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La guerra del fútbol en el Congo

El balompié es utilizado como arma política por los hombres más influyentes, en búsqueda de popularidad y poder. La liga del país es un torneo politizado en una época de alta tensión.

Katumbi alza la quinta copa de Campeones de África para el Mazembe en 2015

JUAN MARLOW | REVISTA ELITE SPORT

El 6 de noviembre el Todopoderoso Mazembe de Lubumbashi se alzó como campeón de la Copa de Confederaciones africana, tras vencer al equipo argelino Béjaïa. Se trata del segundo torneo africano en importancia, el equivalente a la Europa League o la antigua UEFA.

El TP Mazembe es el orgullo de la República Democrática del Congo. En 2010 sorprendió a todo el mundo al convertirse en el primer club africano en clasificarse para la final del Mundial de Clubes tras derrotar al Internacional de Porto Alegre (2-0). La final fue otro cantar y los cuervos cayeron 3-0 frente al Inter de Milán entrenado por Rafa Benítez. En 2015, tras ganar su quinta Copa de Campeones de África, el Sanfrecce Hiroshima japonés goleó a Mazembe por 3-0 en cuartos de final del Mundial de Clubes, impidiéndole repetir la hazaña.

A la vuelta a la ciudad de Lubumbashi, la segunda en importancia de la República Democrática del Congo, tras el Mundial en diciembre de 2015, el equipo organizó un partido contra los reservas para celebrar el buen papel de esa temporada que les había llevado a disputar el ’Mundialito’ que acabó ganando el Barcelona.

La policía impidió la celebración del partido, bloqueando la entrada al estadio e interviniendo con gases lacrimógenos. Para entonces, su presidente y gobernador de la región de Katanga (la más rica en minerales del país), Moise Katumbi, había abandonado ya la mayoría presidencial del Presidente Kabila y se postulaba como su gran rival a las elecciones generales junto a otro líder histórico, Etienne Tshisekedi. Ahí empezó la guerra del fútbol en el Congo. Al menos, la más reciente.

La plantilla del Mazembe, tras un entrenamiento previo a la final del 'Mundialito' 2010 frente al Inter

La plantilla del Mazembe, tras un entrenamiento previo a la final del 'Mundialito' 2010 frente al Inter

El Todopoderoso Mazembe fue fundado en 1939 por monjes benedictinos y sus jugadores y aficionados son conocidos como ‘Les corbeaux’ (los cuervos), en referencia al hábito negro que vestían los monjes. El club benedictino es hoy un símbolo de resistencia. El fútbol como tantas cosas en el Congo no es sólo un deporte.

Ya en 1957, tres años antes de la independencia del país, el partido entre el Leopoldville FC (Leopoldville era el nombre colonial de la actual Kinshasa) y los colonos de la Union Sant-gilloise se convirtió en uno de los primeros detonantes de la marcha por la independencia cuando el árbitro belga anuló dos goles al equipo congoleño por supuesto fuera de juego. El 4 de enero de 1959 en Kinshasa, los seguidores del AS Vita que salían de un encuentro de fútbol acabaron mezclándose con seguidores de un partido político independentista y el resultado fueron cincuenta muertos y el punto de partida de la independencia del Congo belga un año después.

Fútbol y política, un gran negocio

Los líderes del gobierno y de la oposición se disputan el control de los mejores equipos del país para relanzar su imagen política. El fútbol no es un negocio aparentemente rentable en el Congo. Mazembe recibió 1,5 millones de dólares por proclamarse campeón de África en 2015 pero tuvo que invertir más de diez millones en fichajes para alcanzar el título.

Los líderes del gobierno y de la oposición se disputan el control de los mejores equipos del país para relanzar su imagen política

El fútbol es un agujero que escapa a las leyes elementales de la Economía, pero las grandes fortunas del país saben que es el escaparate necesario para llegar a la gente. Dinero y política resultan inseparables en esta nación y el fútbol se ha convertido en el puente que une ambas esferas. “Nadie puede ser presidente de este país sin ser rico, hay tanta gente que sobornar”, me cuenta Pascal en Goma, al este del país y uno de los centros neurálgicos de la oposición al gobierno.

