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Sakamoto trae a España su banda sonora para las emociones con "Out of Noise"

EFE

La música de Ryuichi Sakamoto podría ser la banda sonora de las emociones: sólo compone para lo que siente, ya sean unas olimpiadas, una película, un politono o su último disco, "Out of Noise", y lo hace con el mismo toque cristalino que le ha hecho famoso y que mañana trae a España en su gira por Europa.

Si el Universo respira, su soplo se debe parecer mucho a las largas y profundas "inspiraciones melódicas" que imagina el japonés para su primer disco en solitario en cinco años, "Out of Noise", doce "mantras" recitados por sus dedos y que sólo revelan su secreto a quienes los escuchan.

En este disco, que Decca ha editado junto a "Playing the piano" -"autoversiones" de algunas de sus bandas sonoras más famosas y que se publicaron ya en 2005 aunque sólo en Japón-, Sakamoto refleja cómo se siente el artista en estos momentos aunque quien quiera saberlo tendrá que escucharlo porque él es incapaz de explicarlo con palabras.

"No puedo clasificar mi música ni hablar de ella pero es que además la explicación limita la imaginación: cualquier cosa que uno pueda oír en ella es como yo me siento", ha dicho hoy Sakamoto (Nakano, Tokio, 1952) en una rueda de prensa en Madrid horas antes de su primera actuación en España.

Al compositor, actor, modelo y productor no le gusta nada viajar porque, confiesa que es un "vago" pero, sobre todo, por que no soporta los aeropuertos, quizá por eso ha tardado diez años en volver a hacer una gira en solitario.

Está a la mitad de su "peregrinaje" por 28 ciudades de Europa, y cuando actúe mañana en Madrid, en el Teatro Price, dentro del Festival de Otoño, lo hará con una primera parte dedicada a "Out of Noise", y con "un no se sabe bien qué" porque se "aburre" rápido y no soporta la idea de hacer 28 veces el mismo programa.

"Cada noche será diferente", promete a quienes ya han agotado las entradas en Madrid, Santiago de Compostela (el día 13), Girona (15), San Sebastián (17), Cartagena (19), y Jaén (20), ciudades en las que además interpretará al piano las piezas que le "inspire" el ambiente de entre las "50 ó 60" partituras con las que subirá al escenario.

Se siente afortunado porque puede dar conciertos y siempre llena, pero admite que en un mundo en el que las descargas de internet son una irresistible tendencia es "muy difícil y complicado" vivir de la música por eso, pronostica, aunque "sobrevivirá", en el futuro será "más un hobby que una profesión".

"No podemos vivir sin la tecnología. Internet o el móvil son irrenunciables y ya no es una cuestión de si lo aceptamos pero, francamente, no creo que esta civilización dure más de mil años y, es más, yo espero que concluya lo antes posible y seamos más 'eco friendly' (respetuosos con el medio ambiente) cuanto antes".

Está en el "otoño" de su vida pero eso no es para él negativo. "Al crear siento que lo hago con mucha más riqueza que cuando era joven. Quizá me esté volviendo loco pero cuanto mayor me hago mejor me siento porque todo lo que he vivido, incluida la pérdida de las personas que he amado e incluso de las que no he llegado a conocer, que retornan a mí y me enriquecen".

Tiene "mil" proyectos en marcha, desde una nueva colaboración con Alva Noto y Christian Fennesz, al "gran reto" de componer un concierto para koto, el instrumento tradicional japonés, e "incluso" la posibilidad de grabar un nuevo disco con la legendaria Yellow Magic Orchestra, la banda que creó hace 30 años aunque, afirma, no la eche nada de menos.

"Normalmente no miro hacia atrás", afirma pero reconoce que cuando escucha sus primeros discos le suenan "frescos", hechos en la "primavera" de su vida: "tan joven que creo que no podía hacerlos ahora. Cada estación tiene su sonido y aquella pasó ya".

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