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"A partir de cierta edad el humor es una determinación a tomar"

El músico argentino presenta su nuevo trabajo, 'La Huesuda'

YERAY CALVO

Justo antes de dormirse escribió en un papelito La Huesuda. Estaba leyendo un libro y se empezó a quedar dormirdo.  Versaba sobre las maneras en que llaman a la muerte en México.  Cuando despertó cogió la guitarra y la canción salió de un tirón. El tema que da nombre al último disco del argentino Ariel Rot refleja un nuevo sonido en su carrera. Su nuevo trabajo coloca el piano en un lugar hasta ahora inexplorado y escribe de forma valiente sobre la vida, el paso del tiempo, las relaciones humanas y su visión del mundo.

¿Eres de los que se imponen un horario para componer y creen en la disciplina?

No me gusta la rutina para componer. No soy de esos compositores que hacen todos los días una hora. Igualmente me gusta estar componiendo una canción. No soy ansioso en ese sentido, me gusta que se alargue y disfrutar de ese momento, de saber que tengo un par de estrofas buenas y que no tengo que terminarlo en ese momento.

¿Dónde sueles componer?

Me gusta mucho componer en movimiento. Huyo un poco de encerrarme a componer, como el que hace los deberes para el colegio.

¿Cuando dices en movimiento te refieres viajando?

Conduciendo, andando, montando en bicicleta... 'Si tengo que estar obsesionado con algo prefiero estar obsesionado con la letra de una canción'

Componer conduciendo parece a priori complicado...

Tengo buena memoria. He llegado prácticamente a hacer una letra entera de una canción en un paseo largo en bicicleta. Llegar a mi casa, coger el Iphone y recordarla entera.

¿No tienes miedo a olvidarla?

A veces sí, claro, qué remedio. Pero tengo mis técnicas -sonríe-. La voy repitiendo todo el tiempo para que no se me escape. Si es bueno no se me olvida. Y si no, es que era mejorable.

El tema de la muerte está presente en el disco. ¿Es algo que te preocupa o has ido llegando al concepto a través de las canciones que ibas componiendo?

Son cosas que surgen cuando empiezas a hacer entrevistas. No soy yo de analizar demasiado el material. Lo voy acumulando y simplemente elijo las canciones que más me gustan. De todas formas existe un poco de efecto contagio. A veces es cómodo para un periodista decir que el disco habla de la muerte. Yo creo que no es así. No me puse a discutir con nadie pero el disco habla de la vida, no de la muerte. Sobre las relaciones humanas, sobre historias con mujeres. Al ser un tipo con la edad que tengo yo, el que las escribe, pues lógicamente hay lugar al paso del tiempo. Pero no es el tema central del disco. Hay temas dedicados a mujeres y no justamente a la huesuda. 'He llegado prácticamente a hacer una letra entera de una canción en un paseo largo en bicicleta'

¿Te sueles enfrentar a menudo con este tipo de simplificaciones?

Es un efecto epidemia. De repente tres o cuatro personas lo catalogaron así y ya. No es por comodidad, a veces también es por... - realiza una pausa-, a veces es por cierto...

¿Miedo?

Por cierto temor a sacar tus propias conclusiones.

En este disco se deja ver el Ariel Rot pianista de un modo más evidente. ¿Cuándo entra el piano en tu vida?

Fue mi primer instrumento. Empecé de muy chiquito, lo primero que me ofrecieron mis padres cuando notaron que me gustaba la música fue tomar clases de piano. Lo que pasa es que estudiar piano es un poco más rígido. O por lo menos los profesores con los que yo estudié eran más estrictos. Entonces claro, lo abandoné muy pronto. En cuanto descubrí la guitarra -sonríe y se le ilumina la cara- me resultó todo más fluido, más cómodo y más placentero de estudiar incluso. Pero el piano siempre estuvo en casa y hay canciones que no parecen compuestas con piano. ‘La milonga del marinero y el capitán', por ejemplo, la compuse con el piano. Cuando empecé la gira en acústico volví a tomar unas clases con un amigo y el piano empezó a estar mucho más presente.

A nivel compositivo deber ser un estímulo trabajar con un instrumento diferente...

Siempre es interesante una canción que compusiste con un piano pasarla a la guitarra a ver qué ocurre, y al revés, a ver qué te aporta. Es un buen ejercicio para terminar de componer una canción. El piano tiene esa especie de atractivo, suele ser un sitio agradable en la casa. Un sitio rodeado de cosas bonitas, siempre está en un buen lugar. Después de cualquier jornada de repente servimos una copita de vino y sentarte en el piano es una manera de desenchufar. Y también empezar el día en el piano, antes que cualquier otra cosa. Me funciona muy bien. 'Hay que dejarse llevar por la canción más que por la canción que tú quisiste hacer'

¿Te ayuda despertarte?