En un encuentro de liga entre Mazembe y el V. Club, la hinchada de Mazembe cantaba en los aledaños del estadio “Kabila a la Corte Penal”, frente a los anti-disturbios, dejando clara la relación entre fútbol y política en la crisis actual.

El V. Club es otro ejemplo de unión entre fútbol y altas esferas. El V. Club es propiedad del general Amisi (el antiguo dueño Eugène Ndongala y otro hombre fuerte de la oposición tuvo que dejar la presidencia tras ser acusado en un turbulento episodio de violación de un menor en un país no ajeno a los juicios políticos y tras recibir numerosas amenazas de muerte de seguidores de Amisi). El general Amisi es el encargado de defender el país en el primer anillo concéntrico diseñado alrededor de la capital, Kinshasa, en caso de insurrección y, por lo tanto, hombre clave en la defensa del país frente a los grupos armados activos en el este. Amisi ha sido acusado de colaborar con grupos armados en la explotación ilegal de minerales y tiene, por ello, jugosas cuentas en el exterior congeladas por orden del Congreso de Estados Unidos.

Un aficionado del Mazembe celebra la victoria ante el Inter de Porto Alegre en 2010

Un aficionado del Mazembe celebra la victoria ante el Inter de Porto Alegre en 2010

En un reciente partido entre ambos equipos, la división política del país era evidente. Los seguidores del club propiedad de Amisi gritaban en lingala (la lengua mayoritaria de la capital Kinshasa) “Quédate mucho tiempo” frente al “Vete ya” de los cuervos. El partido discurría sin demasiada emoción frente al colorido de la grada, los bailes, las orquestas ensordecedoras y los cánticos políticos. Cuando Mazembe marcó el gol de la victoria, los seguidores empezaron a cantar en swahili “no sirve de nada negar la fuerza de Moise (Katumbi)”, poderoso empresario congoleño y presidente del club.

Hay numerosas fotografías de Moise Katumbi en el vestuario, al que solía bajar antes de los partidos para recordar a sus jugadores la misión del equipo, símbolo del cambio en el país. La táctica era lo de menos, frente a la tarea mesiánica de su líder y la visión de los jugadores como soldados. El Gobierno, por su parte, ha acusado a Katumbi de instrumentalizar el futbol con intereses políticos.

La palabra ‘se queda con nueve’

Los hombres más influyentes se acercan al fútbol y compran equipos, pero para poder ser popular es necesario también ganar. Ellos saben que el deporte rey es la mejor inversión para mejorar su popularidad. Generales y políticos participan en la liga del país, que se ha convertido en un torneo politizado en una época de alta tensión, de manifestaciones reprimidas salvajemente por el gobierno o en la que los medios de comunicación son pura propaganda.

La coalición en la que participa el dueño de Mazembe (Rassemblement/Unión) llama a la insurrección para desalojar del poder al presidente Kabila

La coalición en la que participa el dueño de Mazembe (Rassemblement/Unión) llama a la insurrección para desalojar del poder al presidente Kabila. La ONU o la Unión Europea tratan de dirigir el proceso hacia la celebración de elecciones libres, pero ante la mano de hierro del gobierno, los estadios son un espacio abierto para la crítica política. En Lubumbashi, la ciudad del club Mazembe, las manifestaciones políticas llevan prohibidas más de un año. Y, por ello, la gente no tiene otro remedio que dirigirse al estadio de fútbol. Los últimos partidos de Liga o de la Copa de África de Mazembe no han sido retransmitidos por ninguna cadena estatal. El club de fútbol, como su presidente, forma parte ya de la oposición.

Joseph Kabila, presidente del Congo.

Joseph Kabila, presidente del Congo.

