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La importancia de las pequeñas historias

Santiago Roncagliolo publica su cuarta novela, 'Memorias de una dama'

TONI POLO

Guiones de telenovela, libros para niños, traducciones de novelas, reportajes periodísticos, discursos para políticos Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) ha hecho de todo. Y todo le ha servido para convertirse en escritor. 'Escribir discursos para políticos en América Latina es el mejor entrenamiento para la ficción', dice el escritor, que trabajó con el Defensor del Pueblo en Perú sobre temas de derechos humanos, de desaparecidos... 'Lo bueno de ser escritor es que lo amortizas todo, porque en la novela cabe todo'. El ejemplo más claro es el de el último libro de este joven peruano, Memorias de una dama (Alfaguara), para la que ha echado mano de su experiencia como guionista de telenovelas: 'La historia de una niña rica condenada a la soledad por el dinero, a la que la gente sólo se acerca para ver qué le puede rebañar. Telenovela pura y dura...'.

La historia la narra un suramericano aspirante a escritor, que se encuentra con la oportunidad de relatar la vida de la adinerada anciana. El joven descubrirá un mundo del que la propia mujer no tiene constancia: relaciones con la Mafia, con el fascismo, con dictadores con nombres y apellidos 'Mezclo a una señora rica con nombres históricos como Trujillo o Batista'. Como en todos los libros de Roncagliolo, siempre el dichoso contexto histórico: 'Me fascina cómo los grandes hechos de la historia alteran las pequeñas vidas de la gente. Siempre hay un tema en los periódicos que te afecta enormemente'.

'Todos tenemos una versión de nosotros que nos deja muy bien'

Asegura no tener nada que ver con el protagonista de la novela, a pesar de que el propio Roncagliolo llegó a Españacon la idea de hacerse escritor, de publicar. Pero, por otro lado, siempre ha reconocido que miente mucho al hablar de sí mismo: 'Yo creo que miento pero no soy un mentiroso', se justifica. 'Todos mentimos de una manera exagerada y constante. Todos tenemos una versión de nosotros mismos que nos deja muy bien parados en medio de esta jauría de gente claramente inferior. ¡Todo es una mentira! Lo que pasa es que los escritores somos los únicos que reconocemos que mentimos', proclama. Pero lo hace entre risas. Entonces... ¿Roncagliolo puede ser el narrador de esta novela? Y se ríe todavía más: 'Ya a estas alturas no tengo muy claro qué hay de cierto y de falso en mi relación con el narrador. ¡Con tanta mentira!'.

Sudaca y escritor

Sin embrago, Roncagliolo se pone serio cuando tiene que hacerlo. En su novela, el protagonista dice sentirse como un 'sudaca de mierda'. Santiago no ha pasado por ahí: 'En muchos sitios de Europa te pueden arrestar por no tener papeles. Comparado con eso, mi experiencia fue un palacio de la nobleza'.

'Cuento historias, soy novelista, no político. Por esono doy lecciones'

Pero Roncagliolo no pretende dar lecciones a nadie. Considera que la vida es algo demasiado complicado como para ir dando consejos a nadie. Dice que cuenta historias, que es un novelista y no un político. De ahí que crea que la buena novela es la que consigue que cada lector haga su lectura particular y saque sus propias conclusiones.

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