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La austeridad amenaza el comercio mundial

La caída simultánea del consumo en los grandes países de la UE es una espiral que les pone al borde de la recesión

FERNANDO VICENTE

Asumir la responsabilidad por Europa. Así se titula el informe anual sobre la economía alemana que la canciller Angela Merkel recibió el pasado miércoles de manos del presidente de su Consejo de Expertos Económicos del Gobierno, conocido como los Cinco Sabios. En él, le dicen que en 2012, la economía alemana no crecerá más de un 0,9%, y eso si se consigue controlar la crisis de la deuda griega. Si no, añaden, se produciría un estancamiento del comercio intracomunitario que haría inevitable que la desaceleración de la economía alemana se convirtiese en contracción.

No le están pidiendo generosidad. Se suman a la cada vez más numerosa ola de expertos que le piden a Merkel que tome las riendas de una economía todavía con estabilidad laboral, déficit controlado y fácil acceso a la financiación, para liderar la salida de la crisis económica europea con políticas expansivas. Sólo así se podrá estimular el consumo interno de las castigadas economías de la Unión Europea. Sólo así podrán los países del sur seguir compensando con sus exportaciones las duras políticas de austeridad impuestas por la UE. Sólo así podrán generar los recursos que les permitan reducciones reales de sus abultados déficits.

Los países del euro compensan la caída del consumo interno exportando más

Un día después, fue la Comisión Europea la que se mostró muy pesimista en su segundo informe anual de previsiones económicas. Si seis meses antes había pronosticado un crecimiento medio del PIB en la UE de un 1,8% para 2012, ahora lo recorta a un 0,5%. Una caída espectacular a consecuencia de la tormenta generada por la profunda agitación financiera y la implantación de duras políticas de austeridad: hundimiento de la confianza, que se traducirá en caídas en consumo e inversión en los principales socios comerciales europeos. A la vista de los datos, el responsable de la División de Economía de la CE, Marco Buti, advierte: 'La probabilidad de un periodo prolongado de estancamiento es alta'.

Unos y otros le ven ya las orejas al lobo de la recesión. En septiembre, los datos de ventas al por menor ya se habían hundió en toda la zona del euro, y el índice de producción industrial alemán se redujo un 2,7%. Como consecuencia de la caída en el consumo de los hogares, el PIB alemán, que había crecido un 1,3% en el primer trimestre del año, se redujo a un avance del 0,1% en el segundo. En Francia, con una tasa de paro del 9,7% en el segundo trimestre, la desconfianza disparó las tasas de ahorro familiar. Y en Reino Unido, el desempleo subió del 7,7% en el segundo trimestre de 2011 al 8,1% en el tercero, la tasa más alta desde 1996. En realidad, detrás de este cambio en lo políticamente correcto hasta ahora (que la salida de la crisis sólo sería posible con duras políticas de austeridad), se esconde la percepción de los expertos de que una cosa es provocar un frenazo en una de las economías de la periferia europea, y otra muy distinta provocarlo en todas a la vez. 'Es posible que se cree una dinámica de interacción negativa', avisa la CE en el comunicado de sus pesimistas pronósticos para 2012.

Efectivamente, las mayores economías de la UE, las de la eurozona, las de fuera, todas, intentarán compensar el estancamiento de su consumo interno con incrementos en la exportación, como España hasta ahora. Pero el 50,7% de sus exportaciones en lo que va de año las han comprado países de la zona del euro, el 60,2%, si se suma toda la Unión Europea. Sólo Francia, Alemania e Italia suman más de un tercio de ellas, prácticamente el 50% si se suma Portugal y Reino Unido. De igual modo, la mitad de las exportaciones francesas se destinan a la zona del euro, de las que sólo sus vecinos alemán y español representan una cuarta parte. Incluso el euroescéptico Reino Unido concentra un 44% de sus ventas exteriores en la eurozona y un 50% en la UE, mientras que las exportaciones de la potente Alemania dependen en casi un 60% del resto de la UE y en un 40% de la zona del euro (ver gráfico).

El problema es que los principales clientes son otras economías del euro

El gran éxito de la UE, su pujante mercado intracomunitario, se convierte así, ahora, en una amenaza en el que la retracción simultánea del consumo en sus mayores economías se traduciría en descensos de sus importaciones. Lo que, a su vez, se traduciría en caídas del consumo y la inversión de sus clientes, cuyos mercados también se estrecharían a su vez para las exportaciones de los grandes. Una espiral que se iría acelerando a medida que decaen las exportaciones país a país. Y, con ellas, la producción industrial y, consecuentemente, el empleo y el PIB.

Por eso, cada vez más las voces le piden a Merkel que se deje de titubeos. La suya es la única de las grandes economías de la UE que cuenta con un superávit comercial. Es decir, que sus exportaciones superan, y con mucho, las importaciones. La relación entre el superávit comercial de un país y el déficit financiero de sus clientes es directa, porque todo lo que se exporta de más frente a lo que se importa es capital que entra. Y todo lo que se importa de más es capital que sale. Cómo dice el catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, José García Montalvo, 'los desequilibrios comerciales son la otra cara de los desequilibrios financieros'. Entre enero y agosto de este año, el superávit alemán alcanzó el 14,7%. Desde el inicio de la crisis en 2008, suma prácticamente un 70%. Así pues, Alemania tiene margen para revertir su caída del consumo con políticas expansivas que propicien el aumento de las importaciones de sus socios.

La economía alemana es la única con superávit comercial

'Alemania debería entender que para que el resto de los países de la UE, o de la zona del euro, pudieran salir de esta, tendría que reducir su superávit para que ellos tuvieran menos déficit. Es decir, políticas expansivas que serían positivas para los países endeudados con ella, pero también para Alemania, que podría seguir exportando a esos países', defiende Montalvo. Y asegura que este desequilibrio comercial esconde la clave para la solución de la crisis: 'Al final, toda esta crisis global tiene como base última los desequilibrios entre países que consumen mucho y ahorran muy poco, y países que ahorran demasiado y consumen muy poco'. Mientras esos desequilibrios no desaparezcan, concluye, 'la crisis no va a desaparecer'.

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