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El antimadridismo que Pérez no veía

Valencia lleva 14 años exhibiendo su enemistad extrema

SALVA TORRES

Mijatovic fue la chispa. 1.350 millones de las antiguas pesetas tuvieron la culpa. Era su cláusula de rescisión en el Valencia, donde el de Montenegro era un ídolo. Lorenzo Sanz pagó esa cantidad y se lo llevó al Bernabéu. Sucedió en 1996. Una década más tarde, siguen resonando los ecos de aquel fichaje 'por la espalda'. 'Fue un gran jugador, pero traicionó al valencianismo', sostiene Vicente Vallés, presidente de la Asociación de Pequeños Accionistas del Valencia. Esa traición avivó el fuego entre ambos clubes, cuya rivalidad viene desde entonces jalonada de incidentes. Antimadridismo en estado puro.

Antiviolencia ha declarado el choque de esta noche de 'alto riesgo'. Fernando Gómez, director deportivo del Valencia, lo ve 'de manera parecida' a los últimos años. Reconoce que durante la última década, a raíz del caso Mijatovic, 'ha crecido la rivalidad'. Crecimiento que ha venido en paralelo con el auge del propio club blanquinegro. 'Hace tiempo que venimos compitiendo por los mismos objetivos deportivos', subraya Gómez.

Jaime Ortí acuñó el término galáctico del que huyen los blancos

Lo mismo piensa Vallés: 'Ahora se nos ve como un enemigo en potencia'. Antes era distinto. Y de nuevo aparece la fecha marcada en rojo: 1996, d.m. Es decir: después de Mijatovic. 'En la meseta (sic)', al Valencia se le miraba 'como un equipo simpático'. Hasta venían a Mestalla 'cuando le cerraban su campo'.

A Jaime Ortí, que dirigió el club entre 2001 y 2004, se le atribuye la paternidad del término galácticos. Y no lo usó para resaltar las bondades de las estrellas que Florentino reunió en su primer mandato. Lo hizo para aliviar el cabreo por un mal arbitraje en el Bernabéu. El Madrid siempre debía ganar su Liga, porque en esa galaxia de la 'prepotencia' se movía. Y el término cuajó, como cuaja la mala leche.

En cualquier caso, los títulos ganados en Valencia tras la marcha de Mijatovic fueron el mayor atractivo de un club que empezó a descubrir sus perlas. Por ejemplo, Mendieta, quien levantó una nueva polvareda. Pedro Cortés, presidente en 2001, impidió su fuga estableciendo una cláusula antiMadrid. Luego fue traspasado a la Lazio, perdiendo dinero el Valencia. Según Vallés, Cortés 'no tuvo más remedio', porque se trataba de pararle los pies al 'prepotente Madrid de Florentino Pérez'.

Desde Mestalla se incendian ahora estos duelos con vídeos desafiantes

La derrota en la final de Champions en París había escocido al valencianismo un año antes. Lo de Mendieta era 'cuestión de orgullo'. Como este verano, cuando el presidente Llorente frenó el traspaso de Villa. El propio Llorente, como consejero delegado, frustró los intentos blancos de hacerse en su día con Ayala, Vicente y Albelda, estrellas en el Valencia de Benítez.

Hay 'rencor deportivo' del valencianismo contra el Madrid, aunque el presidente blanco cree que el 'antimadridismo' no existe. 'Es un tópico que a lo mejor gusta decir', manifestó este verano en una entrevista a Público.

Exista o no, el Valencia ha vuelto a calentar su encuentro ante el Madrid con un vídeo en el que ultras madridistas 'secuestran' al utillero Españeta, símbolo del club ché. Y en la televisión pública valenciana, los ex presidentes Jaime Ortí y Pedro Cortés han recreado el clima de El imperio contraataca. 'Es patético que dos antiguos responsables del club salgan haciendo de esa manera el ridículo'. Lo dice Vallés para seguir calentando el partido.

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