“Todos hemos jugado con armas de pequeños y no vamos por ahí pegando tiros, pero es cierto que vuelven a los niños más agresivos”, explica el psicólogo educativo Jesús Ramírez, que lleva cerca de 30 años trabajando con niños y adolescentes en centros escolares.

Según el experto, en los últimos años, los videojuegos “más salvajes” han tomado el lugar de las armas de juguete en el mercado infantil “porque cada año tenemos menos anuncios de juguetes violentos, y más para consolas y ordenadores”.

Sin embargo, apunta que la regulación de estos anuncios está siendo positiva porque los violentos se suelen emitir en franjas horarias con espectadores adultos, que son los principales compradores.

Jugueterías responsables

En algunas tiendas, como Diablo, las armas y los soldados desaparecieron de sus estanterías hace años. “Sólo trabajamos con juguetes que potencian los valores de los niños. En su día, optamos por no ofrecer los violentos ni los sexistas”, dice el dueño del local, Roberto. “Por eso, o por la concienciación de la sociedad, cada vez son menos los niños que nos las piden”.

Pero Daniel, dependiente de la cadena Bazar Chamberí, asegura que la demanda sube y baja en función de los años. “El niño no pide un juguete porque sea bélico o no, sino porque está de moda. Las temporadas en las que hay series, anuncios o películas de guerra se nota, pero cada vez se ven menos armas de
juguete”, añade.

Ramírez asegura que es preferible regalar juegos colectivos que potencien el ocio y el contacto con otros niños, “más allá del messenger y los videojuegos”.

Además, destaca que la concienciación de las empresas, la búsqueda de alternativas educativas y el peso de la administración están siendo “factores importantes” para reconducir el ocio infantil y dejar de lado los juguetes más agresivos.