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'Diario de campaña en Haití'

SUSANA HIDALGO

17 de enero

Medio millar de personas, entre cooperantes, soldados y periodistas, forman el campamento del aeropuerto de Haiti. Cada uno, se busca la vida como puede, aunque la solidaridad ayuda. Lo más importante es racionalizar la comida y el agua, cada vez más escasa. Después, hacerse con un enchufe y un adaptador. La terminal del aeropuerto haitiano sorpredentemente tiene Wi-Fi, pero solo funciona por las noches, porque por el día cortan la electricidad.

Las comunicaciones son imposibles. Con suerte, se pueden mandar SMS a móviles, pero no se pueden hacer llamadas de teléfono. Lo más preciado entre cooperantes y periodistas son los teléfonos por satélite. Otro bien preciado son los enchufes. La delegación de cooperantes de Finlandia ha montado una tienda expresamente para cargar los teléfonos móviles.

Los bomberos, médicos y soldados de la Unidad Militar de Emergencias son los que vienen más preparados. Anoche, muchos compartieron una cena de albóndigas de lata. 'Llevaba dos días comiendo fruta deshidratada que me había dado el ejército mexicano', contaba Marcos, un bombero de Castilla y León.Las tiendas de campaña de los estadounidenses son las más completas, parecen auténticos apartamentos. En las de los británicos hay aire acondicionado. El resto, hacelo que puede.

La jornada empieza a las cinco de la mañana. Doce horas después, ya no hay luz en Puerto Príncipe y los cooperantes tienen que regresar al campamento porque las tareas de rescate se hacen imposibles en la oscuridad.

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