1972, cuando se cierra definitivamente.
Desde el año 2002, comienzan las labores para recuperar el trazado como vía verde que ha ido ampliándose hasta alcanzar este pasado 2022 los 180 kilómetros de longitud con la puesta en valor del tramo de 15 kilómetros entre Peracense —a unos 15 kilómetros de Ojos Negros— hasta Santa Eulalia.
Para un futuro próximo queda pendiente un ambicioso plan que pasa por conectar esta vía de Ojos Negros con la Vía Verde F.C. Santander-Mediterráneo de forma que sea posible transitar una ruta acondicionado y continua desde la costa cantábrica hasta la mediterránea: un sueño para cualquier senderista y cicloturista.
La Vía Verde de Ojos Negros por Teruel
La primera parte de la Vía Verde Ojos Negros suma más de 100 kilómetros entre Ojos Negros y Albentosa ya a un paso de Barraques, la localidad castellonense que es el inicio de la segunda parte de la vía que transcurre por la Comunidad Valenciana.
Pendiente de habilitar el tramo entre Peracense y Santa Eulalia de unos 15 kilómetros, la vía verde arranca a cinco kilómetros de Ojos Negros, con un recorrido inicial que enamora por los cerros de rodeno, una piedra arenisca de tonalidades rojizas y violetas que es el telón de fondo del senderista en estos primeros kilómetros. Las ruinas del castillo de Peracense, construido esencialmente en rodeno local, constituyen una joya patrimonial aragonesa: uno de los castillos más originales y mejor conservados de toda la comunidad.
Tras pasar Santa Eulalia del Campo se pasa cerca de la laguna del Cañizar, uno de los humedales de agua dulce más grandes de la España interior. Los campos de cereales van en esta zona dejando paso a los bosques de chopos y los regadíos que se nutren de las aguas del río Jiloca que nace en esta zona, aproximadamente en el kilómetro 50 del tramo turolense.
Tras pasar por Cella que alberga el pozo artesiano —manantial que comunica con un acuífero cautivo de agua— más grande de Europa y segundo del mundo, nos vamos acercando a Teruel capital.
Estamos cerca del kilómetro 70 y aquí existe la posibilidad de acercarse a la capital provincial o seguir por la vía verde que cambia de escenario: aparecen los bosques de pinos sobre tierra rojiza y el relieve se vuelve más exigente llegando al Barranco de los Gatos en el kilómetro 80.
Tras coronar la cima de la Vía Verde de los Ojos Negros que marcan los más de 1.200 metros de altitud del acceso a la estación del Puerto de Escandón se desciende hasta la Puebla de Valverde donde se ubica la Fonda de la Estación, un hostal ya operativo desde finales del siglo XIX.
Los últimos 20 kilómetros del tramo turolense de la vía verde transcurren entre bosques y vistas de la sierra de Gúdar hasta alcanzar el pueblo de Albentosa, la última localidad aragonesa en esta primera parte del recorrido.
La Vía Verde de los Ojos Negros por Castellón y Valencia
Tras pasar la Rambla del Barruezo se pasa de Aragón a la Comunidad Valenciana llegando a Barraques ya en la comarca l’Alt Palància cuya orografía está marcada por el páramo del El Toro-Barracas con la prolongación de la sierra de Javalambre en la sierra de El Toro, la sierra de Espadán, la sierra Calderona —que constituyen ambas sendos parques naturales— y el propio valle del río Palancia.
El terreno escarpado está salpicado de pinares de pino carrasco y cultivos de almendros que nos dan la bienvenida a Caudiel, localidad que marca la frontera con la comarca l’Alt Millars al norte.
Siempre hacia el sureste, pasarás ahora por Xèrica que ofrece un impresionante campanario mudéjar, el estilo arquitectónico de buena parte de los edificios más relevantes de esta vía verde, tan característico también de la ciudad de Teruel.
Tras pasar Navajas, la vía acerca a Segorbe, capital de la comarca l’Alt Palància y una de las localidades más llamativas de la parte castellonense de la vía verde, destacando su catedral basílica con su impresionante interior neoclásico que ocultó la original traza gótica.
Tras pasar por Soneixa y Sot de Ferrer —donde destaca su castillo-palacio gótico— se llega a Algímia d’Alfara, en la comarca de Camp de Morvedre, ya en la provincia de València, con su bonita iglesia de San Vicente Ferrer.
Estivella y Albalat dels Tarongers son las últimas paradas de esta Vía Verde de Ojos Negros, muy cerca ya de Sagunt donde ya puede sentirse el aroma del Mediterráneo, el final de este espectacular sendero entre Aragón y la Comunidad Valenciana.
