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Joaquín Andrés logra un hito laboral en el capitalismo de plataforma al convertirse en la primera voz sindical de Glovo

Joaquín Andrés, que ha liderado la lista de CCOO en las elecciones, se convertirá en el primer presidente del comité de empresa, un hito laboral en el capitalismo de plataforma que abre la puerta a mejorar las condiciones laborales y los convenios de otros colectivos.

17/05/2022 - El 'rider' Joaquín Andrés, que serà el president del primer comitè d'empresa de Glovo.
El 'rider' Joaquín Andrés, que serà el presidente del primer comité de empresa de Glovo. Cedida

Llegado a Barcelona en plena primera ola de la pandemia de la covid-19, en junio de 2020, Joaquín Andrés encontró en el trabajo de rider de Glovo una oportunidad para salir adelante. De origen venezolano, con padres y abuelos españoles, admite que "llegar fue complicado y la única opción que te daban era hacerte autónomo". Decidió aceptar esta oferta de la empresa exponente del capitalismo de plataforma "porque ganaba más dinero que como asalariado".

Ahora, casi dos años después, Andrés ha encabezado la lista del sindicato CCOO en las primeras elecciones que se han celebrado en Glovo, en Barcelona. A raíz de los comicios, que se celebraron a principios de mayo, fueron escogidos 13 delegados de CCOO y tres de UGT. Con toda probabilidad, Joaquín Andrés será el primer presidente del comité de empresa de la compañía.

El camino hacia la conciencia sindical lo inició cuando, precisamente a consecuencia de la pandemia, Glovo decidió unilateralmente reducir la tarifa estándar por kilómetro que ofrecía a los repartidores. "Llegamos a cobrar por debajo de dos euros por pedido y era un período en el que la empresa hacía negocio por la situación sanitaria, pero estas mejoras no revertían en nosotros como trabajadores, sino al contrario, ya que nos hacían cubrir más distancia y teníamos que cargar paquetes más grandes".

De este contexto, surgió la decisión de ocuparse como empleado asalariado contratado por una Empresa de Trabajo Temporal (ETT) en mayo de 2021. Su situación laboral no mejoró mucho. "Aunque fue una decisión mía, me di cuenta de que teníamos unos contratos muy precarios, en los que no se contabilizaban las horas extras ni teníamos acceso a agua potable, ni un espacio para lavarnos ni un cobertizo para protegernos en caso de lluvia".

Todos estos perjuicios desembocaron en unas jornadas de huelga, que los repartidores (riders) y preparadores de pedidos (pickers) convocaron en agosto del pasado año. "Estábamos hartos de que recibiéramos un trato similar al de la esclavitud", recuerda Andrés. Fue el momento en que inició los contactos con el sindicato CCOO Catalunya, que dispone de una secretaría específica destinada a las nuevas realidades del trabajo, dirigida en ese momento por Carmen Juárez, y ahora por Liliana Reyes.

Curiosamente, Andrés comenta que "pocos días después de la huelga me ofrecieron un contrato directo con Glovo sólo para mí". Tras rechazarlo, las negociaciones fructificaron en una mejora de las condiciones laborales de la plantilla, formada por 290 riders y pickers en Barcelona y l'Hospitalet de Llobregat.

Contratos estables y acceso a los aseos

Joaquín Andrés tiene claro que fue, principalmente, la movilización laboral, la que logró este cambio de estatus de los trabajadores. "Después de la huelga, pasamos a tener un contrato indefinido y un privilegio tan difícil de explicar como el acceso a los lavabos sin tener que comprar un café previamente. Además, disponíamos de agua, microondas y bonificaciones por horario nocturno".

El rider considera que fueron las protestas las que ayudaron a estos hitos, puesto que pese a la aprobación de la nueva ley rider, que reconoce como relación laboral la que se establece entre empresas como Glovo y sus repartidores, "La empresa aún tiene personal como autónomos, sorteando estas obligaciones".

Aunque con estos avances se ha recorrido parte del camino, Andrés admite que todavía quedan otros por dignificar su profesión. "Seguimos regidos por el convenio del comercio, que contempla las funciones de vendedores ambulantes o dependientes de un establecimiento comercial. Queda claro que necesitamos un convenio propio que establezca y delimite nuestras funciones". Disponer de un móvil de empresa y un sistema para costear el combustible, ahora que éstos se encuentran en récords históricos, son otras de las negociaciones que quedan pendientes.Pese a que la ley rider ha resultado positiva para regularizar una situación hasta ahora anómala, Joaquín Andrés remarca que determinadas firmas de la economía de plataforma "siguen alimentándose de las personas que, pese a la nueva normativa, prefieren mantener su condición de autónomos, amparándose en una falsa sensación de libertad".

En este sentido, el rider comenta que han detectado que algunas compañías han modificado el algoritmo de la aplicación para que los trabajadores por cuenta propia reciban menos pedidos.

Puerta abierta a nuevas reivindicaciones

Para el repartidor, la nueva normativa y las condiciones laborales alcanzadas a partir de las reivindicaciones son un camino a seguir para dibujar un escenario "en el que los empleados contribuyan al crecimiento de la empresa y que ésta no lo haga a expensas de los trabajadores".

Andrés cree que la puerta se ha abierto para sumar otros conflictos de colectivos como Kellys -las limpiadoras de piso- o determinado personal de empresas de reparto. Además, precisa que no todos los empleados responden al perfil arquetípico de un estudiante, sino que también hay licenciados en Ingeniería, Medicina o Derecho. Este hecho le sirve para pedir una estructura laboral alternativa, en la que se constituyen diferentes categorías y se active un circuito de promoción interna basado en los méritos de cada uno.

Tal y como afirma la secretaria de nuevas realidades del trabajo de CCOO Catalunya, Liliana Reyes, debe valorarse "la trascendencia que supone constituir un comité de empresa en una aplicación del capitalismo de plataforma, convirtiéndose en el primero en el Estado español". Reyes cree que es el principio de una nueva etapa, donde a pesar de los frentes abiertos que existen para negociar, se ha constatado que los sindicatos tradicionales también son capaces de afrontar los conflictos y problemáticas de las nuevas realidades laborales.

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