Miles de personas han llenado las calles de Sevilla este viernes para darle el último adiós a María Jiménez, el espíritu indomable del flamenco. La artista falleció el pasado jueves a los 73 años a causa de un cáncer. El funeral se ha celebrado en la iglesia de Santa Ana, donde la cantante ha sido despedida y ovacionada por sevillanas, "como ella quería", según afirmaban los trianeros y, sobre todo, las trianeras.

Cumpliendo con su último deseo, el féretro con sus restos mortales ha abandonado el Ayuntamiento de Sevilla a las 10.45 horas, donde ha estado instalada su capilla ardiente las últimas 24 horas. Junto al altar, los familiares y allegados de Jiménez han colocado una fotografía suya de primer plano y un estandarte que reproducía el dibujo de las plumas de un pavo real, en homenaje a uno de sus atuendos más característicos.

Un carruaje tirado por cuatro caballos blancos adornados con penachos de plumas ha recorrido las calles de su barrio, Triana. Dos coches fúnebres repletos de coronas de flores han acompañado el féretro.

El paseo del carruaje ha recorrido los lugares más importantes para Jiménez: la plaza de San Francisco, el Paseo Colón, el Puente de Triana y la calle Pureza, entre otros. Cientos de personas derramaban lágrimas, aplaudían y han demostrado un intenso respeto por la cantante.

Su hijo Alejandro Sancho ha lucido un broche de plumas de pavo real en la solapa en homenaje a la fallecida. Sancho ha abandonado el consistorio portando a hombros el féretro de su madre, cubierto con un mantón de Manila, que han introducido entre aplausos en la calesa.

El párroco ha ofrecido unas palabras a la cantante al inicio de la ceremonia, "Triana la ha llevado siempre en el alma", y ha citado al cantautor Víctor Jara cuando dijo "si muere el cantor muere la vida". 

"No le temo a la muerte, porque morir es natural, le temo más a la vida...", han cantado durante la misa los hermanos Alpresa, muy amigos de la artista. También han asistido a la despedida el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, y amigas de la cantante como la tonadillera María José Santiago y la aristócrata Eugenia Martínez de Irujo.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la consejera andaluza de Educación, Patricia del Pozo, asistieron en la mañana de este viernes a la capilla ardiente situada en el Ayuntamiento de Sevilla. Ambas han destacado los valores artísticos y humanos de la fallecida, sobre todo su interés por los desfavorecidos y por la causa de las mujeres.

Los restos mortales de la artista reposan ya en el cementerio sevillano de San Fernando.