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Premios Goya El cine andaluz, talento en busca de financiación

La industria audiovisual andaluza ha evolucionado de manera exponencial desde 'Yerma' y 'Solas', pasando por 'Isla Mínima', hasta los premios Goya a los que opta 'Modelo 77' en la gala que se celebra en Sevilla, pero aún necesita asentar la producción y ganar fortaleza e influencia. 

El director de cine, Alberto Rodríguez.
El director de cine, Alberto Rodríguez. Joaquín Corchero / Europa Press

La gala de los Goya, la gran fiesta del cine español, se celebra este fin de semana en Sevilla por segunda vez en un lustro. Entre las películas con más nominaciones aparece Modelo 77, que firma el cineasta andaluz Alberto Rodríguez. Hace unos días, la cinta se llevó 13 premios Carmen, que organiza por segundo año la Academia de Cine de Andalucía, de nueva creación.

¿Qué hay detrás del éxito de la película? ¿De que los Goya acudan a Sevilla de nuevo? ¿Detrás del nacimiento de la Academia y de los Carmen? ¿Se debe al puro talento de Rodríguez y su equipo? ¿O hay más? ¿Se puede hablar ya de una industria del cine andaluz, de un ecosistema propio?

"Existe una pequeña industria de cine andaluz. Tenemos un nivel de producción altísimo, pero sigo dudando que tengamos un ecosistema en el sentido económico. Nos siguen faltando productoras más potentes, con más recursos, que sean las propietarias mayoritarias de las películas que se hacen en Andalucía. Como sucede en otros sectores, Andalucía no somos el poder económico", afirma a Público Benito Zambrano, director, entre otras películas, de Solas, un filme pionero.

"Tenemos sentadas las bases de una industria audiovisual, pero cogida con alfileres. Se ha avanzado muchísimo. En quince, veinte años es increíble lo que se ha avanzado, pero es necesario asentar la producción", asegura Gervasio Iglesias, sevillano, productor de Modelo 77 y de tantas otras películas y también novelista, con Enteógeno 2312 (Serie Gong).

"Existe el cine andaluz, pero me gusta decirlo en términos creativos. Nos explicamos desde nuestro punto de vista y de nuestra forma de ver las cosas. Le aplicamos nuestra forma del ver el mundo. La lista de talentos es larguísima. Y puede ser larga, porque ha habido productores que han apostado por hacer las cosas desde aquí. Y la financiación la que menos, [ha venido] desde Andalucía. Pero han atraído la inversión de fuera para poder producir aquí", añade Iglesias.

"Estamos empezando a hablar de industria. Nos queda mucho trabajo todavía, pero vamos por buen camino", abunda en conversación con este periódico Marta Velasco, presidenta de la Academia de Cine de Andalucía.

"No se puede hablar de industria como tal si hablamos en términos económicos. Puede ir caminando hasta convertirse en una industria. Sí es una fuente importantísima de empleo y de cultura propia", analiza Pilar Távora, dramaturga y autora, entre otras obras, de una importante versión de Yerma, de Federico García Lorca. 

Zambrano bucea en estas ideas: "Tenemos un enorme talento, un sector muy potente en cuanto a creatividad y técnico, pero nos siguen faltando productoras para dar continuidad y fortaleza y para tener el control de los proyectos. Esto va acompañado de un tema político. No hay duda de que en Andalucía damos votos, pero el peso específico que debería tener Andalucía política y económicamente, no lo tiene. Todo eso está interrelacionado, teniendo el talento y el oficio, un país andaluz con unas localizaciones increíbles, no se acompaña con el peso político".

Los datos de los organismos oficiales avalan las reflexiones que comparten Távora, Iglesia,  Zambrano y Velasco, que podrían tal vez resumirse de este modo: mucho talento a la busca de músculo, de fortaleza económica.

Por un lado, las empresas que se ocupan de las actividades cinematográficas, de vídeo, radio, televisión y edición musical se concentran en Madrid, sobre todo, donde están el 31,7% de ellas y en Barcelona, el 19,4%, según el Ministerio de Cultura. En Andalucía, se ubican apenas el 10,7%, una cifra muy por debajo de su peso económico y poblacional.

