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La disputa entre EEUU y Europa marca el G-20

La Unión Europea y algunos países emergentes presionan para limitar cualquier intervención sobre la cotización de las monedas

BELÉN CARREÑO

La unión hace la fuerza y algunos países que hace unos años no se hubieran atrevido a toser a Estados Unidos o a China en un encuentro internacional han encontrado en el G-20 el mejor escudo para defenderse frente a ambas superpotencias económicas. La UE, con la canciller Angela Merkel a la cabeza, y algunas economías emergentes (como Brasil y Corea del Sur), presionaban anoche para cerrar un acuerdo hoy en Seúl que comprometa a los miembros de este club a no manipular la cotización de sus divisas. El pacto, que matizaría el logrado hace casi tres semanas en la reunión preparatoria de ministros de Finanzas, afectaría no sólo a las devaluaciones directas de las monedas, sino también a aquellas acciones que no permiten 'flexibilizar' el tipo de cambio o que hundan su precio indirectamente.

'La formulación será mejor', adelantó la vicepresidenta económica, Elena Salgado, a la prensa española en un encuentro que terminó al filo de la medianoche. Para Salgado, el acuerdo que 'se perfila' sobre el comunicado anterior no abandona 'ni el espíritu ni los fundamentos' del último texto, por el que los países se comprometían a no llevar a cabo medidas competitivas, con una cita expresa a las devaluaciones de las monedas.

Salgado cree que se perfila un acuerdo 'mejor' que el de hace tres semanas

Además, según uno de los borradores filtrados a la prensa, los miembros del G-20, que reúne a las economías desarrolladas y emergentes más importantes del mundo, acordarían intensificar los movimientos para que sus monedas reflejen los precios de mercado.

En este sentido, el presidente de EEUU, Barack Obama, trató de presionar ayer al mandatario chino, Hu Jintao, para que deje que el yuan se aprecie 'más rápidamente'. Obama y Hu se reunieron en un largo encuentro bilateral de casi 80 minutos en un hotel cercano al lugar donde tiene lugar la cumbre. El llamado G-2 de la economía intentó limar así sus diferencias en privado, en un aparente frente común para plantar cara a las críticas que recibieron de sus colegas de otras nacionalidades.

Uno de los más perseverantes en sus quejas fue el presidente en funciones de Brasil, Luis Inázio Lula Da Silva, que aseguró que presionaría para que Obama dé explicaciones sobre la decisión de la Reserva Federal de inundar el mercado de dólares. El presidente de la UE, Durão Barroso, recordó que no se puede perseguir el crecimiento 'a costa del resto'. Obama también tuvo un encuentro bilateral con Merkel.

Las divisas mundiales deberán tender a reflejar los precios del mercado

El asunto de las divisas, eje central de la cumbre, se discutió antes, durante y después de la cena que los 34 mandatarios de los países reunidos en Corea del Sur alargaron durante casi tres horas. Sin embargo, Salgado aseguró que los mandatarios habían discutido también sobre el crecimiento global. En la cena de ministros de Finanzas, el secretario de Estado del Tesoro, Timothy Geithner, explicó la acción de la Reserva Federal en clave de recuperación económica. A Geithner y a Obama les ha tocado justificar en varias ocasiones durante las últimas 24 horas la decisión del banco central de EEUU (un órgano independiente de la Casa Blanca) de inyectar 600.000 millones de dólares al mercado.

En un hecho insólito, Geithner tuvo que desmentir incluso a un ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, que en un artículo publicado ayer por el diario Financial Times aseguraba que EEUU mantiene 'una política para debilitar su divisa'.

Salgado advirtió que aunque se alcance un acuerdo, que en cualquier caso se redactará en el ambiguo lenguaje diplomático característico de estos foros, los países seguirán teniendo 'diferentes opiniones' en política monetaria. Por eso, la vicepresidenta se conforma con lograr un 'marco de amplia colaboración' en las cuestiones relacionadas con el mercado de divisas.

El comunicado final también tendrá una referencia a la necesidad de reequilibrar la economía global y se apostará por incluir una serie de recomendaciones para evitar los desequilibrios. España ha defendido que se vigile la evolución de una serie de indicadores, y no sólo la balanza corriente, que es lo que propuso inicialmente EEUU.

Tormenta. Una cita pasada por agua

El inicio de la reunión del G-20 en Seúl estuvo marcado por una impresionante tormenta que, además, apaciguó una manifestación de protesta que se preveía multitudinaria.

El menú. Tres opciones a elegir

Una cena con 34 representantes de países ricos y emergentes fue el arranque oficial de la cita en Seúl. El menú, basado en platos tradicionales coreanos, era variado: opción vegetariana, carne (guiso de ternera) o pescado (mero en salsa de anchoas). De postre, sorbete de mandarina y pastel de chocolate.

Sarkozy, de estreno. Nuevo avión presidencial

Un acto en Francia impidió al presidente francés asistir a la primera reunión de la cumbre (sí lo hizo su ministra de Economía, Christine Lagarde). Sarkozy aprovechó la cita en Seúl para estrenar su nuevo (y polémico, por su alto coste) avión presidencial, conocido como ‘Air Sarko One'. 

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