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"Estamos contra los que controlan la sociedad"

Public Enemy actúa mañana en el Territorios de Sevilla

J. M. M.

Sevilla, con Torrejón de Ardoz y Zaragoza, es uno de los polvorines del rap en España. Allí escribió sus primeras rimas Mala Rodríguez cuando todavía era menor de edad y mucho antes de convertirse en aspirante a estrella global vía Los Ángeles, la ciudad donde te sellan el visado para cruzar la frontera del intrincado mercado yanqui. Tote King y su hermano Shotta, solitarios francotiradores de versos pretendidamente fulminantes, no han dejado la capital andaluza, pese a que su radio de acción rapera abarca los cuatro puntos cardinales de la península. Lo mismo que SFDK: Zatu y Acción Sánchez se colgaron cadenas de plata al cuelloy presumieron de pedruscos dorados en los dedos, pero sin moverse de Sevilla, a la que por cierto le han dedicado su último single (con colaboración del omnipresente Raimundo Amador incluida).

Si una panda de chavales se puso a rapear en Sevilla no se debió a un milagro de la Virgen de los Reyes, sino a la sísmica intervención de una formación que propulsó el hip hop a dimensiones desconocidas a mediados de los ochenta: Public Enemy. Aunque llegaron un poco después de los pioneros del rap, no cabe duda que La Mala, Zatu, Tote y compañíales consideran sus auténticos padres, que mañana llegan a la capital hispalense para actuar como cabezas de cartel en el Festival Territorios.

El grupo propulsó la música y las letras del hip hop en los ochenta

'Nuestra conexión con Europa siempre ha estado presente. Hay un montón de artistas europeos que me envían sus maquetas y les suelo prestar mucha atención, porque regento un sello digital. Mi último descubrimiento es Mike Metal, de Amsterdam', explica Chuck D, el 50 por ciento de Public Enemy a la voz junto a su inseparable Flavor Flav.

La irrupción de Public Enemy en los ochenta, junto a la de Beastie Boys y LL Cool J, todos en las filas del prestigioso sello Def Jam, supuso el primer giro serio en la escena hip hop hacia un sonido más sofisticado y unas letras más agresivas y comprometidas. Basta escuchar la canción Fight the power,incluida en Fear of the black planet (1990), en la que cargan contra iconos blancos como Elvis Presley o John Wayne tildándolos de racistas, para percatarse de que su discurso es tan radical que pocos se han acercado a él desde entonces. Según Chuck D, 'esa canción lo dice todo. La sociedad está controlada por unos pocos. Public Enemy está en contra de esos pocos: si la situación social no te permite recibir un trato igualitario, entonces tienes que rebelarte contra ella'.

'Influimos porque tenemos habilidad para no repetirnos', dice Chuck D

Más allá de la contundencia de su mensaje, la otra revolución de Public Enemy vino por el lado del sonido, del que era responsable el equipo de productores The Bomb Squad. Miraron cara a cara al caos y no se asustaron, sino que se atrevieron a atravesarlo cortando y pegando trozos de canciones ajenas, ensuciando las bases con ruido, alarmando al oyente con sirenas policiales y bebiendo de la tradición negra con un funky sucio y machacón. Lo nunca oído, a golpe de muñeca, de scratch en scratch,en los surcos de vinilos ya clásicos como Yo! Bum Rush The Show (1987) o It takes a nation of millions to hold us back (1988), ambos producidos por otro nombre legendario, Rick Rubin. 'En nuestros inicios, Rick nos permitió hacer lo que teníamos que hacer. Es un gran productor y, sobre todo, sabe escuchar a las personas', explica Chuck D desde Nueva York.

La influencia del grupo ha traspasado géneros. Tantos que lo mismo colaboraban con un grupo heavy metal como Anthrax, que una banda en el extremo opuesto como Duran Duran versionaba uno de sus temas. 'Creo que nuestra influencia en otros grupos se debe a la habilidad para no repetirnos, lo que nos ha llevado a un camino de experimentación en el que hemos mezclado muchos estilos', concluye Chuck D.

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