El país se acerca al fin del segundo mandato del presidente, que no puede presentarse según la constitución a un tercero, pero maniobra abiertamente para no marcharse. Kabila pretende mantenerse en el poder al menos hasta 2018, mientras la situación política se deteriora, con manifestaciones como la del pasado 19 de septiembre que causó al menos cincuenta muertos.

El fútbol es una manera de jugar a la política en un estado que se desangra en el este con más de sesenta grupos armados activos en un país-continente equivalente a cinco veces la extensión de España y donde las autoridades no ejercen control alguno sobre amplias zonas. Las vastas extensiones de selva se dedican a la extracción ilegal de minerales y al pillaje, y los ataques a los derechos humanos son habituales, incluidas violaciones masivas de mujeres y niñas que permanecen en su mayoría impunes.

Las emisoras de radio, aunque manipuladas por sus dueños, hombres de negocios y políticos, se convierten así en el único modo de enviar información a todos aquellos rincones cubiertos por el manto verde de la selva virgen que hacen imposible el acceso.

Allá donde reside aún Kurtz, el personaje de Conrad, la radio funciona. Los periódicos solo existen en los grandes centros urbanos, la televisión es un lujo y los niños se juntan en la calle frente a algún comercio con tele para poder ver algún programa o un partido, en uno de los países más pobres del mundo pese a la riqueza en minerales. RDC malvive lastrado por conflictos tan complejos como sangrientos y que son hoy, entre otros, herederos del genocidio de Ruanda y de la sed por minerales como el coltán utilizado para los móviles, el uranio para las bombas o los diamantes transportados a Dubai o Amberes.

Los minerales son el emblema de Katanga, la zona más rica del país y sede del Mazembe. Katumbi está exiliado fuera del país y reside en lujosas mansiones entre París y Bruselas, tras abandonar Congo justo a tiempo de evitar ser llevado a juicio en la ciudad en la que fue gobernador. Es, sin duda alguna, un líder peligrosamente popular que prepara junto a una pléyade de asesores el desembarco para tomar el poder en las próximas elecciones.

Moise Katumbi, presidente del TP Mazembe y alternativa política al presidente Kabila

Moise Katumbi, presidente del TP Mazembe y alternativa política al presidente Kabila

Líderes políticos que son hombres de negocios

Es un personaje oscuro, complejo y dinámico que se mueve con gran soltura en las altas esferas de la mezcla difusa de política y negocios característica de la RDC, sin pudor para cambiar de bando político si huele vientos de cambio. En este país, los líderes políticos son ante todo hombres de negocios y saben que es necesario estar cerca del poder para hacer dinero. Las ideas, a menudo, no son más que un mero instrumento para alcanzar el poder, ese que permite hacerse millonario en una cleptocracia con decenas de casos de corrupción a gran escala entre sus dirigentes.

El estadio del Todopoderoso Mazembe es un lugar para hacer oposición cantando con el partido como excusa, falto de otros lugares de contestación como teatros o salas de debate. La policía filtra a menudo el paso al estadio de los seguidores, con la agencia nacional de inteligencia (ANR) supervisando el proceso. En cada partido de Mazembe, la policía se agrupa en el exterior buscando a los partidarios de Katumbi, encuentros en los que aficionados del equipo de fútbol se mezclan confusamente con los seguidores de la mayor figura política de la oposición junto al viejo Tshisekedi. “Wumela!” en swahili es el grito preferido en el estadio de Mazembe, ‘Resiste’, más dirigido a su líder que al equipo, que domina con claridad el campeonato local.

Los cortes de agua y luz son frecuentes incluso en las grandes ciudades del país. Pero una cosa es evidente, los domingos hay luz para que las iglesias puedan oficiar la misa y lo mismo sucede cuando hay un partido importante. Si la electricidad falla, la gente sale a la calle y los altercados están asegurados. En los barrios pobres de Kinshasa o Goma las banderas de Mazembe predominan. El fútbol es un arma al alcance de todos para esquivar la represión política.

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