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Las exigencias de Merkel pueden ahogar a España

El eje franco-alemán propone un Pacto de Competitividad de difícil aplicación

 

B. CARREÑO

País Vasco y Hamburgo son las regiones más ricas de España y Alemania, respectivamente, según los datos publicados por Eurostat este jueves. La renta per cápita de la comunidad autónoma española en paridad de poder de compra (equiparable internacionalmente) estaba en 34.500 euros en 2008 mientras que la de Hamburgo era de 47.100 euros. Es decir, que el alemán medio más 'rico' es un 36,5% más pudiente que su homólogo español.

La moneda común no ha logrado borrar las diferencias estructurales entre España y la locomotora europea. Este salto es casi abismal con otros países como Grecia o Portugal. Sin embargo, la canciller alemana, Angela Merkel, pretende cerrar en las próximas semanas un plan económico que implante en toda la zona del euro las mismas recetas económicas que funcionan, cuando se aplican, en su país.

La propuesta maximalista verá la luz de forma muy rebajada

El llamado Pacto de Competitividad quiere imponer una fuerte disciplina fiscal que lleve a un déficit cero de media a lo largo del ciclo económico; desligar la inflación de los salarios para incentivar la productividad, y armonizar la fiscalidad en los países del euro. 'En realidad no es un documento como tal, es una propuesta maximalista destinada a justificar su cambio de opinión a la hora de ayudar a los países con problemas a causa de la crisis del euro', explica escéptico el investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Federico Steinberg.

Los expertos consultados por Público no creen que la propuesta franco-alemana (Nicolas Sarkozy la ha respaldado) vaya a ver la luz como está formulada, en parte, por la dificultad misma de su aplicación. Pero si se hiciera, y se implementara drásticamente, muchos creen que podría frenar la recuperación de la economía española, ya que ataría en corto la demanda en un momento clave para la expansión.

Un acuerdo en materia de restricción fiscal 'es casi imposible desde nuestro punto de vista', apunta un informe de Merrill Lynch. La entidad recuerda que la disciplina fiscal es fundamental para la sostenibilidad del euro, pero también admite que fijar unas 'reglas inflexibles para gestionar los balances pueden ser muy costosas porque los países no pueden usar la política monetaria para ir en contra del ciclo [...], por lo que puede ser un elemento desestabilizador'.

La idea de que el déficit sea cero deja a los países sin política económica

'No es razonable', coincide el catedrático de Hacienda Pública de la Universidad del País Vasco Ignacio Zubiri. 'La capacidad de endeudarse y de redistribuir la renta entre generaciones se hace mediante el déficit', recuerda. Este catedrático también discrepa en parte con la imposición de armonizar los impuestos. 'Hay que luchar para que no se haga competencia fiscal a la baja, pero la solución no tiene por qué ser igualar el tipo de sociedades. Hacer tributar a las empresas por las ventas que hacen en un país puede ser la vía'. En opinión de Zubiri, 'cada país tiene una diferente estructura económica y, por tanto, una diferente necesidad de ingresos'.

'Las reformas pueden ser en el camino correcto pero hay que ajustar los tempos, no podemos hacerlo tan deprisa', apostilla el profesor de Finanzas de la Escuela de Negocios Esade Jordi Fabregat. 'En el corto plazo ahogas la economía si no permites a un país endeudarse, pero la tendencia es lo importante', asume. El catedrático de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid Juan José Dolado también entiende el origen de la presión alemana. 'El más fuerte es el acreedor del resto y pone las reglas. España es sospechosa ante los mercados por su tasa de paro, y se nos vana exigir medidas', apunta.

'Alemania nos mira desde un punto de vista imperial al sur de Europa', concluye Albert Recio, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, que teme que la implementación del tipo de medidas que propone Merkel podrían llevar a la depresión en la economía española. 'Se podría dar incluso un efecto bumerán para Alemania al pasar factura a sus propias exportaciones por la caída del consumo en los países de su entorno', insiste. 'No tiene sentido que Alemania quiera que todos seamos como ella', matiza Steinberg. 'Si todos tuviéramos superávit por cuenta corriente, ¿a quién exportaríamos?', se pregunta el investigador.

Los expertos ven alternativas mejores que igualar los tipos fiscales

La polémica se ahonda ante la propuesta alemana de que en España se desligue la subida de los salarios de la inflación. El Gobierno español podría obligar a patronal y sindicatos a adoptar esta propuesta si ambas partes no cierran de mutuo acuerdo el pacto (ver información adjunta). El economista Juan Francisco Martín Seco cree que 'lo que se pretende es delibitar la negociación. Si las subidas salariales son con la inflación futura [como se hace en España] no puede atribuírsele un efecto inflacionista'.

Además, los expertos discrepan de los efectos en la economía. 'Los salarios han crecido en Europa la mitad que la productividad. En realidad, los salarios se han quedado ligados al poder adquisitivo, pero el aumento de la productividad ha ido a los beneficios empresariales. El problema es que no hay inversión. Lo realmente relevante no son los costes laborales porque los países más competitivos tienen costes laborales más caros', resume Alberto Montero, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga.

Las empresas deben trasladar la mejora de sus beneficios

Steinberg concuerda con esta línea y recuerda que 'la competitividad también se mide por los costes y los márgenes de los beneficios. Hay que alinear los beneficios con la productividad y que los ajustes no recaigan sólo en el trabajo. Por ejemplo, el incremento de la competencia en el mercado interior de servicios sería bueno para la competitividad pero Alemania se niega'.

Por su parte, Manuel Balmaseda, economista jefe de Cemex, cree que la medida podría ayudar a poner en valor a los sectores más productivos. 'Con este sistema se localizan los sectores con más productividad porque tienen que tener una renta mayor'. Balmesada pide que también el empresario sepa 'repercutir' la subida de los precios en los salarios. De esta opinión es la mayoría de los expertos consultados por Público, que no lamentan que en la época de las vacas gordas, en España no hubiera una subida salarial que participara de los beneficios empresariales. Fabregat reconoce que 'nos enfrentamos a varios problemas con la medida, porque aún no sabemos muy bien cómo medir la productividad. Además, estamos de acuerdo en desligar los salarios de la inflación pasada, pero la inflación futura ¿quién la decide?', se plantea.

Dolado es partidario de que en la reforma de la negociación colectiva se deje para el terreno empresarial este tipo de decisiones, como la actualización de salarios, de forma que suban en línea con la productividad de la empresa. 'Se podría calcular la productividad por empresa con las ventas menos los costes entre el número de trabajadores', apunta el catedrático.

Un complicado consejero para la economía, la política, se alía estos días para que la canciller alemana se muestre especialmente firme en sus peticiones ante los socios del euro. Merkel se enfrenta a un duro año electoral en Alemania, con siete citas con las urnas regionales, y una primera y dura derrota hace apenas una semana precisamente frente a los ricos votantes de Hamburgo. Sin embargo, al otro lado, el líder de la mayor de las economías 'periféricas', Zapatero, también se enfrenta a su propio examen ante las urnas autonómicas, lo que hace presagiar un intenso forcejeo en la Cumbre del 11 de marzo.

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