Una masiva cadena humana rodeó ayer varias manzanas alrededor del Ayuntamiento de Valencia, así como la plaza rebautizada del 15 de Mayo. 'Es un movimiento azaroso, como de jazz', explicaba un agente de la Policía Local. 'Están respetándolo todo', indicaba sin ocultar cierta simpatía.

Mientras, centenares de personas gritaban lemas como '¡No hay pan para tanto chorizo!' o '¡Lo llaman democracia y no lo es!'. 'Es muy impresionante, en las asambleas hemos llegado a ser 10.000 personas escuchando y debatiendo', contaba María, una valenciana de 47 años, ilusionada frente a una improvisada falla en forma de ataúd con la palabra democracia escrita en grandes letras.

A pocos metros de la falla, instalada en el centro de la plaza, los fotógrafos Xaume Olleros y Tania Castro retrataban a todo aquel que pasaba por allí. 'Estamos documentando toda la gente que está participando, pasan abuelas, mamis embarazadas, jóvenes', explica Castro. En apenas dos horas habían colgado casi 700 retratos en www.reflexionando.org, una web que han creado a toda prisa.

'Para mí es un fuerte apoyo, tengo un piso y siento mucho miedo, incertidumbre', comentaba ayer Ángelo, un trabajador ecuatoriano.

A última hora, decenas de pequeños grupos interpretaron performances itinerarias por las calles más céntricas, infestadas de hordas consumistas. Leonardo Álvarez, un trabajador argentino en paro, se unió con sus dos hijos a la protesta. 'Como dicen las Madres de la Plaza de Mayo, la única lucha que se pierde es la que se abandona', sentenciaba.