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Vuelven los chicos malos de la literatura española

La reedición de La piqueta, de Antonio Ferres, pone en su sitio al realismo social

CARLOS PRIETO

'En Chicote un agasajo postinero / con la crema de la intelectualidad'. Rafael Sánchez Ferlosio recordaba el chotis en un artículo de 1984 La cultura, ese invento del Gobierno en el que señalaba que la fiesta democrática había convertido a los intelectuales en unos monos de feria subvencionados. En ese contexto de consenso y jolgorio, los escritores adictos al conflicto Armando López Salinas, Jesús López Pacheco, Antonio Ferres y los que practicaron el realismo social durante el franquismo no pintaban nada.

La cosa, de hecho, venía de lejos, como explica Manuel Borrás, editor de Pre-textos, que participará mañana en un homenaje de la Universidad Complutense a Antonio Ferres (Madrid, 1924) coincidiendo con la reedición de La piqueta (Gadir, 2009), obra clave del realismo social español que cumple medio siglo.

'Ferres era un autor periclitado desde los años 70. El mundo literario estigmatizaba a cualquiera que fuera izquierdista y practicara el realismo. Estaban medio censurados, por raro que suene', recuerda el editor, uno de los primeros en recuperar a Ferres. A quien estas palabras le suenen a teoría de la conspiración debería saber esto: cuando Borrás editó la novela de Ferres Los confines del reino (1997) no se publicó ni una sola reseña en la prensa.

El escritor Julián Rodríguez, que también participará en el homenaje, señala otras posibles causas del olvido: 'Estaban exiliados. Además, los escritores olvidados necesitan a otros escritores y lectores más jóvenes para volver a la superficie. Y la generación literaria de Ferres no ha sido recuperada por las posteriores'.

Con todo, Ferres quitaba ayer hierro a su situación desde su pequeño piso en el barrio madrileño de Cuatro Caminos. '¿Injusto? Bueno, el mundo es injusto', dice el hombre que compaginó la escritura con la militancia comunista. 'No es que el mundo literario sea perverso, es que los críticos van a lo suyo. Algunos dicen que en la literatura española sólo existe la actualidad y los amiguetes', cuenta. Ferres, que se exilió a Francia a mitad de los 70 y fue más tarde profesor de literatura en EEUU, resume su situación con una frase lapidaria: 'Me fui de España a destiempo y regresé a destiempo'.

Respecto al sambenito que tuvo que cargar su generación, bautizados como los escritores de la 'berza', explica que hay que diferenciar entre escritores realistas y críticos. 'Realistas son todas las novelas, menos las de caballería y las pastoriles. Pero una cosa es el costumbrismo, como fue calificada La piqueta, de ahí vino la gilipollez esa de la berza, y otra realizar un retrato social crítico. La piqueta [que narra el desahucio de unos chabolistas llegados a Madrid en busca de un futuro mejor] es una novela sobre los derrotados', dice.

De su vigencia hoy día, pocos dudan. 'Es una pieza literaria de altura', cuenta Rodríguez. 'Pero también un documento de una época. Su valor, como el de Central Eléctrica (Jesús López-Pacheco, 1958), va más allá de lo literario. Retratan un país, pero también la vocación de unos intelectuales que intentan redimir a toda la sociedad', dice. Unos intelectuales que, cabría añadir, no están por la labor de ir al Chicote a un 'agasajo postinero'.

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