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La primera avería pudo influir en el accidente

Aviación Civil vuelve a investigar si el incidente que retrasó el despegue está en el origen de la catástrofe

LUZ SANCHIS / SALOMÉ GARCÍA

La comisión de 15 expertos internacionales que buscan las causas del accidente del vuelo JK 5022 no descarta ninguna hipótesis. Pero lo que sí empieza a tener claro es que no hubo una única causa. La avería que obligó al piloto a retrasar el despegue del avión siniestrado pudo influir en el accidente, según Aviación Civil.

Esta tesis desmiente la versión de Spanair, que negó el pasado jueves que ese problema tuviese relación alguna con el accidente.

El vídeo de la catástrofe grabado por las cámaras de seguridad del aeropuerto desmiente también que uno de los motores del aparato ardiera antes de tocar suelo como habían asegurado testigos del accidente. La grabación, de apenas cuatro segundos y escasa calidad, muestra cómo el aparato agota la pista de despegue, inicia un vuelo de unos 50 metros, gira bruscamente a la derecha y cae sobre el ala.

El testimonio de una de los 19 supervivientes, Beatriz Reyes Ojeda, corrobora la hipótesis de la falta de potencia. Esta mujer, que se recupera de sus heridas en el hospital Reina Sofía, asegura que notó que al avión 'le faltaba potencia' para iniciar el despegue justo antes de la maniobra que desembocó en tragedia. 'Iba algo más despacio de lo habitual, no cogía velocidad', afirma la testigo, acostumbrada a volar con frecuencia por su trabajo.

La misma versión ofreció el presidente de Canarias, Paulino Rivero, tras reunirse con José Luis Rodríguez Zapatero. Rivero no vio el vídeo, pero recibió de Zapatero una exhaustiva descripción de las imágenes.

Meses de investigación 

La investigación se prolongará previsiblemente durante meses, aunque el fiscal encargado del caso, Emilio Valerio, dijo ayer que las familias no soportarán una espera muy larga y la cifró en un mes. Para agilizar la instrucción, el Consejo General del Poder Judicial ha reforzado con un segundo juez y cuatro funcionarios al titular del Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid, Juan Javier Pérez Pérez, encargado del caso.

La confusión sobre las circunstancias que rodearon el siniestro tiene indignadas a las familias de las víctimas. El viernes Spanair organizó la tercera reunión informativa. Los allegados están molestos con la compañía desde el principio porque sólo les proporciona apoyo moral, pero ninguna respuesta. 'No queremos psicólogos ni dinero, queremos un técnico que nos explique qué ha pasado', reclaman. El Gobierno también ha criticado extraoficialmente el retraso con el que la empresa facilitó la lista del pasaje.

De hecho, lo confuso de las informaciones provocó enconadas discusiones en la reunión de familiares. Discutieron entre ellos y con los representantes de Spanair. Desde el jueves, los familiares barajan asociarse para ganar fuerza frente a la compañía. Sin embargo, todos tienen más prisa por recuperar los cadáveres de sus deudos y llevárselos para enterrarlos. Los forenses completaron ayer la identificación de 62 cuerpos. De ellos, 49 fueron entregados a sus familiares. El 1 de septiembre habrá un funeral institucional en la catedral de la Almudena de Madrid.

En medio de esta confusión, el sindicato Asetma (Asociación de Técnicos de Mantenimiento Aeronáutico) reveló ayer que Spanair mejoró tras el accidente el protocolo de seguridad de control de salida de los aviones, que había dejado desde hace dos años en manos de supervisores de carga. Spanair lo desmiente.

Mutismo de Spanair 

La compañía mantiene un mutismo absoluto sobre las causas del siniestro. Ni siquiera confirma que una de las dos cajas negras del MD-82 esté dañada, como dijo en la rueda de prensa del jueves. Si se confirma que los daños están en la caja que registra los parámetros técnicos, la investigación podría complicarse.

Spanair comenzará a ingresar el lunes los adelantos de las indemnizaciones, que ha elevado de 17.000 a 25.000 euros por beneficiario. Además, ha cambiado el número del vuelo Madrid-Las Palmas, que ahora pasa a ser JK 5024.

La única superviviviente de la tripulación, Antonia Martínez Jiménez, anunció ayer que deja la profesión porque 'no puede seguir trabajando con una sonrisa'.

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