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El barrio canario de las madres niñas

En Jinámar, los embarazos jóvenes superan la media

PAZ BERNAL

Gloria tenía 16 años cuando le contó a su madre, Ángeles, de poco más de 35 años, que estaba embarazada de su novio. Era la mayor de tres hermanos, vivían en el barrio de San Juan y sus padres, humildes trabajadores, no se lo tomaron nada bien, porque la historia se repetía.
'Desde el principio le di a mi hija la posibilidad de no seguir adelante con aquel embarazo', cuenta la madre. Pero ella se negó en redondo. 'No me parecía tan terrible tener a mi hija', explica Gloria.

La joven siguió viviendo con sus padres, dejó de estudiar y se buscó la vida limpiando casas, como hacía su madre. 'Siempre con mi novio al lado, que me apoyó en todo y que casi diez años después sigue conmigo', señala orgullosa. 'Yo me lo tomé muy mal pero echarla de casa o no hablarle para el resto de mi vida, tampoco nos pareció una opción ni a su padre ni a mí', cuenta Ángeles.

Por su parte, Gloria afirma que nunca se ha arrepentido de la decisión que tomó; si bien ya empieza a tener los mismos miedos con su hija que su madre tuvo con ella, 'porque a mí me gustaría que ella pudiese disfrutar más de lo que yo pude hacerlo'.

El hospital materno infantil de Gran Canaria contabiliza casi 8.000 partos al año, de los cuales un 1% corresponde a embarazos de adolescentes entre 15 y 18 años de edad, según datos oficiales. En la isla, esta población de madres niñas está concentrada en el barrio de Jinámar, en Las Palmas, con una población que ronda los 40.000 habitantes y mayoría de jóvenes.

Olimpia, trabajadora del materno, asegura que 'este fenómeno se está extendiendo al barrio capitalino de Guanarteme y Vecindario', en el municipio de Santa Lucía de Tirajana. La matrona del centro de Salud del barrio de Jinámar, Ofelia, reclama que los embarazos adolescentes debería 'tratarse en los institutos como una asignatura más: la sexualidad responsable. Porque no es un problema de salud sino un problema de educación e información'.

Esta profesional cree que hay que estudiarlo dentro de un contexto, con una tradición de madres jóvenes cuyo esquema repiten sus hijos, y con una falta evidente de otros objetivos en la vida que no sea repetir lo que ya conocen y se da como algo muy normal', señala esta matrona.

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