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El agresor de Berlusconi se disculpa por su "acto cobarde"

Reuters

El hombre que rompió un par de dientes y la nariz de Silvio Berlusconi al lanzarle un objeto se disculpó con el primer ministro italiano por su "acto cobarde e imprudente", dijo el abogado del agresor.

Berlusconi, de 73 años, quien según sus aliados quedó muy alterado por el ataque del domingo en un mitin en Milán, será dado de alta del hospital el miércoles, pero deberá guardar reposo durante al menos dos semanas, dijo el martes su médico personal.

Los analistas creen que el factor compasión generado por las vívidas imágenes de Berlusconi con la cara ensangrentada previsiblemente favorecerá su posicionamiento político, justo cuando su popularidad había comenzado a declinar por sus crecientes problemas legales y escándalos sexuales.

Los abogados del atacante, Massimo Tartaglia, un italiano de 42 años, dijeron que actuó sólo y sin ningún interés político o militante, mientras los italianos seguían reflexionando sobre si el ataque fue producto de un "clima de odio" generado en torno al primer ministro.

En una carta enviada a Berlusconi desde la cárcel, Tartaglia expresó su "sincero pesar por un acto superficial, cobarde e imprudente en el que no se reconoció a sí mismo", dijeron sus abogados en un comunicado.

El ministro del Interior italiano lo llamó un acto premeditado impulsado por un latente rencor hacia Berlusconi, originado en los numerosos escándalos que lo rodean.

Tartaglia, quien tiene antecedentes de enfermedades mentales, estuvo esperando desde la mañana en la plaza donde se realizó el mitin preparándose para atacar al primer ministro por la noche y también llevaba gas pimienta y un crucifijo de resina, dijo el ministro del Interior, Roberto Maroni, al Parlamento.

La pequeña réplica de la catedral gótica de Milán que Tartaglia lanzó al primer ministro desde una corta distancia mientras éste firmaba autógrafos fue comprada en un puesto en la plaza, dijo Maroni.

El ministro sostuvo que las fuerzas de seguridad no deben ser responsabilizadas por no haber podido prevenir el ataque.

Los aliados de Berlusconi describieron el ataque como el fruto de un "clima de odio" en torno al primer ministro, quien frecuentemente acusa a magistrados "comunistas", los medios e izquierdistas de liderar una campaña para derrocar su Gobierno.

Una figura popular pero divisiva, Berlusconi ha luchado durante gran parte del año contra acusaciones de una relación impropia con una modelo adolescente y de fiestas con señoritas de compañía. Ahora afronta la reapertura de varios juicios por acusaciones de corrupción y fraude en su contra.

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