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Reflotar a la CAM costará cerca de 20.000 millones al Estado

El Banco de España se ha ofrecido a avalar las pérdidas crediticias e inmobiliarias de la caja

 

V. ZAFRA

La CAM va a resultar una auténtica sangría para las arcas públicas (o para el Fondo de Garantía de Depósitos FGD, si consigue recursos suficientes para hacer frente a todas las pérdidas del fondo de rescate). Ella solita se puede comer los 15.000 millones de euros de recortes públicos que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que prometerle a Angela Merkel en mayo del año pasado, y parte de los que Mariano Rajoy tiene previsto acometer en los próximos meses.

Cerca de 20.000 millones va a costar rescatar la entidad, muy por encima de los 2.800 millones que ya se le han inyectado y una cifra muy similar a los 18.600 millones que se han comprometido en ayudas públicas para el conjunto del sector.

La CAM absorberá tantas ayudas como lo aportado al conjunto del sector

¿Cómo puede ser que una sola entidad absorba tanto dinero? Para poder venderla (y aun así sólo el Sabadell se ha atrevido a pujar), el Banco de España ha ofrecido a los compradores asumir el 80% de las pérdidas crediticias y de valoración de activos que sufra la entidad en diez años, que el supervisor limita a 17.000 millones. En caso de alcanzarse esa cifra, el fondo de rescate abonaría 13.600 millones, que habría que sumar a los 2.800 millones ya invertidos y que el comprador no repondrá.

Además, a esa cuantía se pueden añadir otros varios miles de millones, ya que los pujantes en la subasta tenían la posibilidad de pedir más dinero si consideraban que las pérdidas serán superiores a lo calculado por el Banco de España. Y, previsiblemente, dado el miedo que existe entre las entidades a lo que pueda aparecer en la CAM, el Sabadell haya pedido más dinero, aseguran fuentes del sector, con lo que la cuantía garantizada se acercará a los 20.000 millones en caso de que resulte adjudicatario. En la entidad rechazaron hacer comentarios sobre si ha realizado oferta y en qué condiciones la habrían hecho.

Otra opción sería que la caja se vendiera por partes y que cada uno de los compradores asumiera una porción de las pérdidas, aunque está por ver cuánto costaría así al Estado.

La creación de un banco es la idea que se maneja para las demás entidades

Recientemente, el Gobierno modificó los fines del FGD, financiado por bancos y cajas, para obligarle a asumir las pérdidas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Así evitaba que se convirtieran en déficit público este año los 2.800 millones que perderá inicialmente en la CAM. Al final, el agujero que habrá que tapar va a ser tan elevado que es probable que no pueda asumirlo el Fondo de Garantía, por mucho que tenga capacidad para endeudarse, destacan a Público en un banco y una caja, en los que ya asumen que habrá que hacer alguna aportación extraordinaria al FGD y que aun así no llegará el dinero.

Las cuentas cantan: el Fondo cuenta con 6.600 millones y es prácticamente seguro que tendrá que sufragar los 7.551 millones invertidos en nacionalizaciones. Por tanto, tener que abonar también otros 15.000 millones largos de la CAM más lo que tenga que garantizar en otras entidades 'va a estar fuera de sus posibilidades', dice un directivo de un banco.

La cuestión que surge entonces para paliar esas pérdidas y al tiempo hacer solvente al sistema es la creación de un banco malo, financiado con deuda del Estado y al que podrían traspasarse los activos tóxicos sobre todo inmobiliarios de los bancos y cajas con problemas. Así se sanearían las entidades y el FROB podría reducir sus pérdidas de las nacionalizaciones, aunque al tiempo tendría que sufragar los costes del banco malo por otro lado. Y no serían cuestión de poco. Según un informe de Morgan Stanley adelantado por el diario digital Vozpópuli, tendría que comprar activos por importe de unos 104.000 millones.

Lo bueno de esa fórmula, explicaba recientemente el eurodiputado del PP José Manuel García-Margallo, sería que las pérdidas de esas inversiones no se materializarían y, por tanto, se convertirían en déficit público, hasta que se vendan los activos. Eso da margen al Estado y al propio sector para que se tranquilice la situación y empiecen a crecer el PIB y los beneficios de las entidades. En todo caso, no está claro todavía que esta fórmula vaya a ser la que utilice el Gobierno de Mariano Rajoy, porque, como explicaba el propio García-Margallo, 'en el PP florecen muchas flores' y aún no está definida la idea.

En los bancos no están muy conformes con la creación del banco malo (del que seguramente también se beneficiaría la CAM), aunque están casi convencidos de que así se hará, mientras que en la mayoría de las cajas se puja por esta fórmula. Se reinicia el debate que nunca se ha abandonado de si debe el Estado invertir cuantías ingentes de dinero en salvar a entidades no solventes. El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín, lleva toda la crisis advirtiendo de que no se pueden dar ayudas a entidades zombis, que es lo que se ha hecho en los últimos años, recalca.

La mayoría de las entidades surgidas de esas ayudas no son lo suficientemente fuertes para superar la crisis, de ahí que tengan que fusionarse. Y tampoco lo será probablemente Banco de Valencia, al que le van a inyectar 1.000 millones, hasta que alguien lo adquiera. Desde otros bancos critican que se entregue tanto dinero a una entidad tan poco significativa en España (el 0,74% del sector) en lugar de haber obligado a sus accionistas (encabezados por la matriz de Bankia) a afrontar los costes de su reestructuración.

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