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Koldobika Jauregi invita a "soñar y viajar" con sus nuevos iconos

EFE

El escultor vasco Koldobika Jauregi expone a partir de mañana en San Sebastián cerca de sesenta obras, la mitad de ellas retablos y relieves en madera a modo de iconos, con las que invita a "soñar y viajar".

Jauregi, nacido en Alkiza (Guipúzcoa) en 1959, ha explicado hoy a Efe el significado artístico de la muestra que inaugurará mañana en la Galería Ekain de la capital donostiarra, donde reúne sus más recientes creaciones.

La exposición, que lleva por título "Bidaia" (El viaje) y estará abierta hasta el próximo 11 de febrero, incluye una treintena de relieves en madera con pequeñas puertas que dan lugar a grabados en acero corten y pan de oro, así como una cantidad similar de piezas de joyería en plata y oro exhibidas en estructuras igualmente inspiradas en los retablos.

La obra más espectacular es sin embargo un retablo de mediano tamaño, esculpido también en madera y con incrustaciones en los mismos materiales que los relieves, aunque incorpora además varias piedras de granito colgadas.

La colección supone "el viaje" más reciente de Koldobika Jauregi, quien ha afirmado con plena convicción que "la vida en sí misma es un viaje".

Este creador de proyección internacional ha explicado que los relieves de pared "hacen referencia a los iconos" y la mitad de ellos "no son muy grandes porque están pensados como si sirvieran para viajar y llevarlas consigo".

"Podrían parecerse, aunque en grande -ha comentado-, a los escapularios que portaban los peregrinos en sus viajes religiosos y que abrían para rezar ante sus imágenes".

No obstante, las creaciones de Jauregi no sólo evocan, según ha precisado, los viajes de peregrinación, ya que "su contenido es muy poético" y abarcan actividades como la trashumancia del ganado u otro tipo de desplazamientos simbólicos.

"Juego con pequeñas puertas que se abren y se cierran, y que dan lugar al misterio", ha señalado el artista, quien ha advertido de que sus obras conducen de esta forma "a la ensoñación".

En su particular universo de simbologías, "los iconos sirven para viajar y soñar", ha insistido el escultor, quien reconoce que sus experimentos con los retablos son una constante en su obra desde el inicio, por un lado porque su presencia "es muy abundante en Occidente", también porque pueden alcanzar un gran tamaño, pero sobre todo porque le interesa "el juego que dan las diversas piezas ensambladas".

"Cada una de esas piezas -ha añadido- contiene una historia y ofrece la posibilidad de narrar en viñetas".

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