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La economía asistida saca a EEUU de la recesión

Solbes y Zapatero chocaron por el sistema financiero

ERNESTO EKAIZER

El miércoles próximo, día 23 de septiembre, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal hará público, después de una reunión de dos días, su comunicado más optimista del último año, redoblando las apuestas por un crecimiento de la economía norteamericana del 3,5% en el tercer trimestre del año. Al día siguiente, jueves 24, el presidente Barack Obama presidirá con esta carta de triunfo el cónclave del G-20 en Pittsburgh, donde se propone enfatizar que lo peor una nueva Gran Depresiónha quedado atrás, centrando su discurso en que es necesario reforzar la luz que se atisba al final del túnel. Este es el mensaje que el círculo de asesores de Obama ya ha empezado a difundir y que en las próximas horas se intensificará.

Si se confirma, en efecto, que la economía de Estados Unidos abandona la recesión en el tercer trimestre, ¿cambia esto radicalmente la situación de la economía internacional? Para responder, es necesario saber que los datos del tercer trimestre deben ser interpretados a la luz de cuál ha sido durante el último año el motor de la economía norteamericana. Y la respuesta es: el Estado. Además de la intervención salvaje para salvar a las entidades financieras, la compra de bonos del Tesoro y la reducción de los tipos de interés cerca de cero, el Gobierno norteamericano ha canalizado subsidios a la compra de automóviles y a la adquisición de la primera vivienda. Los mejores datos saltan a la vista en la mayoría de los indicadores, pero son el resultado de una economía asistida. Algunos de esos subsidios, como el que permitió reflotar las ventas de automóviles, han expirado a finales de agosto; y otros, como el crédito fiscal de 8.000 dólares para la adquisición de la primera vivienda, vencen el próximo 30 de noviembre. La duda razonable es si los datos del tercer trimestre son sostenibles, a saber, si a falta de la economía asistida, el cuarto trimestre de 2009 podrá mantener el crecimiento.

Muchos creen que el grifo del crédito está cerrado porque no se ha saneado

Sin embargo, la gran asignatura pendiente es el crédito. En España el grifo del crédito sigue cerrado a pesar de que los bancos españoles han recuperado volúmenes importantes de liquidez procedentes del Banco Central Europeo (BCE). Muchas voces críticas con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sostienen que el grifo está cerrado porque el sistema financiero español sigue sin abordar su saneamiento. En roman paladino: ¿cómo se va a reabrir el crédito a empresas y familias si los bancos y cajas siguen manteniendo en la columna del activo de sus balances créditos que o bien no será pagados nunca o en el mejor de los casos requieren un recorte sustancial? Y el ejemplo que se ofrece para contraponer la situación es el de Estados Unidos. Con todo, a pesar de los recortes que los bancos norteamericanos han asumido en su cartera de créditos malos, el crédito está también atascado en la economía norteamericana. Por otra parte, los llamados activos tóxicos que dieron origen a la crisis de liquidez y solvencia en 2007 y 2008, siguen, según un informe de la semana pasada de la Cámara de Representantes, en la columna del activo de los bancos.

Aunque quizá no explique el hecho de que el grifo del crédito de las entidades españolas siga cerrado, lo cierto es que después de un impulso del Gobierno, en octubre de 2008, del fondo de compra de activos de la banca y el otorgamiento de garantías del Estado, y ya más recientemente, después de la creación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), poco se ha avanzado en la prevención de la crisis financiera autóctona. Es decir: aquella que se ha incubado por el volumen importante de créditos a promotores inmobiliarios, a empresas constructores, a compañías que encararon procesos de compra y concentración empresarial y los préstamos hipotecarios. No parece que la caída de Caja Castilla La Mancha (CCM) haya servido de lección una vez pasada la explosión.

No parece que la caída de Caja Castilla La Mancha haya servido de lección

El impulso inicial de abordar las eventuales dificultades de entidades financieras españolas procedió del presidente del Gobierno tras la caída de Lehman Brothers. No le acompañó en esta acción de manera activa el entonces ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes. Fuentes conocedoras de esa relación aseguran que Solbes arrastró los pies ante la exigencia de acción de Zapatero y que, por esas fechas, octubre y noviembre de 2008, la comunicación directa entre ambos llegó a ser inexistente.

'En diciembre de 2008 Solbes tenía un pie fuera el Gobierno y quería marcharse. Pero una vez superado el bache del fondo de compra de activos, la situación se normalizó. En lo que se refiere a Zapatero, el problema quedó visto para sentencia el 23 de febrero de 2009, cuando Solbes respondió ante una pregunta que envidiaba a Mariano Fernández Bermejo por el hecho de que este ya era ex ministro. Pero Solbes aclaró que se trataba de una de sus tradicionales ironías. A primeros de marzo, cuando Zapatero decide que hará los cambios en abril, en Semana Santa, Solbes ya no sentía esa ansiedad de diciembre de marcharse', memora una fuente gubernamental.

Solbes arrastró los pies cuando Zapatero le exigió actuar

Es paradójico, pues, que siendo el tema financiero la necesidad de actuar uno de los asuntos que provocó roces entre Zapatero y Solbes, la acción luego volviera a encallar en la creación del FROB, cuyo alumbramiento se postergó en sucesivas ocasiones. Ahora este inmovilismo alimenta campañas y desconfianzas. Un fantasma recorre el mundo: el de que el sistema financiero español alberga los elementos destructivos del sistema financiero norteamericano antes de su estallido.

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