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A la luz de Papandreu

Yorgos Papandreu, el candidato socialista del Pasok, ganó por mayoría absoluta, en octubre de 2009, las elecciones a Costas Karamanlis, líder del partido conservador Nueva Democracia. Puso las cartas boca arriba. Entre los gobiernos del Pasok de 1993 a 2004, periodo en el cual Grecia ingresó en el euro y los seis años de Nueva Democracia más tarde, hasta 2009, Atenas falseó sus cuentas públicas.

Entre los grandes engañados hay que anotar a pie de página a dos españoles. Fue el 19 de junio de 2000 cuando los líderes de la UE dieron la bienvenida a Grecia en el euro, de lo que el entonces comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, se congratuló: 'Siempre estuve convencido de que Grecia entraría en el euro, porque sus datos económicos eran buenos'. En febrero de 2009, el comisario Joaquín Almunia dijo: 'La economía griega está en mejor situación si se compara con la media de la eurozona, que se encuentra en recesión'.

Nadie es perfecto. Grecia fue la primera ficha del dominó que cayó en mayo de 2010. Zapatero terminó con su simulacro de estímulos fiscales, y giró hacia el ajuste y las reformas, largamente solicitadas por Mariano Rajoy. El paro se incrementó en España en unos 220.000 más entre el segundo trimestre de 2010 y el segundo trimestre de 2011. Y hoy, al estado de coma del sector privado, que lleva tres años largos, se unen los efectos de la contracción del sector público para cumplir el compromiso de austeridad: reducir el déficit al 3% en 2013.

Suponiendo que España consiga evitar el rescate de la UE, ¿existe el riesgo de que Rajoy, ganadas las elecciones del 20-N, se convierta en un Papandreu? Es decir, en el hombre que bajo la presión diaria de los mercados y las instituciones internacionales, acomete una operación quirúrgica para reducir el Estado, como pide José María Aznar.

El síndrome Papandreu sería inevitable para Rajoy si la situación de incertidumbre en la eurozona se consolida. Es decir, si continúa la indefinición frente a la reestructuración de la deuda de Grecia y la recapitalización de los bancos europeos. Si la inestabilidad se convierte en permanente.

Pero el riesgo de esta indefinición ha llevado a EEUU, que se desliza hacia una nueva recesión, a poner toda la carne en el asador y, a través del FMI, ofrece, según se anunció ayer, la eventual compra de bonos de deuda pública española e italiana si Alemania acepta recapitalizar los bancos europeos.

Marcozy como se les llama a Merkel y a Sarkozy, en una metonimia que alude al mercado, han anunciado que ahora, súbitamente, ven posible una quita mayor al ya aprobado 21% de la deuda griega en manos privadas y que podrían apoyar la recapitalización de la banca.

Si todo esto se despeja, caso de ganar las elecciones, Rajoy podría ignorar la prima de riesgo con Alemania, que se estabilizaría a la baja, y debería lidiar con los problemas de la economía espa-ñola, donde la deuda privada de familias, empresas y bancos seguiría condenando a España, en el marco de los compromisos contraídos por Zapatero para dejar el déficit en el 4,4% en 2012 al estancamiento prolongado.

Sugerencia: el 4 de noviembre, Zapatero debería ir a su última cumbre del G-20,en Cannes, con dos personas: Rajoy y Rubalcaba.

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