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Dusko Ivanovic, el fracaso de la disciplina

EFE

Duro, inflexible, frío y muy exigente, Dusko Ivanovic ha terminado su etapa como técnico del Barcelona después de criticar abiertamente el nivel de la plantilla y de haber demostrado una nula empatía con la grada del Palau Blaugrana.

Con fama de técnico capaz de asegurar éxitos a través de un férreo sistema disciplinario, Ivanovic (Bijelo Polje, Montenegro, 1957) aterrizó en el Barcelona en verano de 2005 como eje del nuevo proyecto de Joan Laporta para la sección más importante del club.

"No puedo hacerlo mejor con el equipo que tengo", comentó Ivanovic en su última rueda de prensa como entrenador del AXA Barça, unas palabras que, combinadas con la eliminación en los cuartos de final de la Copa del Rey ante el debutante Iurbentia Bilbao, eran el preludio de la fulminante decisión que ha tomado este mediodía el club.

La destitución de Ivanovic es el punto final a una tormentosa relación entre el club y el técnico, incapaz de conectar con la afición del Palau, con el vestuario o los medios de comunicación. El deterioro de sus relaciones con Zoran Savic, secretario técnico de la sección, fue el primer paso hacia su adiós del Palau.

Dusko Ivanovic llegó al Barcelona a finales de junio de 2005 después de triunfar en el TAU de Vitoria (una Liga (2002), dos Copas del Rey (2002 y 2004) y una final de Euroliga (2005), y pronto llegaron las comparaciones con el controvertido entrenador de fútbol Louis Van Gaal. Algunas similitudes les unen: disciplina, carácter ganador y altísima exigencia, pero también una personalidad difícil y cerrada.

Ivanovic fue uno de los grandes artífices de Marc Gasol al Akasvayu; Juan Carlos Navarro viajó a la NBA con un recuerdo un tanto amargo de su relación con el técnico; y su inseparable colaborador y colega en el equipo técnico, Zoran Savic, ha terminado por mantener una relación prácticamente inexistente.

A mitad de la tercera temporada con el AXA Barcelona, este ex jugador y ahora entrenador montenegrino cuenta con el pobre balance de una Copa del Rey (2007), algo que se sitúa muy lejos de las expectativas generadas a su llegada.

"En este momento, no me afecta nada. No me interesa ni mi futuro, ni el futuro del Barcelona", sentenciaba ayer Ivanovic, que ya era consciente de que su situación en el banquillo azulgrana estaba en la cuerda floja.

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