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Extremo Cristiano

El portugués firma su mejor partido vestido de blanco y lidera la goleada del Madrid al Villarreal

LADISLAO J. MOÑINO

Cristiano es la fe del madridismo. A falta de que su equipo acabe de redondearse él lo llena todo; el estadio y lo que sucede en él. Lo mismo ejerce de nueve, de diez, que de once o de siete, donde este domingo comenzó su recital.

Allí, cerca de la cal, donde vive el viejo hedonismo de los extremos y de los regateadores, donde el fútbol es una cuestión de cintura y de piernas, de engaños y engañados, Cristiano fundió al Villarreal.

En la derecha igual dribló que le arregló y le salvó un pase en profundidad a Ramos con una carrera de velocista. La misma con la que reventó a Capdevila en el tercer gol. Fue una jugada de extremo de toda la vida: una carrera supersónica y la cabeza arriba en el momento del centro atrás que le agradeció Higuaín. No es una buena noticia para Pellegrini que a estas alturas de la temporada la atracción se centre en el portugués. Pero es lo que hay.

Cerca la cal, donde el fútbol es cintura, piernas, y engaño, el luso brilló

No estaba sucediendo nada cuando le llegó la hora de quitarse una de sus últimas cruces: convertir un libre directo en Liga. A Cristiano también le vale la el balón de la competición doméstica. El ritual fue el mismo de siempre. Igual que la postura y el golpeo que generan esa trayectoria inédita. La caída de la folha seca de Didí era más brusca y el golpeo de los tres dedos le daba mas efecto. A Cristiano, su peculiar chut le dibuja una trayectoria recta con poca caída pero con una potencia y una precisión demoledoras.

A ese primer latigazo de Cristiano le sucedió el penalti sobre Higuaín. Lo transformó Kaká, necesitado de autoestima. Necesita el brasileño que la pelota le haga caso. Ni en Lyon ni ante el Villarreal se le puede achacar absentismo. Su problema es que no desequilibra, que el regate le abandonó y el tacto para el último pase no logra afinarlo. Cristiano, convertido en dios del madridismo, y con ese don de la ompnipresencia en el campo le regaló el quinto gol. Esta vez ejerciendo de once

Las dos veces que el Villarreal amenazó al Madrid en el marcador, el portugués fue el que hizo todo por volver a poner tierra por medio. Si cuando se deshizo el 2-1, corrió por el carril derecho, para apagar los temores de 3-2 fue por el medio. Esta vez era un diez para advertir el desmarque por la izquierda de Marcelo. Incluso en el centro de operaciones se atrevió con un lujo, un pase picado por encima que rememoraba a Laudrup.

Ronaldo volvió a sus orígenes, al del regateador puro y hedonista

Pero sin duda fue en la banda donde Cristiano firmó su mejor partido de blanco. Volvió a sus orígenes. A tener que vivir del regate, de los juegos de trilero. Como el que le hizo a Capdevila antes de que Pires le trabara en el penalti que generó el sexto gol. El público pedía a Raúl. Lo lanzó Xabi Alonso, pero Cristiano también lo ambicionaba. Era su gran noche. Volvió a ser un extremo. Quizá esa sea su mejor posición de partida. Allí en la banda, donde la cal corta la libertad espacial de los extremos, donde la única salida es la virguería, el engaño, Cristiano dio su versión más extrema.

Real Madrid (6): Casillas; Arbeloa, Ramos, Albiol, Marcelo; Lass (M. Diarra, 81) Xabi Alonso, Granero (Van der Vaart, m. 75); Kaká (Raúl, m. 82); Cristiano e Higuaín.

Atlético (2): Diego López; Javi Venta, Musacchio, Marcano (Pires, m. 55), Capdevila; Matilla, Bruno, Senna, Fuster; Marco Ruben y Nilmar.

Goles: 1-0. M. 17. Cristiano, de falta directa que entra por la escuadra izquierda de Diego López. 2-0. M. 19. Kaká, de penalti, por trabar por detrás Marcano a Higuaín. 2-1. M. 30. Senna supera a Casillas con un libre directo que entra por el ángulo derecho. 3-1. M. 54. Centro raso desde la derecha de Cristiano que remacha Higuaín. 3-2. M. 65. Nilmar culmina una gran jugada del Villarreal. 4-2. M. 68. Higuaín, a placer, a pase de Marcelo. 5-2. M. 79. Kaká, a pase de Cristiano. 6-2. M. 82. Xabi Alonso de penalti, cometido por Pires sobre Cristiano.

Árbitro: Muñiz. Amonestó a Marcano, Lass, Higuaín, Javi Venta y Arbeloa.

Bernabéu: 68.000 espectadores. Minuto de silencio por Molowny.

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