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Capitalismo sádico en Berlusconistán

El filósofo Toni Negri analiza la deriva de su país y critica la incapacidad de la izquierda para resistirse a los mercados

CARLOS PRIETO

Test rápido. ¿Cuántos filósofos contemporáneos conoce usted? ¿Cinco? ¿Tres? ¿Ninguno? Ahora que la filosofía se ha convertido en una reliquia, no deja de ser asombroso que haya hombres que sigan practicando el fatigoso arte de pensar. Sobre todo si lo suyo es la filosofía a martillazos, como el caso de Toni Negri (Pádova, 1933), uno de los pensadores más influyentes de la izquierda alternativa desde la explosión del 68.

Negri estuvo ayer en el Museo Reina Sofía presentando el documental The Cell. Antonio Negri y la prisión (Angela Melitopoulos, 2008), que repasa la temporada que pasó a la sombra en Roma (1997) tras volver de un exilio de 13 años. Negri se comió un año y medio de cárcel y cuatro de control judicial, acusado de ser una de las cabezas pensantes del movimiento de desobediencia que se enfrentó al Estado italiano en los años setenta. Lo que le convirtió, por cierto, en un caso singular digno de estudio: un catedrático de Teoría del Estado procesado por insurrección contra el Estado. Casi nada

'Mi estancia en la cárcel fue dura explicó Negri a Público. Aunque no dejaba de ser previsible: decidí volver a Italia desde el exilio para impulsar el debate sobre la amnistía de los presos políticos de los años setenta. La represión fue muy fuerte en esa época. Más de 60.000 personas pasaron por la cárcel por defender sus ideas'.

Negri no perdió precisamente el tiempo en la cárcel. Esos años publicó junto a Michael Hardt el ensayo Imperio (2000), cuya tesis causó sensación: los Estados-nación habían perdido su fuerza política para dar paso a un engranaje global de poder difuso y descentralizado denominado Imperio. La globalización había llegado y los activistas se enfrentaron en la calle a sus instituciones señeras, de Seattle (1999) a Génova (2001).

Pero ha llovido mucho desde entonces. Tanto que el filósofo se ve obligado ahora a responder a preguntas sobre la crisis económica y el estado de la opereta berlusconiana. Y entra al trapo con alegría. Para empezar prefiere que nos refiramos a su país como Berlusconistán, 'y no sólo porque suene mejor', cuenta entre risas antes de lanzarse a la yugular del sistema: 'En Italia se está desarrollando un experimento político. Berlusconistán es un laboratorio autoritario de gestión del poder por parte del sector capitalista'.

Negri cree que es un error llamarlo 'régimen fascista o totalitario' porque 'no tiene antecedentes históricos' claros. 'Es un modelo nuevo fundado sobre lo que una vez se llamó propaganda', afirma. 'Pero no basta referirse a la fuerza de los instrumentos de comunicación para entenderlo. También hay que hablar de las nuevas formas de control. La explotación atraviesa ahora a toda la sociedad. El obrero de antaño trabajaba sus ocho horas y se iba a casa. Ahora es la vida la que está atravesada por el trabajo. Un trabajo de tipo cognitivo. La explotación pasa por el cerebro. Berlusconi ha intuido esto muy bien. Los medios ya no son sólo un sistema de comunicación, sino también de organización del trabajo y de la sociedad', dice aludiendo a su teoría más conocida: la dominación capitalista afecta ahora a todos los aspectos de la vida cotidiana.

Negri menciona también el filme de Pasolini Saló o los 120 días de Sodoma (1975), adaptación de Sade en la que unos hombres poderosos secuestran a unos jóvenes y les aplican todo tipo de torturas sexuales. 'En todo experimento autoritario hay un momento de explosión violenta que se podría definir así: después de mí, el diluvio. Estamos viviendo una situación tremenda en Italia: Berlusconi usa su impotencia sexual como arma de dominio', cuenta.

Para rematar critica a la izquierda por su incapacidad para articular una alternativa a los mercados. 'La crisis no sólo es económica, también es de la izquierda: no ha sido capaz de crear nuevas herramientas sociales. Una de las paradojas de la crisis económica es que los gobiernos de izquierdas han tomado las mismas medidas que los de derechas', zanja.

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