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Más hipótesis sobre la muerte de Juan Pablo I

Un nuevo libro sostiene la tesis de que el Papa pudo ser asesinado

FELIX POBLACIÓN

Jesús López Sáez es un sacerdote y teólogo progresista, fundador de la Comunidad de Ayala, que acaba de publicar su tercer libro sobre la personalidad y extraña muerte de Juan Pablo I. En Juan Pablo I. Caso abierto (Editorial Sepha), el autor sostiene la tesis de que el Papa pudo ser asesinado.

La razón oficial del óbito fue un infarto de miocardio, un diagnóstico que choca con la buena salud de la que gozaba el Pontífice, quien carecía de antecedentes patológicos coronarios. Cuando fue hallado muerto en su habitación, el 29 de septiembre de 1978, el cuadro no respondía a las características de un ataque cardiaco. Albino Luciani estaba recostado, con las gafas puestas, unas hojas de papel en las manos y un atisbo de sonrisa en los labios. La causa real de la muerte habría sido, según el autor, la ingesta de un poderoso vasodilatador.

López Sáez aporta otras informaciones de interés en su libro. Además del testimonio del médico personal de Luciani sobre su buen estado de salud, incluye datos sobre la devolución voluntaria por parte del Vaticano de 250 millones de dólares a los acreedores del Banco Ambrosiano, lo que implica la responsabilidad de la Santa Sede en la quiebra del mismo. También dedica páginas al juicio del Ambrosiano, cuyas mayores condenan caen sobre la logia P2, lo que revela su implicación. Y aborda temas tan polémicos como la investigación del juez Carlo Palermo sobre el tráfico internacional de armas y droga, con incidencia en los negocios vaticanos; la sorprendente muerte del periodista Marco Pecorelli autor de una crónica en la que anunciaba la muerte de Juan Pablo I y un informe secreto del cardenal argentino Eduardo Pironio sobre la reforma de la curia, según testimonio del consejero teológico de Papa, Germano Pattaro.

Para el autor del libro, algunos de esos cambios chocaban con el criterio del secretario de Estado, el cardenal Villot, por estimar que traicionaban la herencia de Pablo VI. 'El escándalo IOR-Banco Ambrosiano gravitó sobre el cónclave que eligió a Juan Pablo I, pero mucho más sobre el que eligió a Juan Pablo II, que era precisamente el candidato de Villot. Juan Pablo I supo, a los pocos días de su pontificado, quién iba a ser su sucesor, pues no desconocía tampoco la posibilidad de que fuera asesinado', afirma López Sáez.

El efímero pontificado de Juan Pablo I duró 33 días. Fue un pontífice que abrazó la Teoría de la Liberación. 'La teología (...) tiene que acercarse a los perseguidos de cualquier pueblo, allí donde también son perseguidos los misioneros y los obispos', manifestó. En otoño de 1975, con ocasión de las cinco últimas ejecuciones de la dictadura franquista, Luciani apoyó la petición de clemencia de su predecesor, Pablo VI, y condenó el rigor represivo del régimen.

Hoy sería inimaginable esperar un Papa similar a Luciani, dada la actual involución de la Iglesia. 'Se quiera o no, la vieja cristiandad se desmorona, no aguanta los cambios profundos y acelerados del mundo contemporáneo. A Juan Pablo I, como a Cristo, le costó la vida querer echar a los mercaderes del templo', concluye López Sáez.

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