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Una obra exquisita de George de La Tour

El Prado crea 'la obra invitada' para acoger grandes cuadros de otras instituciones

I. R.

Si la semana pasada el ex director del Louvre Michel Laclotte ponía al Prado como un modelo a seguir, ayer se intuyeron las razones. En apenas dos décadas el museo ha pasado de no exhibir ningún Georges de La Tour (1593-1652) a albergar tres cuadros. El último, la Magdalena penitente (1640-45), permanecerá hasta el 28 de junio en virtud de una nueva iniciativa: La obra invitada, que permitirá exponer pinturas de otros grandes museos que completan la colección permanente.

Perteneciente al Louvre, la Magdalena penitente se exhibe junto a otros dos óleos de La Tour: San Jerónimo leyendo (1627-29), descubierto inesperadamente perdido en los fondos de un ministerio; y Ciego tocando la Zanfonía (1620-30), adquisición de principios de los noventa. La conjunción de las tres pinturas es más valiosa si se tiene en cuenta que la producción de De La Tour se limita a medio centenar de obras.

El director del Prado, Miguel Zugaza, se refirió a De La Tour como 'el Zurbarán español' (su San Jerónimo se atribuyó en un principio al pintor extremeño, por lo que acabó en España). 'Es quizá el más español de los franceses. Ha sido confundido con Maíno, Velázquez y Zurbarán', aclaró Andrés Úbeda, conservador del Prado.

'De La Tour presenta una visión nocturna, en la que la Magdalena reflexiona sobre la vida y la muerte a la luz de una vela', resumió Gabriele Finaldi, director adjunto del Prado. Mientras que Andrés Úbeda prefirió resaltar 'el dominio de la luz para crear volúmenes y estados de ánimo'.

El tenebrismo de De La Tour y el uso de personajes populares lo acercan a Caravaggio; una relación que el Prado subraya exponiendo en la misma sala David vencedor de Goliat de Caravaggio (1600), San Francisco sostenido por un ángel de Gentileschi (1667) y San Pedro liberado por un ángel de Guercino (1622).

Sin rastro
Hasta el siglo XIX la labor de Georges de La Tour como pintor sólo estaba documentada. Es a partir de entonces cuando los estudiosos empiezan
a atribuirle las primeras pinturas.

Producción
Los tres cuadros que ahora reúne El Prado son aún más llamativos si se piensa en la escasa producción de Georges de La Tour, de no más de 50 obras.

Tenebrismo
El dominio de la luz y la presencia en sus cuadros de personajes populares lo relacionan a la pintura de Caravaggio (1571-1610). También se cree que conocía la obra de Gentileschi (junto al que está en el Prado, además de Guercino y Caravaggio) y de Carlo Saraceni.

Progresivo
Su presencia en el Museo del Prado ha aumentado progresivamente desde los años 90. Entonces el museo compró ‘Ciego tocando la Zanfonía' (1620-30). Y hace unos cuatro años apareció ‘San Jerónimo leyendo' (1627-29).

Español
'Es quizá el más español de los franceses', según Andrés Úbeda, del Prado. A lo largo de la Historia sus pinturas se han atribuido a Maíno, Zurbarán e incluso Velázquez.

Mezcla
Su producción se debate entre temas populares, a las que pertenece ‘Ciego tocando...' y religiosos. Con la peculiaridad de que estos últimos beben del naturalismo italiano.

Muerte
De las obras que actualmente expone El Prado la ‘Magdalena' es la más tardía. Quizá por ello (cuando lo termina le quedan siete años de vida) es la que tiene una referencia más clara a la muerte, simbolizada por la calavera.

Meditación
Desgranando aún más el cuadro, los críticos ven en la naturaleza muerta que observa la Magdalena una meditación sobre la vida, la muerte y el paso del tiempo.

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