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Una OLA contra la censura: "Los reaccionarios del PP y Vox quieren silenciar las realidades incómodas"

La Organización por la Libertad Artística advierte de que la precariedad del sector cultural provoca que los profesionales sean "muy dependientes" de quienes gobiernan las instituciones.

Juan Margallo, Puy Oria y Antonio Durán 'Morris', portavoces de OLA, en un acto contra la censura organizado por 'infoLibre'.
Juan Margallo, Puy Oria y Antonio Durán 'Morris', portavoces de OLA, en un acto contra la censura organizado por 'infoLibre' en el Círculo de Bellas Artes. infolibre / CEDIDA

Una ola cultural contra los ataques a la diversidad, a la pluralidad y a la disidencia, aunque la actriz María Morales amplía la diana, pues recuerda que en Palma han sido canceladas tres funciones de Nua (Radiografia d'un trastorn), un monólogo teatral, dirigido por Marta Aran y protagonizado por Ann Perelló, que reflexiona sobre la presión estética y los trastornos alimentarios.

Tras el asalto del PP al gobierno local y regional, antes en manos del PSOE, el Ayuntamiento ha rechazado que sea un caso de censura y alegado que "obedece exclusivamente a una cuestión presupuestaria y organizativa", pese a que Perelló sostiene que le argumentaron que la obra no encaja en "la línea de espectáculos que programarán con los nuevos cambios de gobierno".

Las cancelaciones de las administraciones gobernadas por el PP —en solitario, con el apoyo o la participación de Vox, o en minoría, como sucede en Palma— han llevado a la creación de la Organización por la Libertad Artística (OLA), que todavía está dando sus primeros pasos y perfilando las acciones que llevarán a cabo, aunque al núcleo fundador ya se han adherido un millar de personas.

"Decidimos unirnos para crear un grupo grande que denuncie lo que está sucediendo, explica María Morales, portavoz de OLA, convencida de que el objetivo de los "reaccionarios" del PP y Vox es "silenciar las realidades que les parecen incómodas, porque se trata de manifestaciones que no son amables o generan dudas sobre la sociedad y el sistema en el que vivimos", añade en referencia a Nua, cuya protagonista sufrió anorexia durante ocho años.

Si en esta ocasión el motivo de la cancelación podría haber sido el trastorno de la alimentación, en otras las causas han estado relacionadas con la religión, el colonialismo, las identidades de género, los maestros republicanos fusilados por el franquismo o un beso entre dos mujeres en la película de animación Lightyear. La razón, sea cual sea, es la sinrazón: "Esos ejemplos han sido el detonante de lo que se viene fraguando desde hace tiempo".

OLA, pues, denuncia las cancelaciones, pero también advierte de los peligros de la autocensura. "El sector de la creación está tan precarizado que somos muy dependientes de quienes están en las instituciones, por lo que los artistas carecemos de independencia y protección, porque incluso las asociaciones que velan por nuestros derechos pueden depender de las ayudas de las administraciones", afirma la actriz.

La Organización para la Libertad Artística nació la semana pasada "como reacción de numerosos profesionales y amantes de la cultura" frente a "los casos de censura cultural, que están en aumento", criticaban sus fundadores en un comunicado, acompañado de un rotundo manifiesto —respaldado por entidades del sector— en el que atribuían los "atentados culturales" al "sector más reaccionario", que ejerce "la violencia contra una cultura plural".

Desprotegidos ante "la tibia respuesta de las instituciones", comenzaron a organizarse en grupos "con una vocación de inclusión territorial y lingüística", explica María Morales, quien evita citar a sus miembros, porque entiende que lo importante es la unión y deja claro que es una plataforma "transversal y de calle", a la que se siguen sumando personas a título individual y asociaciones de toda España.

"Parte de lo que ha ayudado a denigrar la cultura es la asociación a la élite cultural, es decir, a las figuras, por eso este movimiento es muy de base", añade la portavoz de OLA, quien prefiere no dar nombres de las actrices y cantantes que los apoyan. "Sería una falta de respeto a otros artistas no tan mediáticos que están ofreciendo su tiempo y su esfuerzo", recuerda Morales, quien no se erige en representante sino en portavoz temporal.

Numerosos profesionales del mundo de la cultura han mostrado su adhesión a través de las redes sociales, desde Alba Flores hasta Miguel Rellán, haciéndose eco tanto del manifiesto de OLA como de un texto que denuncia "el retorno de la censura que está atentando contra la libertad de expresión, un derecho consolidado social y democráticamente en nuestra Constitución", por lo que exigen "la protección de los derechos fundamentales".

Otros estuvieron presentes en el Círculo de Bellas Artes en una lectura de Orlando, obra de Virginia Woolf vetada por Vox en Valdemorillo (Madrid). Organizado por infoLibre, en el acto participaron Luis García Montero, Francesca Piñón, Juan Diego Botto, Lucía Álvarez o Montxo Armendáriz, además de la productora Puy Oria y los actores Antonio Durán Morris y Juan Margallo, quienes ejercieron de portavoces de OLA y leyeron su manifiesto.

Casos de censura que "no son anecdóticos o aislados", advirtieron en su discurso, donde esgrimieron la cultura como la "herramienta de cambio más poderosa" y animaron a todos a sumarse, ante esta situación "alarmante", a "una plataforma de lucha contra el mangoneo, los abusos de poder y las injerencias políticas". Porque "cuando el fascismo entra por la puerta, lo primero que sale por la ventana es la libertad de expresión".

Mientras ultiman su constitución y preparan la puesta de largo, que tendrá lugar en breve en una presentación pública, OLA ha mostrado su apoyo a las acciones previstas en las localidades amordazadas por la censura, porque, como reza el manifiesto, "pretenden silenciarnos y no lo vamos a permitir". Luego, cuando cuaje la Organización por la Libertad Artística, emprenderán sus propias iniciativas para tratar de frenar las cancelaciones.

Aunque los recientes casos de censura no les han pillado por sorpresa, el efecto de los comicios locales y autonómicos en la programación cultural de las instituciones, así como la inminencia de las elecciones generales, han llevado a sus organizadores a trabajar con presteza para poder reaccionar cuanto antes. La cancelación sufrida por Paco Bezerra el año pasado, consideran, fue un presagio que anunciaba la censura cultural del PP y Vox.

"Estos casos son tremendos, pero anteriormente el panorama tampoco era estupendo", recuerda María Morales, quien considera que la raíz hay que buscarla en una "tensión que existía en todos los estamentos de la creación artística", pues a su juicio el tejido cultural ya estaba deteriorado. "A corto plazo, sería deseable parar la cancelación masiva de eventos", concluye. "No obstante, hay que seguir luchando para fortalecer un sector que ya era y sigue siendo débil y precario".

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