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Tibias manifestaciones de protesta de grupos variopintos

El cónclave de Sitges reúne en su contra a activistas de extrema izquierda y ultraderecha

M. BANDERA

El centenar de activistas que ayer se concentraron ante el bar Picnic del paseo marítimo de Sitges intentaba animarse mutuamente. 'Mañana seremos más seguro y el sábado hay una buena manifestación convocada a las 17.00 horas en Barcelona. Allí es donde hay que hacer ruido y dejar en evidencia a este club, que intenta regir el destino de todo el planeta. Debemos crear conciencia sobre lo que supone que exista una élite de este tipo', decía Diego, uno de los jóvenes anticapitalistas que se había desplazado desde Barcelona.

Como muchos de sus compañeros, Diego estaba entusiasmado por el hecho de que esta vez la reunión de Bilderberg sea noticia en los principales medios de comunicación. 'Es un gran paso', secongratulaba.

Los activistas creen que la presencia de la cita en los medios es 'un gran paso'

El mensaje de Esteban Cabal, líder de la Mesa de Unidad de los Verdes, era similar. Megáfono en mano explicaba, además, que la marcha prevista para ayer a las 19.00 horas tuvo que cambiar de recorrido en el último momento. 'Tenemos los permisos para manifestarnos y saben que somos pacíficos, pero [las autoridades] dicen que hay un problema de última hora con unas obras', aclaró.

Más contundente era Cabal al decir que los activistas 'han acudido a Sitges para exigir al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que deje de apoyar a un lobby privado de banqueros y multinacionales'. El ecologista, que pidió a sus compañeros de protesta que nadie exhibiera insignias de partidos políticos, lanzó la pregunta de si era lícito financiar con fondos públicos las medidas de seguridad para proteger al club. También denunció la presión a la que, según él, han sido sometidos los trabajadores del hotel donde se celebra la reunión, a los que se les ha exigido firmar un contrato de confidencialidad y han sido investigados.

Los antisistema se preguntan si es lícito financiarla con fondos públicos

Cabal fue uno de los primeros en llegar a la rotonda que da acceso al hotel. Muchos activistas lo habían hecho ya un día antes y se mezclaban con blogueros y periodistas. Entonces aún tenían la esperanza de acercarse al Hotel Dolce a algo menos de un kilómetro. Pronto se dieron cuenta de que era imposible.

Durante todo el día, bajo un sol que provocó más de una insolación, los activistas llegados desde países como Francia, Alemania o Canadá tuvieron que conformarse con gritar 'asesinos' y 'terroristas de estado' a cada coche blindado que pasaba.

Entre sus eslóganes, alusiones a la responsabilidad de algunos asistentes en la crisis financiera y preguntas sobre su papel en acontecimientos tan dispares como los atentados del 11-S o la futura invasión de Irán, considerada inminente por muchos de ellos. Entre este colectivo, destacan varias asociaciones que dicen perseguir 'acabar con los secretos sobre las decisiones que toman grupos como Bilderberg y que sólo se conocen décadas después', explicaba Alexis, de la plataforma Stop Secrets.

La mayoría de ellos se definen como anticapitalistas y ayer manifestaron su sorpresa cuando, ante el bar Picnic, coincidieron con otra pequeña concentración, convocada por el grupo deultraderecha MSR.

Una veintena de simpatizantes de este movimiento provocó el desconcierto general al portar un palo que unía las banderas española y palestina. 'Venimos a denunciar lo que está haciendo Israel y de eso son responsables clubs comoBilderberg, que protegen el sionismo internacional',argumentaban.

'Es lo que tiene Bilderberg. Logra que coincidamos en su contra ultraizquierda y ultraderecha, ecologistas...', comentaba ayer Dídac Sánchez-Costa, del grupo ecologista Ecoxarxa Montseny.

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