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Revista Elite Sport La locura del skeleton

Esta disciplina, sin apenas arraigo en nuestro país, tiene en Ander Mirambell a todo un pionero que poco a poco se está haciendo un hueco entre los mejores del mundo.

Imágenes de esta temporada en la Copa del Mundo

Es probable que, si salimos a la calle y preguntamos qué es el skeleton, a muchos les suene a chino. Y no les podemos culpar por ello, ni mucho menos. Esta disciplina, que nació a finales del siglo XIX en Saint-Moritz (Suiza), tiene muy poquito recorrido en nuestro país. Austríacos, suizos, alemanes y canadienses, entre otros, dominan por completo un deporte que nos ofrece un riesgo y una espectacularidad como pocos. Imagínense, un deportista subido a un trineo metálico, lanzándose al ‘vacío’ de un circuito lleno de trampas y teniendo que tomar decisiones en décimas de segundo a más de 130 kilómetros/hora. No me dirán que no es una descarga de adrenalina difícil de encontrar en cualquier otro ámbito de la vida.

En el skeleton, cualquier experto incide en que la salida se antoja imprescindible. De la explosividad y la potencia de la misma se servirá el piloto para alcanzar la máxima velocidad y realizar el circuito en el menor tiempo posible. A partir de esa salida, el deportista, ya subido en su trineo, deberá adoptar la posición más aerodinámica para incrementar esa velocidad inicial y mantenerla hasta atravesar la línea de meta. Dado que el trineo del skeleton no tiene volante o similar, es el profesional, con la posición de su cuerpo, quien traza las curvas y ‘ordena’ la dirección que ha de llevar. Dificultad máxima, por tanto.

El skeleton es un deporte en el que hay que tomar decisiones inmediatas a más de 140 km/h

A pesar de la espectacularidad de las imágenes que nos deja, la trayectoria olímpica de este deporte tampoco ha ayudado a que se le conozca en demasía. A excepción de los Juegos de 1928 y 1948, ambos celebrados en Saint-Moritz, cuna del skeleton, éste no ha alcanzado cierta continuidad hasta Salt Lake City 2002, cita a partir de la cual quedó integrado de manera definitiva en el programa olímpico. Y es que, desde entonces hasta hoy, ha sido incluido en todos los JJOO (Turín 2006, Vancouver 2010 y Sochi 2014).

A diferencia del bobsleigh (quizá les suene más por la película ‘Elegidos para el triunfo’) y el luge (trineo ligero), el skeleton es un deporte individual, y aunque todos ellos parten de una misma génesis, es este último el más antiguo de los tres y el que de momento más atención mediática acapara para los intereses españoles.

Un inquieto que busca su ‘pica en Flandes’

Y es que es aquí donde surge la figura de Ander Mirambell, un ‘loco’ que ha decidido colarse entre los mejores del mundo de un deporte que cuenta con menos de una decena de licencias y sin instalaciones en nuestro país. “Hay que tener un punto de locura para subirse a un trineo y ponerse a 140 kilómetros/hora cuando una mala decisión te puede llevar al hospital”, comenta el piloto español.

"Hay que tener un punto de locura para subirse a un trineo a esas velocidades"

Mirambell es un tipo inquieto, romántico del deporte y que encontró en el skeleton una vía de escape a un momento muy complicado de su vida, viendo en él un nuevo reto motivador al que se subió sin dudarlo. Él mismo cuenta que “me cogió en una situación difícil. Uno de mis mejores amigos murió de cáncer y, de pronto, conocí el bobsleigh en un auténtico afán por buscar y encontrar nuevos retos. No pude continuar con esta disciplina por temas económicos, fue entonces cuando probé con el skeleton y vi en él una gran aventura que no podía dejar pasar”.

A partir de aquí, se pueden imaginar las dificultades ante un deporte que no contaba (ni cuenta) con apenas nada en toda España. Fabricarse sus propios trineos, viajar a otros países para poder entrenar, buscar sponsors para un deporte que mucha gente ni conoce… Todo eran dificultades, pero quizá por eso le sedujo tanto la idea. El esfuerzo, la constancia y las ganas de triunfar le han llevado, año a año, a ir mejorando. “Intento aprender en cada momento y de cualquier cosa para así evolucionar y ser cada día mejor”, comenta. Y a fe que lo ha conseguido, ya que en estos momentos, nuestro pionero se encuentra siempre entre los 20 mejores de las pruebas de la Copa del Mundo y ya se ha embolsado varios triunfos en la Copa de América.

Perico de corazón, el RCD Espanyol y el fútbol son sus otras grandes pasiones

Perico de corazón, el RCD Espanyol y el fútbol son otras de sus grandes pasiones. Socio desde hace 30 años, Mirambell ha mamado españolismo desde la cuna. “Mi abuelo jugó al rugby en el Espanyol y en mi casa siempre se ha respirado esto”. No es de extrañar que en el casco, siempre que puede (por temas de patrocinios), lleve un detalle de su equipo, que además le ha ofrecido la estructura del club para poder competir en su nombre siempre que no lo haga con la selección española.

Su lema es ‘si está permitido caerse, es obligatorio levantarse’, y es algo que lleva hasta el extremo. Ander ha pasado por multitud de dificultades hasta llegar adonde está hoy. Y no va a parar aquí. No le vale con estar entre los mejores del mundo, quiere más. Ya ha participado en los Juegos Olímpicos, pero eso tampoco es suficiente. No se pone límites, y quién dice que no le veremos algún día en un podio de la Copa del Mundo o de unos Juegos Olímpicos. Difícil es, muchísimo, pero para Ander Mirambell nada es imposible y pondrá todos los medios para que eso sea así.

Ha conseguido lo que era una quimera, que España suene en el mundo del skeleton. Así que, subido a ‘Ilusión’ o ‘Bala Plateada’ (nombres de dos de sus trineos), no es descartable que nuestro especialista se cuele en la fiesta de austríacos, suizos, alemanes… Apuesten por él, no les fallará.

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