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El Gobierno endosa
a los usuarios la responsabilidad
del coste de la luz

Arranca la tarificación horaria, que en teoría permite a los consumidores acogerse a los precios más baratos, pero que tendrá un impacto mínimo en el importe de la factura eléctrica

Fotografía de archivo de nuevos contadores inteligentes. / EFE

MADRID.- Los hogares españoles podrán conocer a partir de hoy el coste de la luz del día siguiente y ajustar así sus hábitos de consumo a los tramos horarios que más les interesen. La información estará disponible desde las ocho y cuarto de la tarde en la página web de Red Eléctrica, que va a utilizar un sistema de colores para diferenciar los precios. En verde aparecerán las horas baratas (menos de 10 céntimos el kilovatio hora), en amarillo las medias (entre 10 y 15 céntimos) y en rojo las caras (más de 15 céntimos).

Con este sistema, que sustituye a las controvertidas subastas, el Ministerio de Industria asegura que la mayoría de los consumidores tendrán la posibilidad de abaratar su factura si son capaces de organizarse adecuadamente. Sin embargo, los críticos con la tarificación horaria, tal y como ha sido concebida, consideran que el Gobierno lo que pretende es sacudirse la responsabilidad de que España sea hoy el cuarto país de la Unión Europea con la electricidad más cara, tras la escalada de los últimos años.

Esos críticos sostienen que el efecto práctico resultará, a la postre, muy modesto, debido a la rigidez de algunos de los principales componentes de la factura de la luz, en la que el consumo propiamente dicho cuenta en realidad con un peso bastante pequeño. Además, el acceso al sistema no será general ni inmediato para todos los hogares españoles, pues hay que disponer de un contador inteligente que las compañías suministradoras tienen hasta el 31 de diciembre de 2018 para proporcionar.

He aquí las objeciones que se hacen a la tarificación horaria:

- Contadores. A finales del pasado ejercicio habían sido instalados 11,9 millones, lo que apenas representa un 43% del total. De ellos, casi dos millones ni siquiera estaban conectados a la nueva red de telemedida. Eso significa que unos 15 millones de hogares no pueden disfrutar aún de los supuestos beneficios del sistema. Los contadores inteligentes, por otra parte, tienen un coste para el consumidor: 100 euros si se compran y 90 céntimos al mes si se alquilan. El arrendamiento de los viejos analógicos es 40 céntimos más barato.

- Factura. Calcular el impacto es muy difícil, pues depende de si se hace o no una utilización exhaustiva de las posibilidades que ofrece la tarificación horaria. En el mejor de los casos, el ahorro sólo afectaría a alrededor de un tercio del importe total, pues el resto son costes fijos: la potencia contratada, los llamados peajes o el IVA. Se da la circunstancia también de que los electrodomésticos que más tiran de la luz no pueden conectarse o desconectarse a voluntad. Ése es el caso, por ejemplo, de los frigoríficos y refrigeradores, que representan más del 30% del consumo de electricidad de los hogares.

- Horarios. El momento del día con mayor demanda es de ocho de la tarde a once de la noche. En cambio, de madrugada y los fines de semana suele producirse un descenso sustancial y los precios, en consecuencia, son más bajos. Pero ¿cuántos aparatos pueden programarse para que funcionen cuando el coste eléctrico es menor? La lavadora, el lavavajillas y poco más, porque el resto van ligados a hábitos que tienen sus propios horarios, ya sea la comida (microondas), el ocio (televisión) o el trabajo (ordenador).

- Vulnerabilidad. Los contadores inteligentes proporcionarán a las compañías proveedoras una información muy precisa sobre las costumbres de cada hogar que repercuten sobre su consumo eléctrico. Ese conocimiento les permitirá diseñar servicios a medida y ser más eficientes en su política comercial, pero aumenta la vulnerabilidad de los usuarios y le expone a prácticas no siempre deseables, como ocurre en el caso de Internet.

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