Los grupos provida más escorados hacia la ultraderecha eclesial (Hazte Oír, Derecho a Vivir, el CEU o los Legionarios de Cristo) han dado marcha atrás y ya no reclamarán que se convoque un referéndum para prohibir el aborto en España. Y eso, pese a que aseguraban haber recogido un millón de firmas a favor de esta iniciativa, que querían entregar al presidente del Congreso, José Bono.

El principal instigador de esta corriente, Ignacio Arsuaga, ha ordenado eliminar del manifiesto de la marcha antiaborto del 7 de marzo la prevista petición de un referendo popular preguntando: '¿Aprueba usted la regulación del aborto incluida en la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, y de Interrupción Voluntaria del Embarazo?'.

La propuesta 'queda suspendida' ante 'el rechazo que ha despertado la petición' entre los convocantes de la marcha, argumenta Arsuaga en su blog. Tras esta última polémica se esconde el malestar entre las asociaciones contrarias al aborto por las prácticas desarrolladas por el presidente de Hazte Oír y que, como destapó Público, estuvieron a punto de dar al traste con la manifestación del pasado 17 de octubre.

Este capítulo provocó la ruptura entre Arsuaga y el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco. Cuestiones de fondo y económicas separan a los provida. Muchas de estas organizaciones no veían claro el referéndum. '¿Qué hubiera pasado si lo conseguimos y lo perdemos? ¿Tendríamos que aceptar la existencia del aborto sin más?', señaló a este diario uno de los responsables de la marcha del 7-M.