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Una bomba de relojería en el Estrecho

Las gasolineras flotantes y el tráfico intenso de buques causan constantes accidentes en la Bahía de Algeciras. La zona es Parque Natural y Reserva de la Biosfera

MARÍA JESÚS CORRALES

'Amarraremos la flota hasta que desaparezca el fuel', afirma el presidente de la Cofradía de Pescadores de Algeciras, Francisco Soler. Los trabajadores no pueden faenar desde que el granelero Fedra chocó el 10 de octubre contra Punta Europa, partiéndose en dos y derramando 200 toneladas de hidrocarburo. Los surfistas se han ido de Tarifa y los algecireños de San García tienen como vecino a otro buque embarrancado, el Tawe, cuyo plan de reflote estaba previsto para hoy. Los ánimos están caldeados en Gibraltar.

La intensa actividad marítima en la Bahía de Algeciras ha causado, en los últimos ocho años, casi una veintena de accidentes graves. Desde enero de 2007, en concreto, han encallado cinco buques, provocando importantes vertidos. El trasiego de petroleros y gabarras –barcos surtidores– por la bahía, junto a la limpieza de sentinas fuera del puerto o la actividad del polo químico, convierten la zona en una “olla a presión”, según el portavoz del colectivo ecologista Agaden, Javier Gil.

'Queremos una solución', se queja el alcalde de Algeciras, el socialista Tomás Herrera. Para el regidor linense, el popular Juan Carlos Juárez, 'en vez de sacar pecho por limpiar bien y rápido, habría que presumir de prevención'.

En el área del Estrecho, Reserva de la Biosfera y Parque Natural, se trasvasan al año seis millones de toneladas de hidrocarburos entre buques sobre el agua. Es el bunkering. Esta práctica está permitida en ciertos espacios pero siempre con gabarras que tengan doble casco y en buenas condiciones climatológicas. Sin embargo, los grandes petroleros de venta de combustible, auténticas gasolineras flotantes, permanecen fondeados al este del Peñón y hacen bunkering de manera impune, 'incluso entre buques', denuncia Gil.

Los ecologistas temen también los planes de ampliación del Puerto de Algeciras y la construcción de una nueva gasolinera fija para barcos en el muelle de la Isla Verde, así como 'las actividades desleales del puerto de Gibraltar', afirma Gil. Además, preocupan los 100.000 grandes buques al año que pasan por el Estrecho. ¿Por qué no se evitan todos estos riesgos?

En el fondo del problema está el contencioso de Gibraltar. Según el Tratado de Utrecht (1713), la colonia británica no tiene aguas jurisdiccionales y España no las reconoce, pero Gibraltar reclama las que rodean al Peñón y ejerce su autoridad sobre ellas, con lo que el margen de acción español es nulo en ese espacio. El portavoz andalucista de Algeciras, Hermenegildo González, que califica la situación de “tercermundista”, aboga por coordinarse con Reino Unido. Junto a los políticos locales, las organizaciones ecologistas exigen a la Administración española, andaluza y gibraltareña un régimen especial de vigilancia, control y sanción.

La presión creciente en la Bahía de Algeciras desde hace cuatro décadas ha provocado un descenso 'alarmante' de su biodiversidad, explica el catedrático de Biología Marina de la Universidad de Sevilla José Carlos García Gómez. La antigua zona de Punta Mala –Campamento– exhibía roquedos naturales 'sorprendentes, con una alta riqueza botánica y zoológica'. Al desaparecer estos peñascos con la construcción de los astilleros Crinavis 'desapareció toda la riqueza biológica asociada y un hábitat natural donde numerosas especies se reproducían', afirma Gómez.

También son historia 'las praderas de la fanerógama marina (Cymodocea nodosa) en el saco interno de la Bahía, y con ello se perdió toda la fauna y flora asociadas', asegura. Debido a su complejidad ecológica, con unidades ambientales distintas, múltiples conexiones y gran capacidad de renovación de sus aguas, el estado de salud de la Bahía 'depende de las zonas', según este experto en Biología Marina.

La parte mejor conservada es la Punta de San García, hacia donde derivó el buque Tawe. Al tiempo, también es la 'más sensible, pues alberga especies protegidas, algunas de ellas en peligro de extinción, como la lapa ferruginea (Patella ferruginea)'.

Tal y como indica Francisco Soler, los pescadores también han comprobado la 'pérdida de pesquería', desde atún rojo a voraz, pasando por salmonetes, sardinas, caballas o boquerones. Por su parte, el director de Investigación de Oceana Europa, Ricardo Aguilar, recuerda cómo afectan los restos de hidrocarburos 'a todos los animales marinos que respiran en superficie', como los delfines. Afirma que se han reducido los moluscos y que una especie exclusiva como el coral anaranjado 'podría verse muy afectada'.Lo cierto es que la Bahía de Algeciras 'no volverá a ser nunca lo que fue', asegura García Gómez, que, en todo caso, es optimista: 'Hasta en las catástrofes por vertidos masivos de hidrocarburos, en seis o siete años como máximo, desaparecen casi todas las trazas importantes, con recuperación de los ecosistemas', asegura este experto.

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