Los partidos flamencos, que son mayoría en la Cámara de Diputados, aprobaron hoy de manera casi unánime unas proposiciones de ley fuertemente contestadas por los francófonos sobre la división del distrito electoral de Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV), lo que pone en serio peligro la formación de un nuevo Gobierno belga.

En una votación "histórica" en la Comisión de Asuntos Interiores de la Cámara de Diputados, todos los flamencos, salvo una representante de los Verdes que se abstuvo, apoyaron las proposiciones, depositadas en julio pasado.

Todos los políticos francófonos abandonaron la sala antes del comienzo de la votación, para mostrar su rechazo a una iniciativa lingüística cuya gravedad recuerda, según dijeron varios protagonistas, a la crisis de 1968 que obligó a escindir la centenaria Universidad de Lovaina.

La escisión de este distrito, que ahora engloba a la capital -bilingüe- y a los distritos -flamencos- de Halle y Vilvoorde, tendría como consecuencia que los francófonos que viven en estos dos municipios ya no podrían votar por candidatos francófonos ni acceder a la Justicia en francés.

El voto sobre "BHV", asunto que divide desde hace más de cuarenta años a las dos grandes comunidades del país y se convirtió en junio pasado en una apuesta electoral de los flamencos, hasta ahora siempre había sido postergado para no complicarle el trabajo al formador de Gobierno, el democristiano flamenco Yves Leterme.

Pero debido a la falta de progresos en los temas que atañen a la futura estructura del Estado, entre ellos el de BHV, los flamencos, que exigen una nueva descentralización de gran alcance, lanzaron la semana pasada un ultimátum.

Si para hoy no había un "principio de solución" para BHV, no se aplazaría más el voto en la Cámara de Diputados, palabra que han cumplido después de que los francófonos rechazaran anoche una propuesta de Leterme que pretendía servir de base para las negociaciones sobre el asunto.

La aprobación de hoy no significa que el distrito electoral vaya a ser escindido enseguida, ya que los francófonos aún disponen de varios mecanismos de emergencia para forzar un retraso, de los que el principal líder francófono, el liberal Didier Reynders, ya ha dicho que harán uso.

En Bélgica, la Constitución, aunque otorga la mayoría en la Cámara a los flamencos, porque es la comunidad más numerosa, no le permite imponer sus criterios a la otra parte, si afectan a los intereses vitales de ésta.

A este fin se idearon los procedimientos excepcionales del "conflicto de intereses" y del "timbre de alarma", que permiten a un grupo lingüístico suspender la discusión parlamentaria de una proposición de ley.

Ambos procedimientos tienen como consecuencia que el asunto conflictivo es transferido al Gobierno federal, pero como el Ejecutivo saliente, liderado por el liberal flamenco Guy Verhofstadt, sólo puede ocuparse de los asuntos corrientes, la cuestión de BHV corre el riesgo de enquistarse.

Además, la principal razón por la que las negociaciones para la formación de un nuevo Ejecutivo están siendo tan complejas es justamente el llamado "dossier institucional", incluido BHV.

Aunque de momento ninguno de los partidos entierra públicamente la planeada coalición naranja-azul, compuesta por democristianos y liberales francófonos y flamencos, el voto ha deteriorado la ya frágil confianza entre los negociadores y pone en cuestión la supervivencia de Leterme como formador.

Aunque varios políticos flamencos insistieron después del voto en que no habrá Gobierno sin Leterme, está por ver si éste está dispuesto a hacer un tercer intento como formador de Gobierno.

En caso de que Leterme decida tirar la toalla, es el rey Alberto II quien tendrá que decidir los siguientes pasos.

Analistas políticos consideran alta la posibilidad de que se instale un "gobierno de emergencia" compuesto por los partidos que actualmente forman parte de las negociaciones que podría funcionar hasta 2009, año en el que se celebran elecciones regionales y se podrían organizar también comicios generales.