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Italia, un campeón que será difícil de destronar

Reuters

Por Carlos Castellanos

En toda competición se espera con expectación la primera comparecencia del campeón, para medir sus fuerzas; para saber qué defensa hará de su título o por el morbo del agorero, que quiere anticipar su fracaso.

Anoche, Italia salió al escenario en medio de acusaciones de mal juego y de inmovilismo por la presencia de algunos de los campeones de 2006 cuya fecha de caducidad, según algunos expertos, ha pasado. El rival transalpino fue el complicado Paraguay, un equipo que no concede espacios, duro en las entradas, firme en defensa y que lanza contraataques rápidos. El estreno del campeón no iba a ser fácil, y no lo fue. Italia no pasó del empate a uno.

El equipo de Marcello Lippi debió sobreponerse a la ausencia de una figura clave como Andrea Pirlo, lesionado en el gemelo. El jugador del Milán es habitualmente el encargado de dar una salida limpia a la pelota, enganchar con los delanteros, dar movimiento al balón en el medio y colabora de forma incansable en la recuperación. En ausencia de Pirlo, Lippi optó sin éxito por Riccardo Montolivo para desempeñar una función similar.

Italia sorprendió en el arranque presionando arriba, con intención de ser protagonista y evitar sobresaltos frente a la selección sudamericana. Su propuesta táctica fue prácticamente un 4-3-3, que sin la pelota se transformaba en un 4-5-1. En el mediocampo estaban Claudio Marchisio, jugando por el interior derecho y no por la banda como hace en Juventus; Montolivo, que actuó por el centro ejerciendo de Pirlo, y Daniele De Rossi a su izquierda. Los delanteros Simone Pepe y Vincenzo Iaquinta se desempeñaron como extremos, este último un delantero centro con tendencia a echarse hacia los flancos. En punta estaba Alberto Gilardino.

Los defensores fueron Gianluca Zambrotta, en el lateral derecho, Fabio Cannavaro y Giorgio Chiellini como centrales, y Domenico Criscito en el lateral izquierdo.

En un partido trabado, sin ocasiones y de mucha brega, Paraguay encontró un gol en jugada a balón parado en el minuto 39 y ese tanto vigorizó al conjunto guaraní, que redobló esfuerzos para cortar el juego italiano. Las malas noticias se multiplicaron para los "azzurri" cuando el portero Gianluigi Buffon debió ser sustituído en el descanso por Federico Marchetti por un dolor en la espalda.

Pronto, fue evidente que la idea de Montolivo como conductor no prosperaría y la presencia del jugador de Fiorentina fue menguando. Lippi, para subsanar ese déficit optó por cambiar a De Rossi y a Montolivo de posiciones para que el romanista fuera el eje del centro del campo. De Rossi no mejoró el juego pero dio más dinámica a la zona medular, que fue reforzada posteriormente con la veteranía de Mauro Camoranesi por Marchisio. Ya antes de esa variación, Montolivo se había trasladado al costado derecho del mediocampo.

Italia fue imponiéndose a base de voluntad y pericia, obligando a Paraguay a dar un paso atrás, algo que no desagradó a los sudamericanos, que cada vez veían con mejores ojos la idea de aguantar el resultado. El empate azzurro llegó en una saque de esquina en el minuto 63 como consecuencia de un error del portero Justo Villar que aprovechó De Rossi, pero pese a la forma que llegó el gol, Italia mostró un carácter, una determinación, una generosidad en el esfuerzo y una testarudez, por negarse a perder, que la convertirá en un equipo difícil de derrotar. En el banquillo tiene, además, a un Lippi que sabe mover sus piezas, como mostró ante Paraguay y que puede cambiar detalles para mejorar el guión.

En 1982, cuando ganó el Mundial, Italia empató los tres partidos del grupo inicial, mientras que en 2006, cuando repitió corona, igualó con EE.UU. Por eso no se debe hacer una lectura demasiado negativa sobre su incapacidad de doblegar a los guaraníes.

Italia probablemente no gane el Mundial, pero el campeón mostró armas suficientes como para creer que no renunciará a su título fácilmente, sobre todo si vuelve Pirlo.

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