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Europa paga la debilidad de Angela Merkel

La canciller insiste en exigir recortes sociales a los vecinos del Sur de Europa

PATRICIA BAELO

Hace una semana, Merkel estaba satisfecha de que se hubiera aprobado el Pacto para el Euro, que es el fruto de su anterior Pacto para la Competitividad en versión light. Un decálogo de medidas conservadoras, que apuestan por flexibilidad laboral, control por ley del déficit y deuda pública y recorte en salarios y gasto social, y que perjudica a las economías de países socialdemócratas como Portugal o España. Sin embargo, es el requisito imprescindible que había impuesto la canciller alemana a los estados con problemas, a cambio de autorizar el fondo de rescate que entrará en vigor a partir de 2013.

Pero la procesión va por dentro. A la mandataria germana, su política europea le está pasando factura en su país, donde no deja de recibir críticas de todos los sectores, reacios a aumentar el fondo. Expertos, políticos y opinión pública, consideran que Merkel ha dado pasos de ciego en las últimas semanas al 'ceder' a las peticiones de los países periféricos. Con la ampliación, deberá ascender también la aportación de Alemania entre 18.000 y 25.000 millones.

Todos los sectores de Alemania critican la ampliación del fondo de rescate

'Es el primer paso en dirección a una Unión de Transferencia', declara Lars Feld, director del Instituto Walter-Eucken de Friburgo. El economista apuesta por que 'en el futuro, cada país se responsabilice de sus deudas y no reciba ayuda de otros'. En la misma línea se manifestó el presidente del Ifo, Hans-Werner Sinn, al criticar que el fondo es demasiado amplio. 'Hay que rescatar, pero hay que tener cuidado de que del salvamento no se derive una dependencia permanente', dice.

Asimismo, crece el escepticismo entre la oposición. Y la CDU de la canciller no tiene mayoría en el Bundestag, con lo que necesita su voto para poder cumplir la promesa que le hizo a Europa y dar luz verde al 'dinero fácil'. Entre tanto, la mano dura del Parlamento alemán hacia los países en crisis parece no tener fin. 'El fondo tiene que formar parte de un paquete conjunto que sirva a los estados para controlar su disciplina presupuestaria, mejorar la competitividad y la coordinación en política económica y avanzar en el freno a la deuda', defiende Elke Ferner, vicejefa del SPD en el Bundestag.

El fondo ha provocado un nuevo distanciamiento entre Merkel y sus socios en la coalición, liberales y Unión Cristianosocial, quienes critican el 'Pacto de vaguedad'. El experto financiero del FDP Frank Schäffler exige que se aplique en todos los países el sistema alemán de freno de la deuda y que se prohíba al BCE 'manipular los intereses de forma arbitraria'.

La aportación germana aumentará entre 18.000 y 25.000 millones

Por si fuera poco, Merkel no quiere tener a la opinión pública en contra en un año lleno de comicios electorales. De hecho, dos días después de la próxima cumbre, le espera una cita con las urnas en los estados de Renania Palatinado y Baden-Württemberg (los comicios más importantes del país y donde tiene las de perder). La solidaridad de los ciudadanos hacia sus vecinos no deja de caer. Un 60% de los alemanes rechaza apoyar a los países con problemas, según una encuesta de la agencia de comunicación Faktenkontor. Aunque la mayoría son contrarios a cancelar las garantías para el fondo, hasta un 43% considera una amenaza la ampliación.

Por ello, una Merkel cegada se limita a exigir que los líderes europeos hagan primero los deberes, antes de dar. Pero obvia que el mismo modelo económico no produce los mismos resultados en un país que en otro. 'Establecer la cultura alemana de la estabilidad en la zona del Mediterráneo es una ilusión', advierte el miembro del Comité financiero del Bundestag, Manfred Kolbe.

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