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La teletransportación de bajo coste de Pilar y Raya

La coproducción hispano-filipina Buenas noches España' se estrena en Locarno

CARLOS PRIETO

Bienvenidos al mundo de la teletransportación, la psicodelia y la independencia de Filipinas. Y al de las películas rodadas con presupuesto cero. La coproducción española Buenas noches España, nueva película del director filipino Raya Martin (Manila, 1984), uno de los niños mimados de Cannes, se estrena esta semana en el festival de Locarno, que arranca hoy.

No es una película cualquiera. El director de Independencia y Manila se ha hecho un sitio en Locarno, uno de los festivales más importantes del mundo, con una de las películas más baratas (y marcianas) de todos los tiempos. Rodada en España, sin dinero y sin guión.

'La idea principal era hacer una película loca de carretera: trabajar con amigos, descubrir las cosas por el camino', cuenta Martin. El proyecto contó con la complicidad total de dos actores españoles: Pilar López de Ayala y Andrés Gertrúdix, a quien Martin conoció tras el rodaje de El idioma imposible.

'Hablamos mucho sobre drogas a un nivel existencial. Me fascina el asunto porque vengo de una familia conservadora', explica el director, que cree que Ayala y Gertrúdix son 'dos artistas muy abiertos' a este tipo de proyectos experimentales: 'Me sorprendió esta actitud teniendo en cuenta que ambos tienen carreras de prestigio en España'.

El crítico y cortometrajista Gonzalo de Pedro, uno de los productores de Buenas noches España, rememora la génesis de un proyecto que surgió 'de una manera bastante azarosa': 'Raya vino a Madrid, a pasar unos días de visita, y comentó las ganas que tenía de rodar una película fuera de la industria, sin subvenciones, ni productores, ni presiones. Una película entre amigos. Yo le propuse ayudarle, y como tenía algunas ideas que podían rodarse en Madrid, nos pusimos en marcha con lo puesto'.

Filmada en dos formatos olvidados (Super 8 y Hi-8) y a espaldas de la industria, Buenas noches España es el regreso de Raya Martin al cine under-ground, que practicaba antes de convertirse en una de las vacas sagradas del nuevo cine de autor internacional. 'Este era mi modo de trabajar antes de involucrarme en proyectos más grandes. Es como ir a la guerra. Una guerra no se puede planificar', cuenta Martin.

'Mis dos filmes anteriores (Independencia y Manila) tenían dos guiones muy armados, pero esta vez buscaba tener más libertad creativa. Algo que me recordara el modo en el que rodé Autohystoria, donde sólo tenía media página de guión', explica Martin, que en Buenas noches España contó con la colabo-ración del cineasta vasco Víctor Iriarte en la edición.

'Es una auténtica producción underground', dice De Pedro. 'En ningún momento pensamos en la posibilidad de organizar una producción convencional, no sólo porque ninguno somos productores y no sabríamos hacerlo, sino porque el espíritu de la película era el de un rodaje mínimo, entre amigos. El poco dinero que gastamos en película de Super 8, el viaje a Bilbao y comida salió de nuestros bolsillos', añade.

La cinta se abre con una cita de José Rizal, héroe de la independencia de Filipinas, tema recurrente en la filmografía de Martin, que da pistas sobre las intenciones políticas de un filme de trama inescrutable y fantasmagórica. 'La Historia es algo que no podemos ver, pero que nos guía.

La naturaleza también contiene mucha historia. Quería buscar la historia en los rincones oscuros, donde lo paranormal se cruza con lo químico. Siempre me ha interesado lo paranormal', cuenta el director, que menciona en el filme un extraño episodio de teletransportación ocurrido en 1593, cuando un soldado destinado en Manila apareció de repente en México.

Director y productor coinciden en que no 'hubo mucha preparación', que sólo tenían 'algunas intuiciones' y que 'no había más guión que el propio rodaje'. El final del camino azaroso les ha llevado al festival estrella del verano. El espíritu punk ha sido recompensado.

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