Para empezar el día con una atmósfera más musical y más positiva.

Es curioso porque el piano también tiene ese poso de melancolía, al menos en tus canciones...

Eso es porque yo todavía no aprendí bien a tocar rock&roll en el piano -risas-. Es muy difícil, sin embargo sí lo hay: ‘Nunca es tarde para el rock&roll' lo compuse con el piano también.

También hay dosis de humor en tus canciones. Dicen que es más complicado a veces hacer reir que hacer llorar...

Yo creo que a partir de cierta edad el humor es una determinación a tomar y es muy importante. Y no solamente el humor... estar de buen humor es una determinación. Y es muy fácil dejarse llevar por todo lo contrario. Todo lo que se pueda ejercitar es muy recomendable, hasta para tocar temas desagradables.

Hay un cantante catalán, Pau Vallvé, que en una de sus letras dice una gran verdad: ‘Todo va mucho mejor si estamos contentos, todos estamos contentos si nos va mejor'...

Sí, fíjate ese cliché de los compositores que escriben cuando están mal. A mí la verdad que no me pasa eso. Cuando estoy mal no quiero acercarme a un instrumento, no quiero ni salir de la cama. En realidad yo compongo cuando estoy bien -sonríe-.

Quizás mejor cuando vienes de recuperarte de un momento malo y ya estás bien...

Puede ser que haciendo como un ejercicio ‘actor studio' te vuelvas a poner en tu propia piel en algún momento, una ruptura, una despedida... pero volviendo un poco a la temática del disco, me considero bastante osado en algunas letras de algunas canciones. Porque sí que he dado un poco mi visión acerca de la vida. Por primera vez creo que toco este tipo de temática. De emociones escondidas ‘En los últimos 100 metros'.

¿Temes quedarte al descubierto con tus canciones?

Yo creo que una confesión pública siempre es más fácil que una confesión privada -risas-.

Has recuperado 'Debajo del puente'  de tu primer disco en solitario y se ha convertido en una canción importante en este disco. Tengo entendido que la producción de dicho álbum fue tormentosa y que ésta es tu revancha.

Fue un disco muy complicado para mí. Empecé entusiasmado pero terminé pasándolo muy mal. Lo fui a grabar a Londres con un productor que estaba vetado por mi compañía discográfica, así que los engañé. Realmente la responsabilidad era mía. Ellos no sabían con quién estaba trabajando. Peter McNamee era bastante caótico y desorganizado a la hora de llevar las cuentas. También nos metimos en una búsqueda nueva, quisimos hacer algo distinto, y fue fallido. Además, por primera vez yo no tenía el respaldo de una banda.

Muchos factores en contra...

Estaba realmente sólo en Londres y nunca había cantado un disco entero. Jamás. Había cantado una canción en el estudio con Tequila y había hecho coros. Empecé a darme cuenta de los difícil que era cantar bien un disco. Y luego se nos acababa el dinero y teníamos que volvernos sí o sí. Fue un trabajo desafortunado. No obstante la época compositiva fue muy especial porque por primera vez empecé a escribir canciones adultas. Después de las canciones de Tequila que eran de temática juvenil, yo por fin empezaba a meterme en otro rollo y estaba muy estimulado. Algo tendrá la canción que no desentona en mi repertorio ahora mismo. 'Me encantaría tocar con una banda sin ningún ambición comercial, aunque fuese en un garito de Madrid una vez al mes.  Ni eso hay'

Es curioso como las canciones viajan a veces en el estudio hacia lugares insospechados... ¿Te llevas muchas sorpresas en el estudio?

En algunos casos sí y en otros no. Por ejemplo Debajo del puente nunca pensé que iba a ser así. La subí de tono y pude cantarla más fuerte. Hicimos versiones más tranquilas pero optamos por la fuerte. Yo creo que hay que dejarse llevar por la canción más que por la canción que tú quisiste hacer.

¿Eso pasa mucho?

Yo creo que sí. Lo mismo que un texto. Manda el momento y hay que tener confianza y dejar que la canción mande.

¿Te dejas aconsejar por tu gente o eres de tomar decisiones tú sólo?

