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Dos frikis adultos unidos por las mujeres

Loquillo interpreta poemas de amor del escritor Luis Alberto de Cuenca en su tercer disco dedicado a la poesía

JESÚS MIGUEL MARCOS

Con Loquillo la conversación nunca termina de fluir. Por mucha guasa que flote en el ambiente, es complicado alejar la sensación de que, si tocas la tecla equivocada, ese gigantón trajeado de tupé canoso e ingrávido va a sufrir un brusco cambio de humor y te va a arrear un guantazo. Su discurso combina una tierna chulería con el lenguaje militar lapidario desprovisto de modestia. 'Siempre he sido un especialista en derrumbar los muros que se me han puesto por delante', cuenta sobre su última batalla: Su nombre era el de todas las mujeres, un disco donde canta poemas de Luis Alberto de Cuenca.

El poeta, secretario de Estado de Cultura durante el Gobierno de Aznar, entiende el rol a interpretar cuando se penetra en el mundo del Loco: la estrella es él. De Cuenca se pone el mono de actor secundario y certifica que la voz de Loquillo 'le da a la poesía una profundidad que no tenía antes'. Y continúa, en un derroche de compañerismo: '¿Quién sabe si yo, cuando hice estos poemas hace 30 años, no estaba escribiendo ya para Loquillo?'.

Loquillo: 'Siempre he sido un especialista en derrumbar muros'

El líder de Los Trogloditas ya había cantado poesía en los noventa, en dos discos con los que seguía derrumbando muros: 'Quería seguir la tradición de musicar poesía que habían empezado Amancio Prada o Paco Ibáñez, una tradición que había quedado desfasada. En aquel momento, la ortodoxia se nos tiró encima. ¿Qué hace un cantante de rock haciendo esto? Ahora veo que fueron mis discos más arriesgados y de los que más orgulloso estoy'. De Cuenca, vinculado desde hace años a la música moderna (escribió letras para la Orquesta Mondragón), incide en la personalidad del disco: 'Es un disco de rock, es la antítesis de un disco de poesía de un cantautor'.

Las canciones, los poemas, hablan de mujeres que protagonizan relatos marcados por la nostalgia, los desencuentros, la violencia o el desengaño. 'Las poesías las eligió Loquillo', se excusa De Cuenca. 'También tengo poemas felices, pero en cualquier caso, creo que el desamor tiene más lectores o más oyentes que el amor', añade. El cantante, por su parte, admite no conocer a nadie 'que hable mejor de las mujeres que Luis Alberto, aquí están presentes desde la femme fatal hasta la funcionaria'.

'El desamor tiene más oyentes que el amor', explica De Cuenca

A Loquillo no le importa que el álbum se califique de rock adulto, una etiqueta que casi siempre se utiliza con connotaciones peyorativas: 'Este disco, con las historias que cuenta, no lo hubiera podido cantar a los 35. Es un disco adulto y pretende ser un disco adulto, que es un sello que en España se da poco. La gente de mi generación está demasiado poseída con eso de volver a tener 20 años, pero uno debe crecer con su música'.

A ambos les une la transgresión, la provocación, el cinismo... 'Y el frikismo adulto', cuenta Loquillo, mientras De Cuenca repasa su pasión compartida por los cómics, la novela popular, el terror gótico, los gadgets y 'el rechazo al sectarismo'. Por ahora, no se ven intercambiando papeles: 'Quizás en un karaoke, con Luis Alberto cantando a Bryan Ferry', concluye Loquillo.

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