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Isabel Coixet: "Parezco Cenicienta en la liga de los grandes"

Cineasta. La directora catalana compite por primera vez por la Palma de Oro con ‘Mapa de los sonidos de Tokio’, que se presenta este sábado

SARA BRITO

Promete que habrá sushis, makis y karaoke esta noche en la fiesta de Mapa de los sonidos de Tokio. Isabel Coixet está en Cannes concursando por primera vez por la Palma de Oro con 'un thriller romántico', que protagonizan Sergi López y Rinko Kikuchi. La directora catalana sigue indagando en la melancolía y la soledad en su octavo largometraje, rodado en la capital japonesa a finales de 2008. 'La felicidad no es fotogénica', afirmaba el viernes, en la víspera de que su película se proyecte en el que para muchos es el epicentro de la cinematografía mundial: el Gran Teatro Lumiere de la Croisette.

¿Qué hizo al llegar a Cannes?

Llegué el jueves y fuimos a la cena de ANFAR, que organizaba Sharon Stone. La Stone hizo un numerito llorando en el escenario por su amiga Natasha Richardson. Estaba Bill Clinton, que subastó su saxofón. Nosotros no sabíamos que aquello era una subasta y nos encontramos allí sin dinero. Yo traía veinte euros de casualidad. Me parece muy bien que se quiera recaudar dinero por la lucha contra el SIDA, pero creo que hay un punto obsceno en todo esto. En estas cosas humanitarias hay que ser más directo.

Una vez aterrizada, ¿qué significa estar en Cannes?

Parezco Cenicienta en la liga de los grandes directores. Pero si lo pienso bien es un gran escaparate para la película. Y eso es lo importante. Se verá más, la comprarán en más países y así me lo tomo.

¿Y los nervios?

Ayer sí, cuando veía a todas estas con el glamour y el traje de noche. Era un poco impresionante. Pero ya hoy no, hacemos cosas concretas y hablamos de una película en la que creemos. Sé, por haber estado en muchos, que un jurado es algo así como doce hombres con o sin piedad y que también se toman decisiones aleatorias, que se accede a ciertas cosas para llegar a acuerdos.

Pues hablemos de la película. ¿Se podía haber rodado esta película en otro lugar? ¿‘Mapa de los sonidos de Praga'?

La historia hubiera sido muy diferente porque todo el sentido de la película es porque pasa en Tokio. Me fascina la ciudad con sus contrastes, la mezcla, los edificios gigantes, los 14 millones de personas que viven allí y que se sienten tan solas. En Tokio hay un peso de la soledad muy fuerte. Es una urbe brutal, que cuando crees conocerla, te topas con otro barrio que es totalmente diferente.

¿Por qué se interesa por los sonidos?

Creo que desde La vida secreta de las palabras empecé a estar más interesada en el sonido y en la importancia que tiene para la creación de atmósferas. Cuando pienso en Tokio, lo primero que recuerdo son las cicadas, que son unos grillos que viven sólo tres días y de los que te puedes encontrar los cadáveres por la ciudad.

El personaje del grabador de sonidos funciona como el narrador del filme. ¿Tiene algo de la mirada de usted como directora?

Es uno de esos personajes que viven al margen de las cosas. Él ve cómo los demás viven sin participar. Puede tener algo de la mirada de director porque los directores creamos un mundo para ser voyeurs y poder mirarlo.

La película se sostiene por la dicotomía entre vida y muerte. Cuando el personaje de Ryu decide vivir, muere. ¿Esa era la principal tensión que quería retratar?

Lo has definido bien. Es una mujer que está muerta, que ha decidido vivir una no vida. En verdad, es una enferma mental por muchas razones, que no cuento deliberadamente en la película. Es la primera vez que no hago un monólogo donde el personaje se explica. El significado de la película es mucho más rico.

Tal vez sea cosa de la influencia asiática.

Algo hay, sí. Eso de no explicar tanto las cosas para dejar que el misterio siga vivo. Creo que el de Ryu es un personaje que tiene que ver con la Hannah de La vida secreta de las palabras. Pero además, tiene algo que le ha dado Rinko, que es una mujer que tiene una fuerza brutal. El personaje es de apariencia frágil, pero es totalmente engañoso. Cuando la ves con la pistola te crees absolutamente que es una asesina a sueldo.

Es la primera vez que hace algo parecido a un ‘thriller'. ¿Cómo ha sido?

Me gustan mucho los thrillers, soy gran fan del cine negro. Y el personaje de Rinko es una femme fatale total. Es como una serpiente, una mantis religiosa. Hay un momento en que creo que la gente tiene que creer que lo va a matar, después de habérselo follado. Pero las mujeres somos débiles realmente. Pero lo que de verdad me interesa es la redención de los personajes.

¿Qué ha aprendido con esta película?

Ha sido una aventura vital muy bonita. Rodar en Japón, meterme en la vida de un país de manera tan directa, me ha enseñado a tener menos miedo, a contar lo que realmente quiero contar sin la sensación de pudor. Me he sentido muy libre haciendo esta película. Puede que sea una cuestión de edad. Sé que hay gente a la que le gustará y otra a la que le guste menos, pero no me importa. Voy a contar lo que realmente quiero, lo que siento y la historia que de verdad me interesa.

Y esa historia es...

Que estamos todos solos. Por mucho esfuerzo que hacemos y por muchos riesgos que tomemos en nuestras vidas, seguimos estando solos. Pero merece la pena tomar esos riesgos.

En ‘Mapa de los sonidos de Tokio' hay mucha presencia de los muertos, ¿por qué?

Pasa igual que con el silencio, que puede ser atronador. La gente que ha muerto o que vive, pero que no hemos vuelto a ver, tiene un gran peso en la vida y en mis películas. También las cosas que no se concretaron, por ejemplo, gente con la que rompimos sin que hayamos cerrado todo con ellos.

¿Cuáles han sido sus influencias al hacer esta película?

Destacaría dos literarias. Chesil Beach, de Ian McEwan, que es su mejor novela, por un lado. Por otro lado, Patrick Modiano, que es un autor francés al que leo desde hace 20 años.Él habla siempre del peso del pasado, sus personajes también viven al margen de la vida de los otros.

¿Cree que ha estado haciendo la misma película a lo largo de su carrera? Eso que dicen que hacen los autores.

Que se repiten más que el ajo [ríe]. Supongo que la película es una vuelta de tuerca más de mi territorio.

Entonces, ¿es la felicidad tan poco fotogénica como dice?

La felicidad da fatal en cámara. La tristeza y la soledad, sí que dan bien.

Ha filmado por primera vez con digital, ¿qué tal la experiencia?

Muy bien. Ha sido muy práctico. Podíamos rodar sin el miedo típico del 35 milímetros de que estábamos gastando no sé cuánto en los chasis.

En la fiesta de esta noche dice que habrá sushi y karaoke, ¿cuál es su canción?

Creep, de Radiohead. Hago un dúo con mi ayudante, Manu, impresionante.

¿Le suele pasar que son antes las ciudades que las historias?

A veces sí y en este caso, desde luego. Pero cuidado: no hemos hecho un documental de Tokio. Es mi Tokio.

¿Algún otro lugar en la cabeza?

Islandia me tira. Ahora que está el país en bancarrota creo que hay mucho tema ahí.

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