Tengo gente a la cual me gusta consultar y también el ranking durante la grabación va fluctuando. Hay canciones que decidí dejarlas fuera y de repente tras un descanso de cuatro o cinco días preguntas cómo pudiste dejarla fuera. O el productor me convence para terminar una canción y finalmente se convierte en un tema importante del disco. 'Para un solista es muy difícil porque salir de Madrid ya significa tener números rojos fuertes'

¿Te ha pasado con alguna gran canción tuya?

Pues no sé si debería decirlo pero en este disco una canción que se convirtió en la favorita de mucha gente es Mil palabras sucias al oído. En un momento me rallé con ella. Bueno, también tenía que ver con la mezcla que estaba yo escuchando, con la batería muy fuerte. No era lo que yo quería. Finalmente logré encauzarla.

Hablábamos antes de lo que ha cambiado el tema Debajo del puente, pero lo que sí ha cambiado y mucho es el panorama musical general. ¿Cómo estás viviendo este presente tan negro para la música?

Fatal, fatal. No solamente por mí, por cantidad de amigos que están en situaciones críticas. Yo me temo que es un nuevo escenario, no una crisis pasajera. Es un escenario nuevo al cual vamos a tener, como mejor podamos, que adaptarnos. Si tienes una banda, bueno, puedes vivir la aventura de salir a tocar. Cargamos, descargamos, como hacía yo en la época de Tequila. Pero estábamos haciendo lo que nos gustaba. No me podía imaginar algo mejor en la vida.  Pero para un solista es muy difícil porque salir de Madrid ya significa tener números rojos fuertes, ya no es una tontería. Me temo que la fórmula de salir sólo o salir en trío va a durar mucho tiempo. A mí me encantaría colgarme una guitarra eléctrica y tocar con una banda sin ningún ambición comercial, aunque fuese en un garito de Madrid una vez al mes. Pero es que ni eso hay. Es increíble. 'Yo viví el exilio y  sé que para un niño es duro'

A raíz de lo que comentas, sucede un fenómeno muy problemático, que es el de hacer conciertos acústicos en salas acondicionadas para bandas eléctricas, en las que el griterío del público impide dar un concierto en condiciones. ¿Alguna vez te ha pasado?

Sí, procuro tomar algún tipo de medida. Por ejemplo, si toco en ese tipo de sitios, que nunca sea después de las 10 de la noche, para que el tipo que vaya sacrifique su cena porque realmente quiere ir a verte. Pero con que haya dos grupitos y empiecen a competir por ver quién habla más fuerte estás perdido. Es jodido. 'Me temo que este panorama tan negro es un nuevo escenario, no una crisis pasajera'

¿Es algo que te atormenta o cómo lo llevas?

En la gira que hice solo evité tocar en ese tipo de sitios todo lo que pude. Y si tocabame aseguraba de eso, que fuera un horario en el que la gente dijera: 'quiero ir a ver el concierto, no voy a tomar copas'. Y las pocas veces que me la colaron fue horrible. Horrible. Terminé de muy mal humor, muy crispado y volví a casa con una sensación muy fea.

Es que además no puedes hacer nada...

Puedes pedir pero tampoco quieres quedar borde. No lo entiendo muy bien. Me ha pasado todo tipo de cosas. Desde ese murmullo general imposible hasta de repente tener cerca a una persona hablando a gritos todo el tiempo.  ¿Qué pretende? ¿Hacerte la competencia? Había que preguntar a un psicoanalista sobre esto. Quizás si la materia de música se diese de otra manera desde el colegio pues a lo mejor esto no pasaba.

Volviendo al panorama musical... hay cada vez más ejemplos de músicos prestigiosos que acaban marchándose de España. El último en anunciarlo ha sido Diego el Cigala. ¿Alguna vez te has planteado irte de España por lo mal que están las cosas?

Yo tengo hijos chiquitos, de diez y siete años y yo viví el exilio. Sé que para un niño es duro. Pienso que tendría que haber motivos realmente muy graves y de fuerza mayor, que fue lo que hubo en Argentina en el año 76, para que mis padres decidieran salir. Tendría que pasar algo muy gordo, pero evidentemente todos los músicos estamos moviéndonos para empezar a viajar más. Antes tu ibas a Latinoamérica y perdías los bolos que tenías en España, mientras estabas allí, que aquí se cobraban muy bien. Y allí no cobrabas nada.  Claro, ahora con esta formación que tengo que es ‘one man show' - ríe- es mucho más fácil. Y evidentemente me estoy moviendo. Y lo que hablábamos de los conciertos. Ahora sales y dependes exclusivamente de la taquilla y no sabes cómo vas a volver, debiendo dinero. En todo caso, los que siempre van a ganar es Hacienda. De cada concierto ya está clarísimo que son los que siempre ganan. Es muy jodido.

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