Por otra parte, el gasto en cultura por hogar es menor en Andalucía –ocupa el último lugar en PIB per cápita– que en otras Comunidades: el gasto medio en España es de 230 euros, mientras que en Andalucía está por debajo de los 200 euros.

Y, por último, del valor y la potencia de las ideas y de las creadores andaluces (por encima de las mediciones económicas) dan una idea los datos del registro de la propiedad intelectual: "El mayor volumen de primeras inscripciones en el registro de la propiedad intelectual con respecto al total se realizó en el registro de la Comunidad de Madrid, el 29,4%;, en Andalucía, el 18,9%, y en el Registro Central, el 16,2%", asegura el ministerio de Cultura en su anuario estadístico.

El Gobierno andaluz aporta a Público los datos siguientes sobre el cine que se hace hoy en la Comunidad: "Contamos con una producción cinematográfica excepcional. Andalucía acogió en 2021 más de 1.300 rodajes de películas y series que generaron 118 millones de euros y dieron empleo a 19.419 profesionales".

A este punto se ha llegado en apenas dos décadas. En 1998 se estrenó Yerma y un año después Solas, que pegó el salto en el Festival de Berlín. Entonces, según los datos de Andalucía Film Comission, en toda Andalucía se atendieron 37 rodajes. En 2006 se superaron los mil por primera vez y desde el año 2016 –con la excepción de 2020, año de la pandemia– se mantienen por encima de los 1.300. Andalucía, además de producciones nacionales, ha sido plató también de trabajos con presupuestos masivos como Star Wars y Juego de Tronos.

Cine andaluz y cine con conciencia

Yerma y Solas, las obras de Távora y Zambrano fueron puntos de inflexión, no solo en términos de audiencia, sino también de modernidad de lenguaje cinematográfico y de empezar a contarse desde lo andaluz, con una mirada propia, no ajena, extraña.

Así lo dejo escrito en filmand.es el recientemente fallecido Juan Antonio Bermúdez, poeta, cinéfilo y, podría decirse, una de las almas del Festival de Cine de Sevilla: "El botón que Solas supo pulsar tiene también que ver precisamente con la separación consciente de cierta tradición de la representación andaluza sin renunciar a una reconocible expresión identitaria. En el cine, el imaginario de lo andaluz había sido configurado en gran medida desde fuera. Llegó por trasvase de la mirada que el viajero romántico había proyectado previamente en  la literatura y el teatro. Y además se había usado, especialmente durante el franquismo (pero también antes y después), para resumir la quintaesencia de lo español y aliñarlo con los tópicos de una simpática marginalidad: la siesta, la pereza, la guasa…"

"Se estima que el impacto económico fue de 118 millones de euros, pero ¿de quién/quienes eran las productoras y sobre todo lo andaluz dónde estaba? Ojo que tampoco caigamos en la romantización de que una productora andaluza hace cine andaluz, porque tampoco es así, analiza en conversación con Público la antropóloga Soledad Castillero, que ha investigado los estereotipos que pesan sobre las mujeres andaluzas en Las sin Tierra, rompiendo el mito de la musa andaluza (Editorial Almuzara).

Para Castillero, "la suplantación que se ha hecho en el cine sobre lo andaluz no solo con géneros como La Españolada sino hoy día, son además de hiper-representaciones reduccionistas, porque se exalta solamente una parte de un tópico construido, que además es totalmente atemporal".

"Además de un conflicto cultural –añade– se produce un conflicto identitario en cuando por un lado, con actrices/actores andaluces, cuasi de forma automática se ha venido requiriendo el despojo del acento, pero por otro lado, para ocupar los papeles relegados a las andaluzas y andaluces, se requiere un ensalzamiento acentual, gestual...".

"El valor de impulso de la lengua y cultura andaluza es incalculable, ahí sí. Hace falta fomentar, apoyar, seguir ayudando. El cine con conciencia de andaluz es muy distinto que el cine andaluz. Coproducir es buenísimo. Se busca donde haya, Madrid, País Vasco es magnífico, lo que no nos pueden imponer es cómo hacer las películas. Se tiene que hacer con conciencia: hay mucho cine que se matricula como andaluz, pero si a Madrid no les conviene, dejaría de serlo inmediatamente: volveríamos a ser muy pocos", avisa Távora.

