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¿Para qué valdrían los eurobonos?

BELÉN CARREÑO

¿Es la fórmula más viable?

Es difícil calificar ninguna solución como la mejor, pero el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE) a la creación de los eurobonos ha convertido esta iniciativa como una de las que tienen más posibilidades de ver la luz.

¿Cómo funcionan estos títulos?

El espíritu del eurobono se basa en que la deuda que se emita dentro de la zona del euro esté garantizada por todos los países al mismo tiempo. Puede haber varias formas de articularlo. El catedrático de Banca y Finanzas de Esade Robert Tornabell dice que el mejor sistema sería que el mecanismo de rescate financiero que se lanzará a partir de 2013 fuera el encargado de emitir la deuda comunitaria. Para ello, habría que triplicar los fondos que se han destinado (440.000 millones de euros), de forma que los mercados confíen en la garantía que hay detrás del emisor. Otra posibilidad es que hasta que se lance el fondo el BCE sea el emisor de esta deuda, o que cada banco nacional se encargue de hacer la emisión, con la garantía del resto de los bancos centrales.

¿Qué pasa con la deuda soberana que ya existe?

De nuevo hay varias posibilidades. Según Federico Steinberg, investigador de Economía Internacional del Real Instituto Elcano, los eurobonos podrían ir sustituyendo paulatinamente a la deuda nacional. Se podría hacer un canje de la deuda o también ir amortizándola según se cumplan los vencimientos de los bonos que están vivos en estos momentos.

¿Por qué puede ser la solución?

Para Tornabell, el eurobono se convertiría en un título representativo de todo un bloque económico, al estilo de la Reserva Federal, lo que daría una gran confianza a los inversores, que lo percibirían con riesgo muy bajo. El director financiero del IE Business School, Manuel Romera, recuerda que mediante la compra de los eurobonos los inversores privados estarían participando en el rescate de los países.

¿Qué rentabilidad daría?

El tipo de interés de un eurobono debería estar alrededor del 2%, algo menos incluso que la rentabilidad que paga en estos momentos el bono alemán. Para que la financiación de un Estado sea sostenible, su deuda pública no debe cotizar por encima de su crecimiento en el medio plazo. Si la zona del euro fuera a crecer, por ejemplo, a una media de entre el 2% y el 2,5% en los próximos años, este sería el tipo adecuado a pagar.

¿Dónde está la complicación?

La primera dificultad es que los estados se hacen solidarios con la deuda de sus vecinos, lo que contradice el tratado de la fundación. Steinberg recuerda que habría que cambiar el artículo 125, que dice que ningún país se puede hacer cargo de la deuda de los otros. Además, Alemania es reticente a respaldar a otros países. El eurobono tendría que venir con una pérdida de autonomía fiscal, lo que los expertos ven como ineludible.

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