"Hemos abierto un camino que mucha gente sin esa conciencia, está disfrutando ahora. Esa es la cuestión", remacha Távora. "Esto del acento viene de lejos. La cuestión es que no se puede sacrificar la verdad. Hoy escuchamos los acentos en las pelis nominadas, el gallego, el catalán. Fuimos pioneros en reivindicar el acento, Eso se debe en gran parte a una generación que hemos luchado por defender lo nuestro", añade Iglesias.

Isla Mínima

"Una parte es eso [lo económico] y otra parte es hablar del talento andaluz, de nuestras historias con nuestros acentos", afirma Marta Velasco. Después de Yerma y Solas, "los referentes a partir de los que empieza a mirarse a Andalucía", Marta Velasco habla de que el siguiente hito es la película Isla Mínima, lanzada en 2014, y también dirigida por Alberto Rodríguez, que arrasó en los Goya. "[Desde entonces, Andalucía es un sitio más a tener en cuenta. Son dos hitos importantes. [El primero nos dice] estamos aquí. Y con Isla Mínima, [podemos decir]: hemos llegado". "Viene por muchos factores, por un lado, es el talento, de Alberto y de Rafael Cobos y de su equipo técnico, que es su equipo fiel", analiza Velasco.

Antes de Isla Mínima, aporta Gervasio Iglesias, hay un año, 2012, en que se estrenan Grupo 7, también de Rodríguez, Carmina o Revienta, de Paco León y El mundo es nuestro, de Alfonso Sánchez. "Empiezan a destacar, se mueven por festivales internaciones, y allí se preguntan ¿qué pasa en Andalucía, que se hacen pelis innovadoras? Eso es muy difícil: aunar crítica y público", reflexiona Iglesias.

"Modelo 77 es donde está ahora la carrera de Alberto y de todo el equipo, que estamos juntos desde la primera película. Y es curioso, porque esta era la película que queríamos hacer después de 7 Vírgenes [del año 2005]. Se han tenido que consolidar muchas cosas en Andalucía para poder afrontar esta producción", afirma Iglesias.

El director del Festival de Huelva, Manuel H. Martín, proclamó hace unos días, según recoge filmand.es: "A día de hoy se puede hacer en Andalucía una superproducción y con medios propios. Podemos decir que en Andalucía se puede hacer y se hace todo tipo de cine, lo que hace veinte años era impensable: Hace años había que buscar equipos fuera para poder rodar, pero a día de hoy tenemos cantera, e incluso te puedes plantear rodar una superproducción con gente de Andalucía".

Carmen

La constitución de la Academia de Cine de Andalucía en 2020, para la antropóloga Castillero, puede ayudar "a construir ese ecosistema que urge en el cine andaluz, a la consecución de una industria del cine andaluz".

"La Academia de Cine de Andalucía –afirma– territorializa el cine, porque le pone apellido. Dignifica esa idea de Andalucía como territorio históricamente representado como una imagen pictórica pasiva y yerma, pues amplía la cosmovisión del territorio como plató de rodaje, como escenario, como adorno. Así se ha podido ver en los premios Carmen. Además por fin un premio con nombre de mujer entre tanto Óscar, Goya o, premios César, David de Donatello".

"Un nombre, Carmen, que además que ha dado la vuelta al mundo a través de la representación y el híper-exotismo de la cigarrera de Bizet, pues se han dado la mano y además de ser la ópera más representada a nivel mundial, su figura se ha explotado en el cine hasta la saciedad, reduciendo a lujuria exótica la lucha obrera de las Cigarreras. Creo que el cine andaluz rompe con estos estereotipos, saca del encasillamiento a quienes representan el personaje andaluz del servilismo o el exotismo sin mesura y pule esa diferencia abismal de actitudes y aptitudes que históricamente le vienen asignadas a toda representación de las gentes de Andalucía", cierra Castillero.

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